Con su longevidad, movimientos lentos, un fuerte caparazón y patas cortas, 322 especies de tortugas han sobrevivido al paso del tiempo en el planeta, siete son marinas y 315 continentales terrestres o de agua dulce. Sin embargo, muchas de ellas están en riesgo de desaparecer, como ya le sucedió a ocho especies y dos subespecies.
Estos animales están considerados como uno de los grupos de vertebrados más amenazados en el mundo, ya que más de la mitad de las especies sobrevivientes está en vía de extinción por diversas actividades impulsadas por el hombre.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), estos reptiles cuentan con un grado de amenaza superior al 58 %, muy por encima del de los anfibios, mamíferos y aves.
Colombia, junto con Myanmar y Vietnam, es considerado el séptimo país con mayor riqueza de tortugas en el planeta, al albergar más de 30 especies: 29 continentales (de agua dulce, semiacuáticas o terrestres) y cinco marinas.
Lamentablemente, ese título biodiverso peligra por cuenta de acciones antrópicas. Del total de especies de tortugas continentales, 10 corren un alto riesgo de extinción: dos están Peligro Crítico (CR); tres En Peligro (EN) y cinco son Vulnerables (VU).
La charapa (Podocnemis expansa) y la tortuga del río Magdalena (Podocnemis lewyana), están en Peligro Crítico; mientras que la terecay (Podocnemis unifilis), la carranchina (Mesoclemmys dahli) y la inguensa (Rhinoclemmys diademata), están en Peligro.
En la categoría de vulnerable a la extinción están la chipiro (Podocnemis erythrocephala), la cabeza de trozo (Kinosternon dunni), la hicotea (Trachemys callirostris), el morrocoy (Chelonoides carbonarius) y la swanka (Kinosternon scorpioides albogulare).
Los casos más preocupantes son los de la tortuga de río del Magdalena, la carranchina y la cabeza de trozo, ya que son especies endémicas o únicas de Colombia, pero corren un alto riesgo de desaparecer.
Según Hernando García Martínez, director del Instituto Humboldt, las tortugas cumplen un importante papel a nivel ecosistémico, ya que son consumidoras de semillas y ayudan a la dispersión y propagación de las especies vegetales de gran interés ecológico.
“También proveen sustento a las comunidades como fuente proteica. Para las comunidades indígenas, las tortugas tienen un papel relevante en la cosmogonía de su cultura”, precisó García.
Un tesoro que palidece
El Instituto Humboldt dio a conocer la historia y principales características de las 10 especies de tortugas continentales más cercanas a la extinción.
“Uno de los mayores desafíos en la gestión de la biodiversidad es generar una conciencia colectiva sobre la problemática asociada al uso de las tortugas, la transformación de sus hábitats y la necesidad de tomar medidas urgentes para su aprovechamiento sostenible”, aseguró García.
Las principales características, amenazas y estrategias para proteger a las tortugas están plasmadas en los libros “Biología y conservación de las tortugas continentales de Colombia” y el “Libro Rojo de los Reptiles”, en los que el Instituto Humboldt participó activamente.
1. Tortuga del río Magdalena (Podocnemis lewyana)
Esta especie está en peligro crítico. Las cuencas del Caribe y Magdalena de Colombia son sus únicos hogares en todo el mundo. Ha sido registrada en Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cesar, Córdoba, Cundinamarca, La Guajira, Magdalena, Santander, Sucre y Tolima.
Esta tortuga endémica de Colombia cuenta con tamaños medianos y grandes y un caparazón ovalado y aplanado con escamas que varían de gris a marrón oliva. Tiene la cabeza más alargada de todas las especies del género.
La tortuga del río Magdalena avanza hacia la extinción. La UICN la tiene listada como una especie en Peligro Crítico de extinción debido a la destrucción y contaminación del hábitat, consumo, explotación comercial y construcción de represas.
