Las nevadas extremas que se han registrado en los últimos años en países de Europa estarían relacionadas con la pérdida de hielo marino en el Ártico.
A esta conclusión llegaron siete investigadores de instituciones de Estados Unidos, Finlandia, Francia y Noruega, quienes realizaron una investigación que fue publicada en la revista Nature Geoscience.
El estudio analiza el duro episodio meteorológico invernal de nevadas y heladas que se registró en esta parte del mundo en los meses de febrero y marzo de 2018 y el cual fue conocido popularmente como la “Bestia del Este”, a partir de mediciones de isótopos de vapor de agua atmosférico.
Según los investigadores, este evento se nutrió de la pérdida continua de hielo marino invernal en el mar de Barents, un territorio compartido entre Noruega y Rusia que se encuentra dentro del océano Ártico.
De acuerdo con los resultados de la investigación, un mar de Barents sin hielo en un 60 % pudo proveer hasta el 88 % de la nieve fresca generada en el norte de Europa.
El aumento en las nevadas fue el episodio meteorológico más costoso para Reino Unido en siete años, al causar pérdidas diarias cercanas a los 1.200 millones de euros, debido al bloqueo de las carreteras y la ausencia de trenes y autobuses, lo que impidió que los trabajadores pudieran salir de sus casas.
A medida que el Ártico se calienta, es probable que el vórtice polar (una zona de aire frío y bajas presiones que existe sobre los polos durante las estaciones frías) se desplace hacia el sur, provocando así brotes de temperaturas inferiores a las normales en Europa y América del Norte.
“Lo que estamos encontrando es que el hielo marino es efectivamente una tapa sobre el océano. Y con su eliminación a largo plazo a través del Ártico desde la década de 1970, estamos viendo cantidades crecientes de humedad que ingresan a la atmósfera durante el invierno, lo que afecta directamente nuestro clima más al sur, causando nevadas extremas. Puede parecer contradictorio, pero la naturaleza es compleja y lo que sucede en el Ártico no se queda en el Ártico”, explica Hannah Bailey, de la Universidad de Oulu (Finlandia) y autora principal del estudio.
Por su parte, Alun Hubbard, de la Universidad de Tromso, de Noruega y coautor del estudio dice que este trabajo ilustra “la complejidad subyacente del sistema climático y que los cambios abruptos que se están presenciando en el Ártico hoy en día están afectando a todo el planeta”.
“El cambio climático no siempre se manifiesta de las formas más obvias. Es fácil extrapolar modelos para mostrar que los inviernos se están volviendo más cálidos y, por lo tanto, pronosticar un futuro prácticamente sin nieve en Reino Unido y Europa, pero nuestro estudio muestra que es demasiado simplista. Debemos tener cuidado de hacer declaraciones amplias y descaradas sobre el cambio climático y sus impactos, ya que al igual que la ‘Bestia del Este’ paralizó al Reino Unido en 2018, predicciones tan simples volverán a atormentarnos”, manifiesta.
¿Qué es la bestia del este?
Se trató de un frente frío que llegó desde Siberia en los primeros meses de 2018 y que puso en alerta a Europa a lo largo de toda una semana, pues además de cobrar vidas, generó todo tipo de afectaciones. Las heladas temperaturas provocaron caos en el transporte y las escuelas, así como en las empresas, paralizando todo tipo de actividades.
El frío extremo vivido por Europa durante esos días contrastó con la situación del Ártico, que experimentó un periodo inusualmente caliente en un momento del año en que el sol ni siquiera asoma por el horizonte, comportamientos atmosféricos que ponen en evidencia los cambios que registra el planeta y que pueden tener una relación directa con el cambio climático.