No hay país que escape a las afectaciones generadas por el cambio climático, por lo que tomar acciones tendientes a mitigar sus impactos es determinante para los años venideros. Esta es precisamente una de las razones que llevó al gobierno de Jordania, un país desértico, a tomar la decisión de sembrar 10 millones de árboles.
El objetivo es plantar y regenerar bosques. En medio del ocre y el rojo que cubren su territorio, esta nación árabe quiere añadir un toque de verde plantando nuevos bosques y reforestando los que fueron afectados por los incendios.
“No pretendemos cubrir todo el reino con árboles porque cada parte del país tiene su propia especificidad”, le dijo a la AFP Belal Qtishat, jefe del departamento de protección de la naturaleza en el ministerio de Medio Ambiente.
Uno de los planes de este país es rehabilitar las regiones que están en condiciones de serlo y convertir algunos de sus áridos terrenos en zonas verdes.
En una colina desnuda adyacente al bosque de Kufranjah, en la gobernación de Ajloun, a 70 kilómetros al norte de Ammán, 150 hombres se encargan de plantar 30.000 árboles. Son funcionarios de los ministerios de Agricultura y medio Ambiente, pero también voluntarios.
Casi todos los años, los bosques de Jordania se enfrentan a altos niveles de destrucción por incendios a causa de las altas temperaturas del verano, de las fogatas que hacen excursionistas o los cigarrillos arrojados al suelo, que generan quemas de alto impacto.
Al igual que sucede en Colombia, en algunas épocas del año, en este país árabe se presentan importantes conflagraciones que acaban con millones de hectáreas de vegetación generando deforestación y otras problemáticas que impactan los ecosistemas nativos.
“La mayor catástrofe son los incendios, porque la tala ilegal de árboles solo representa el 1% de los daños causados a los bosques”, dijo Mohamed Daudia, ministro de Agricultura, cuando se lanzó el proyecto de reforestación el pasado 11 de febrero.
El año pasado, de acuerdo con estadísticas de este mismo ministerio, se contabilizaron 499 incendios de gran magnitud en zonas arboladas y bosques.
En octubre del mismo año, 50 hectáreas de olivos y árboles forestales se convirtieron en humo en Ajloun, la gran región forestal del país. Un año antes, en la gobernación de Jerash (50 km al norte de Ammán), 80 hectáreas habían corrido la misma suerte.
La campaña de reforestación comenzó en Kufranjah, que Qtishat llama el “pulmón de Jordania”. El objetivo de la primera fase es plantar 100.000 árboles para crear bosques en Karak y Tafilah, al sur de la capital. Se trata de plantar árboles locales, como eucaliptos, azufaifos y algarrobos.
Según los especialistas jordanos, las especies plantadas en esta campaña no necesitan mucha agua, salvo los primeros meses. “En cuatro o cinco años se verán los resultados”, dice Doudia.
Miel y olivos
Los bosques solo representan el 1% de la superficie de Jordania, a los que se añaden 23 millones de árboles frutales, la mitad de los cuales son olivos.
“Es vital compensar lo que se ha perdido en las llamas”, sostiene Belal Qtishat. “Es la única manera de luchar contra la desertificación, el cambio climático y la preservación de la biodiversidad”.
Esta campaña de reforestación también debería beneficiar a las abejas y, por tanto, a la producción de miel, según Daudia. Jordania produce alrededor de 250 toneladas de miel al año.
“El programa nacional de reforestación es ambicioso y realista porque nuestros viveros producen 2,5 millones de árboles forestales al año y 500.000 árboles frutales”, dice el exministro.
“Teóricamente podríamos plantar diez millones de árboles en cuatro años, pero nos hemos fijado diez años para completar el proyecto”, asegura.
Pero no basta con plantar, también hay que prevenir los incendios. Por ello, Jordania quiere crear puestos de vigilancia, equipar a la defensa civil con vehículos destinados a la lucha contra los incendios forestales, utilizar drones, organizar patrullas de guardabosques y abrir caminos.
*Con información de AFP