“En Semana Santa se incrementa su caza para satisfacer las demandas locales y regionales de carne blanca. En el Magdalena bajo y río Sinú, algunos pobladores se dedican exclusivamente a la captura, transporte y venta de huevos e individuos”.
2. Charapa (Podocnemis expansa)
Esta especie también se encuentra en peligro crítico de extinción. Imponentes ríos como el Orinoco y Amazonas, además de sus tributarios y bosques inundables, le sirven de hogar. Se le puede ver en aguas oscuras y claras del Amazonas, Arauca, Caquetá, Casanare, Guainía, Meta, Putumayo, Vaupés y Vichada.
Según Morales, la charapa es una tortuga acuática que se encuentra en sistemas de aguas blancas, claras o mixtas. “En periodo de aguas altas habita en zonas inundables y en aguas bajas se desplaza a los ríos grandes y medianos para reproducirse. Es omnívora, aunque en etapa adulta es frugívora”.
Este reptil ha sido usado a gran escala por los humanos desde hace más de cuatro siglos. Por ejemplo, el aprovechamiento masivo de sus huevos fue utilizado para proveer de aceite e iluminar las calles de las principales ciudades de Europa.
La charapa está listada como una especie en Peligro Crítico de extinción en el Orinoco colombiano y En Peligro en el Amazonas. Sus principales amenazas son la caza, saqueo y comercialización de adultos y huevos.
Aunque se han desarrollado varias estrategias en el país, como el Plan charapa, los esfuerzos de conservación de la Corporación Araracuara y Fundación Puerto Rastrojo y el programa de investigación y manejo a lo largo de los ríos Meta, Bita y Orinoco (Fundación Omacha con apoyo de Ecopetrol y el Instituto Humboldt), el futuro de esta tortuga sigue en vilo.
3, Terecay (Podocnemis unifilis)
Esta especie que está En peligro, habita en las cuencas del Amazonas y Orinoco y en Sudamérica hay registros en los ecosistemas selváticos y sabanas de Bolivia, Brasil, Ecuador, Guayana, Guayana Francesa, Perú, Surinam y Venezuela.
“Aunque es fundamentalmente acuática, la terecay también se asolea. Es herbívora y frugívora, aunque también se le ha visto alimentarse de peces y crustáceos. Al alcanzar la madurez, sus hábitos alimenticios son más amplios y consume peces, carroña, frutas, semillas y plantas”, afirma Carlos A. Lasso, investigador del programa de ciencias de la biodiversidad del Instituto Humboldt.
La terecay perdió más del 50 % de su población en las últimas tres generaciones, razón por la cual está En Peligro de extinción en Colombia. Según el Libro Rojo de los Reptiles, ha sido objeto de explotación comercial y consumo masivo de huevos y adultos.
Es cazada para elaborar aceites y ungüentos medicinales con su grasa. Es un símbolo para las comunidades indígenas, ya que es protagonista de mitos, leyendas y su caparazón sirve como instrumento musical en ciertos rituales.
Según Lasso, la terecay está priorizada en el Programa nacional para la conservación de las tortugas marinas y continentales de Colombia, y para las cuencas del Amazonas y Orinoco está en los planes de acción para su manejo y conservación.
Morales considera que es necesario adecuar e implementar la legislación para que esté acorde con las propuestas de los planes de conservación de las tortugas. “Hay que apoyar los planes de conservación existentes mediante la asignación anual de recursos económicos a largo plazo”.
4. Carranchina (Mesoclemmys dahli)
Mesoclemmys dahli, más conocida como tortuga carranchina, montañera o cabeza al lado, es una especie única de los remanentes del bosque seco del Caribe colombiano. Es decir que no hace parte de ningún otro ecosistema del planeta.
Habita en los pequeños pozos, quebradas y arroyos temporales o permanentes de los bosques secos del Caribe. Cuando va a terreno seco, permanece entre la hojarasca o raíces de los árboles.
