Un grupo de investigadores que buscaba al delfín rosado en la intrincada red fluvial del Amazonas peruano optó por una estrategia inusual: llevarse muestras de agua para analizar todos los rastros posibles de DNA presentes. Al analizar esas muestras, se encontraron con más sorpresas de las que esperaban.
Un total de 675 especies fueron detectadas. Entre ellas ciervos, jaguares, osos hormigueros, monos y 25 especies de murciélagos. “Es alucinante”, dijo Kat Bruce, un ecologista tropical y fundador de NatureMetrics, que llevó a cabo el estudio para la organización Fondo Mundial de la Naturaleza (WWF).
La tecnología eDNA es utilizada cada vez más para rastrear a las especies más raras o amenazadas de extinción, y para hacerse una idea de la biodiversidad presente en un ecosistema determinado. Bruce espera que estos hallazgos ayuden a revolucionar la manera como estudiamos la biodiversidad.
Esa técnica forma parte de un proyecto de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), cifrado en 15 millones de dólares, para recoger y analizar 30.000 muestras de agua durante tres años en los principales ríos del planeta, incluidos el Amazonas, el Ganges, el delta del Mekong y el delta del río Níger. Este “eBioAtlas” puede ser un arma decisiva en la lucha contra la amenaza de extinción que pesa sobre miles de especies.
La enorme información que previsiblemente generará servirá para alimentar la base de datos de la Lista Roja de Especies Amenazadas. “La tecnología eDNA puede permitirnos de una manera simple y precisa averiguar dónde están las especies”, explica Paola Geremicca, responsable de las relaciones de la UICN con el sector privado.
El método se basa en un hecho conocido: cada día los seres vivos dejan un rastro de material genético allá por donde pasan. Ya sea células, mucus, saliva...
Aunque la mayoría de esos restos “provienen de un montón de excrementos”, explicó Bruce a la AFP, ya sea de animales que se sumergen en los ríos, o los que están cerca, o de los que viven permanentemente ahí, como los peces. El ADN es detectable durante unos pocos días, explica esta experta.
Sopa de insectos
Los científicos han utilizado el eDNA durante al menos una década, inicialmente para analizar microbios. Bruce empezó a familiarizarse con la técnica durante sus estudios de doctorado, mezclando insectos en una “sopa” para luego desentrañar qué criaturas había, utilizando la secuenciación genética. Con NatureMetrics los científicos descubrieron que se puede hallar “huellas de DNA” de toda clase de animales en el agua.
Los investigadores recogen un litro o dos de agua, y luego la filtran mediante una máquina especial. La máquina necesita dos días para descifrar y entregar unos 30 millones de secuencias genómicas, lo que equivale a un documento de texto con 30 millones de líneas, llenas de las letras “A”, “T”, “C” y “G”, los nucleótidos que conforman cualquier forma de vida.
El único problema son las anomalías y agujeros en las secuencias. En el Amazonas peruano, por ejemplo, solamente pudo identificarse al 20% de las especies de peces porque la información genética no coincidía con ninguna de las que están clasificadas.
Cuando sucede eso, los científicos se ponen en contacto con zoos y museos locales para recoger muestras. Cuando los resultados son entregados a conservacionistas locales, estos se quedan a menudo “anonadados” ante la riqueza y variedad oculta de las especies.
Más tiburones de lo que uno se imagina
En un artículo publicado en la revista Science Advances en 2018, los científicos recogieron 20 muestras de agua en las costas de Nueva Caledonia (Pacífico) y hallaron más especies de tiburones de las que habían podido localizar previamente, utilizando cámaras de vigilancia durante dos décadas.
“Aunque la gente en Numea nunca vean a los tiburones cuando se bañan... están ahí, todo el tiempo”, explica David Mouillot de la universidad de Montpellier, coautor de la investigación, durante un evento en el congreso de la UICN.
El objetivo del eBioAtlas, que inicialmente se centrará en los vertebrados, es crear una base de datos libre y gratuita para las ONG e instituciones académicas, y de pago para las empresas privadas.
*Con información de AFP