El clima extremo combinado con la covid-19 se convirtieron en un detonante para millones de personas el año pasado. Ni la desaceleración económica relacionada con la pandemia puso freno a los impulsores del calentamiento global y sus impactos, según un nuevo informe de la Organización Metereológica Mundial (OMM).
El informe anual de la Organización, El Estado del Clima Global, confirma como el 2020 fue uno de los tres años más cálidos registrados, a pesar del enfriamiento que causa naturalmente el fenómeno de La Niña. La temperatura media global este año fue de aproximadamente 1,2 ° Celsius por encima del nivel preindustrial (1850-1900).
Indica el informe que los seis años transcurridos desde 2015 han sido los más cálidos registrados, y la década comprendida entre 2011 y 2020 la más cálida desde que se tienen registros. “Han pasado 28 años desde que la Organización Meteorológica Mundial emitió el primer informe sobre el estado del clima en 1993, debido a las preocupaciones planteadas en ese momento sobre el cambio climático… Son casi tres décadas de datos que muestran aumentos significativos de temperatura en la tierra y el océano, así como otros cambios como el aumento del nivel del mar, el derretimiento de hielo marino y glaciares”, afirma el secretario general de la OMM, Petteri Talas.
En 2020, la pandemia agregó una dimensión nueva y no deseada a los peligros meteorológicos, climáticos y los relacionados con el agua, con impactos combinados de amplio alcance en la salud y el bienestar humanos, explica el informe.
En medio de esa nueva coyuntura, las restricciones de movilidad, las recesiones económicas y las perturbaciones del sector agrícola exacerbaron los efectos de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos a lo largo de toda la cadena de suministro de alimentos, elevando los niveles de inseguridad alimentaria y ralentizando la prestación de asistencia humanitaria. La pandemia también interrumpió las observaciones meteorológicas y complicó los esfuerzos de reducción del riesgo de desastres.
El documento, que reúne estudios de varias agencias de la ONU, ilustra cómo el cambio climático representa un riesgo para el logro de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, a través de una cadena en cascada de eventos interrelacionados. Estos pueden contribuir a reforzar o agravar las desigualdades existentes. Además, existe la posibilidad de que se produzcan ciclos de retroalimentación que amenacen con perpetuar el círculo vicioso del cambio climático.
Para el secretario general de la Organización de Naciones Unidas, Antonio Guterres este informe es aterrador y ratifica que el mundo se encuentra al borde del abismo. “Este estudio muestra que 2020 también fue otro año sin precedentes de desastres climáticos y meteorológicos extremos. La causa es clara. Cambio climático antropogénico: alteración del clima causada por actividades humanas, por decisiones y locura humana. Los efectos son desastrosos. Los datos de este informe deberían alarmarnos a todos”, afirmó.
El informe se publica un par de días antes de la Cumbre virtual de líderes sobre el clima del 22 al 23 de abril, convocada por los Estados Unidos. El presidente Joe Biden está tratando de aunar los esfuerzos de las principales economías para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París para mantener el aumento de la temperatura muy por debajo de 2 ° C por encima de los niveles preindustriales para fines de siglo, y a 1,5 °C si es posible.
“Este informe muestra que no tenemos tiempo que perder. El clima está cambiando y los impactos ya son demasiado costosos para las personas y el planeta. Este es el año de la acción. Los países deben comprometerse con emisiones netas cero para 2050. Deben presentar, mucho antes de la COP26 en Glasgow, planes climáticos nacionales ambiciosos que recorten colectivamente las emisiones globales en un 45 % en comparación con los niveles de 2010 para 2030. Y deben actuar ahora para proteger a las personas contra los efectos desastrosos del cambio climático”, alertó el funcionario.
Aumento de emisiones contaminantes
Algunos de los datos que destaca el informe están relacionados con las concentraciones de los gases de efecto invernadero los cuales aumentaron de forma considerable en 2019 y 2020.
Por otro lado, más del 80 % del área oceánica experimentó al menos una ola de calor marina en 2020. El porcentaje del océano que enfrentó olas de calor marino “fuertes” (45 %) fue mayor que el que tuvo olas de calor moderadas que correspondió a 28 %.
A esto se adiciona que el nivel del mar ha aumentado a lo largo del registro del altímetro satelital (desde 1993). Recientemente, ha aumentado a un ritmo mayor en parte debido al mayor derretimiento de las capas de hielo en Groenlandia y la Antártida.
Las sequías son otra de las más evidentes muestras de los efectos del cambio climático. En Suramérica, las áreas más impactadas fueron Argentina, Paraguay y las fronteras occidentales de Brasil. Las pérdidas agrícolas estimadas fueron cercanas a los US$3.000 millones en Brasil, además de las registradas en los otros países. Este fenómeno también se registró en África y en Europa.
En los Estados Unidos, los incendios más grandes jamás registrados ocurrieron a fines del verano y otoño. La sequía generalizada contribuyó a los incendios, y de julio a septiembre fueron los meses más calurosos y secos registrados en el suroeste. El Valle de la Muerte en California alcanzó los 54,4° C el 16 de agosto, la temperatura más alta conocida en el mundo en al menos los últimos 80 años.
Ciclones tropicales
Pero como si esto fuera poco, los ciclones tropicales también estuvieron a la orden del día. Con 30 tormentas con nombre, la temporada de huracanes del Atlántico Norte de 2020 tuvo la mayor cantidad registrada de la historia de estos fenómenos.
Hubo un récord de 12 tormentas tocando tierra en los Estados Unidos, rompiendo el récord anterior de nueve. Iota, fue uno de los huracanes más fuertes con gran impacto para Colombia en las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Alcanzó la categoría 5 antes de tocar tierra en Centroamérica, causando graves estragos en esta zona.
Al otro lado del planeta, el ciclón Amphan, que tocó tierra el 20 de mayo cerca de la frontera entre India y Bangladesh, fue el ciclón tropical más costoso registrado en el norte del Océano Índico, con pérdidas económicas registradas en la India de aproximadamente US$14.000 millones.
El ciclón tropical más fuerte de la temporada fue el tifón Goni (Rolly). Cruzó el norte de Filipinas el primero de noviembre con una velocidad media del viento en 10 minutos de 220 km / h (o más) cuando tocó tierra por primera vez, lo que lo convirtió en uno de los más intensos jamás registrados.
Pero adicionalmente, más de 50 millones de personas se vieron doblemente afectadas en 2020 por desastres relacionados con el clima (inundaciones, sequías y tormentas) y por la pandemia de covid-19, según datos de la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja. Esto empeoró el hambre y las operaciones de evacuación, recuperación y socorro relacionadas con eventos de alto impacto.
Otra de las afectaciones negativas en 2020 tuvo que ver con que la pandemia afectó directamente la oferta y la demanda de alimentos, con interrupciones en las cadenas de suministro locales, nacionales y mundiales, comprometiendo el acceso a los insumos agrícolas, los recursos y los servicios necesarios para mantener la productividad agrícola y garantizar la seguridad alimentaria.
Como resultado de las restricciones de movimiento agravadas por los desastres relacionados con el clima, se plantearon desafíos importantes para la gestión de la inseguridad alimentaria en todo el mundo, aseguran las agencias de la ONU.