Está En Peligro de extinción por múltiples amenazas como la transformación de su hábitat, la pérdida de la cobertura vegetal, quemas, contaminación química de las aguas, urbanización, agricultura y ganadería.
En todos los lugares donde se han detectado poblaciones de esta tortuga, su hábitat está deteriorado y sometido a quemas regulares que provocan una alta mortalidad de individuos adultos y nidadas.
La carranchina no cuenta con ninguna medida de conservación, por lo cual Morales considera necesario realizar actividades de restauración ecológica en las distintas localidades donde se conocen poblaciones, proteger áreas contiguas a los cuerpos de agua y desarrollar mecanismos para evitar que los individuos mueran durante las quemas.
5. Inguensa (Rhinoclemmys diademata)
Única de Colombia y Venezuela. En el territorio nacional ha sido reportada en Norte de Santander, en la subcuenca del Catatumbo. “Es una tortuga semiacuática que habita en lagos, pozos y remansos, aunque también se le ve caminando sobre tierra firme. Es una especie omnívora que se aparea todo el año, produciendo entre seis y 18 huevos anuales que pone sobre el suelo y los cubre con plantas”, afirma Morales.
Se alimenta de plantas acuáticas, insectos, caracoles, gusanos y otros pequeños invertebrados, y su reproducción se ve afectada cuando hay escasez de alimentos o en años muy secos.
A la fecha no hay información poblacional sobre la inguensa en Colombia. Sin embargo, en el Parque Nacional Catatumbo-Barí se hace referencia a la especie como frecuente. “Se conoce muy poco sobre sus hábitos y requerimientos”, complementa Lasso.
“La subcuencas de los ríos Zulia y Tibú son las más afectadas en comparación con los ríos Sardinata y Catatumbo. También hay una contaminación de los ecosistemas por los derrames de petróleo”, cita el Libro Rojo de Reptiles.
La inguensa o galápago negro está catalogada como una especie En Peligro de extinción, estampa que tiene su explicación en su distribución bastante restringida (1.465 kilómetros cuadrados) y la falta de control de sus amenazas.
6. Morrocoy (Chelonoidis carbonarius)
Es una tortuga terrestre grande, en estado Vulnerable. Habita en 10 países de América Latina, y en Colombia es una de las especies con mayor distribución en las cuencas de Caribe, Magdalena, Orinoco y Pacífico.
El bosque seco tropical es el principal hogar del morrocoy, donde se refugia en cuevas formadas por la acumulación o afloramiento de grandes rocas en diferentes áreas del terreno, y entre montículos de maleza o rastrojos.
Según Lasso, debido a la gran diversidad de frutos que consume, los grandes desplazamientos y la capacidad de retener semillas en su organismo, el morrocoy es considerado un dispersor de semillas muy efectivo.
Esta tortuga está a punto de desaparecer en Colombia debido a múltiples amenazas y enemigos potentes. Primero fue categorizada En Peligro Crítico, especialmente por su situación en la región Caribe, y ahora está listada en la categoría de Vulnerable.
Aunque su gran enemigo es la extracción de las poblaciones naturales, algo que en los Llanos Orientales está relacionado con el consumo de su carne y tráfico hacia Venezuela, la deforestación y pérdida de hábitat también la tienen en apuros.
“La ganadería, quemas, minería ilegal y extracción de madera constituyen una amenaza para la especie, dado que su baja movilidad las hace muy susceptibles a la muerte o captura cuando se destruyen sus hábitats”, informa Morales.
7. Hicotea (Trachemys callirostris)
Trachemys callirostris, más conocida como hicotea, galápago o morrocoy de agua, es un reptil que solo habita en Colombia y Venezuela, con una distribución en el territorio nacional en las cuencas del Caribe y Magdalena.
La hicotea está listada como una especie Vulnerable a la extinción debido a la reducción mayor o igual al 30 por ciento de su población en los últimos 20 años, una hecatombe generada por los altos niveles de explotación y degradación de su hábitat.
“Se estima que más de un millón de hicoteas son cosechadas anualmente en la región de La Mojana en Sucre. El impacto de esta presión sobre las poblaciones es evidente si se considera que el promedio del tamaño de las hembras en poblaciones con mayor extracción es menor”.
La hicotea es la tortuga más decomisada del país, con el 50 % de los registros solo entre 2005 y 2009: de los 5.922 registros de incautación o decomiso de tortugas en Colombia, 40,4 por ciento fueron hicoteas.
La otra gran amenaza es la alteración de las ciénagas y otros cuerpos de agua dulce. Según Lasso, en los últimos 20 años el 56 % de la zona de la cuenca del río Magdalena fue transformada.
Las únicas zonas donde habita la hicotea que han sido declaradas como áreas protegidas son los Santuarios de Fauna y Flora Ciénaga Grande de Santa Marta y el Corchal del Mono Hernández. Sin embargo, cuenta con un plan de manejo nacional orientado a su uso sostenible desde 2009.
8. Cabeza de trozo (Kinosternon dunni)
Es una tortuga única del Chocó colombiano. Según Morales, es una tortuga semiacuática que habita en áreas pantanosas y pequeños riachuelos. “Es principalmente herbívora. Las comunidades del Chocó han informado que se reproduce durante todo el año, con múltiples posturas de dos a tres huevos”.
Recientemente se encontraron 17 individuos en el Atrato y durante los últimos años la especie ha sido registrada en más de seis localidades en la cuenca del Atrato y una más en la cuenca del San Juan.
También llamada truenito o tapaculo, fue categorizada como Vulnerable a la extinción debido a que es una especie rara (poco abundante, distribución restringida y de hábitats particulares) y porque su hábitat está siendo reducido, fragmentado y la calidad del mismo está disminuyendo.
9. Chipiro (Podocnemis erythrocephala)
Solo habita en Brasil, Colombia y Venezuela. “Es una tortuga acuática, omnívora y predominantemente diurna. Los nidos de las hembras son excavados en sustrato arenoso, donde ponen de dos a 12 huevos”, apunta Morales.
La tortuga chiripo está catalogada como una especie Vulnerable a la extinción debido a su reducción poblacional y amenazas que aún no han sido controladas, como el sobreaprovechamiento y disminución de la calidad del hábitat.
En el río Inírida se ha incrementado la cantidad de sedimentos por la minería ilegal, y desde 2014, existe una actividad minera de gran envergadura con la presencia de numerosas balsas en el río Atabapo.
Lasso asegura que en la frontera colombo-venezolana, la chiripo también es sometida a una fuerte extracción, siendo la segunda especie de tortuga más importante después de la cabezona.
“Es indispensable realizar estudios básicos sobre aspectos como la historia natural, demografía y uso, al igual que programas de protección y manejo con las comunidades indígenas. La minería la tiene en alto riesgo”, concluyen los investigadores del Humboldt.
10. Swanka (Kinosternon scorpioides albogulare)
Habita en algunas zonas de Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras y El Salvador. En el territorio nacional es exclusiva del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.
En 2002, la población de esta tortuga en San Andrés fue estimada en 4.343 individuos, con poblaciones abundantes en los manglares Sound Bay, Smith Channel y Salt Creek. En 2011, Lasso observó una población grande en Sound Bay.
“La población de la isla está compuesta por diferentes subpoblaciones (siete) bien establecidas y separadas entre sí. Las personas que viven en cercanía de los manglares afirman que en años anteriores se observaban más individuos de esta tortuga”, dice el Libro Rojo de los Reptiles.
Esta subespecie está categorizada como Vulnerable a la extinción por la distribución restringida y bajo número de localidades. “También existen amenazas actuales y proyectadas a futuro que podrían afectar el área de ocupación, con lo cual aumentaría también la categoría de amenaza”, precisa Morales.