Mientras grades marcas como Chanel, Giorgio Armani, Hugo Boss, Ralph Lauren y Calvin Klein, entre muchas otras, han renunciado al uso de animales para elaboración de sus productos, pues no quieren estar vinculadas con prácticas de maltrato animal, otras como LVMH y Hermès tienen sus propios criaderos de cocodrilos que se caracterizan por pequeñas escamas, para la elaboración de sus bolsos.

Las quejas de los animalistas y defensores del medioambiente durante años han sido las mismas y apuntan a que no se vulneren los derechos de los animales.

Sin embargo, estas marcas tienen en el norte de Australia un lugar vedado a los curiosos, el cual es accesible solamente por aire durante la temporada de lluvias. Se trata de una granja dedicada a la cría de estos especímenes, que luego son sacrificados para obtener las pieles.

De noviembre hasta marzo se llega a Coolibah, en el Territorio del Norte, en helicóptero. La finca, adquirida en 2017, se encuentra entre terrenos empinados y múltiples arroyos.

Para asegurarse suministros y colmar la demanda al alza, LVMH y Hermès en la última década han acumulado granjas de cocodrilos en Australia, al punto que hoy poseen la mayoría de ellas.

Una cría de cocodrilo se muestra en la granja Coolibah, un terreno comprado por el gigante de lujo francés LVMH para criar cocodrilos de una raza famosa por las pequeñas escamas de su piel, ideal para bolsos. Foto: Gregory Plesse/AFP. | Foto: AFP or licensors

A finales de febrero la actividad es más intensa, porque coincide con la puesta de huevos de los reptiles. Alrededor de 4.000 huevos por año se recogen en la naturaleza adyacente, para luego ser trasportados a Coolibah, donde son colocados en incubadoras hasta que eclosionan.

En una habitación, con una temperatura constante de unos 33 ºC, las cajas repletas de huevos se reparten en estantes separados por un corredor.

“Son muy sensibles a la temperatura. Al comienzo de la etapa de incubación, nos permite determinar el sexo de los ejemplares. Nos interesan en particular los machos, porque crecen más rápido”, explica a la AFP Ben Hindle, director de las dos granjas de LVMH en Australia.

Al inspeccionar las cajas se ven crías recién nacidas. Emiten un sonido monocorde para “llamar a sus hermanos para que eclosionen sus huevos, incubados todos al mismo tiempo”, indica.

Después son trasladados a los criaderos, del tamaño de un granero, con grandes tinajas con agua parcialmente cerradas, donde las crías se agrupan en camadas de entre 30 y 40 durante aproximadamente nueve meses. Son alimentados seis veces a la semana con carne picada de canguro.

“La piel del vientre está conformada por escamas muy pequeñas, detalle muy apreciado en particular para confeccionar bolsos”, explica Hindle.

Los cocodrilos pasarán el tercer y último año de vida en recintos individuales alambrados, en un gran campo, para evitar que se muerdan o rasguñen la piel, antes de ser sacrificados con pistola eléctrica.

Esta vista aérea muestra la granja Coolibah, comprada por el gigante de lujo francés LVMH para criar cocodrilos de una raza famosa por las pequeñas escamas de su piel ideal para bolsos. Foto: Gregory PLESSE/AFP | Foto: AFP or licensors

Su piel se envía a Singapur, a una curtiembre comprada por LVMH en 2011, que provee cuero a todas las marcas del grupo. A pesar de la demanda, los cueros exóticos de la industria del lujo son muy criticados.

En días pasados, activistas de la asociación PETA, en bikini y con máscaras de cocodrilos, se manifestaron ante una tienda Hermès en Sídney.

“Un animal muy inteligente y sensible es criado en cautiverio y sometido a una vida horrible de sufrimientos antes de ser sacrificado para fabricar artículos de lujo”, denuncia Aleesha Jones quitándose la máscara.

LVMH se defiende: “Dejen libres a nuestras marcas de utilizar estos materiales y a nuestros clientes de comprarlos”. “Intentamos las mejores prácticas posibles...”, dice un responsable.

Grahame Webb, presidente del sector Cocodrilo en la Unión internacional para la protección de la naturaleza, ha ayudado a LVMH, defendiendo la explotación comercial de los reptiles, un compromiso para él necesario para poder preservar una especia al borde de la extinción en los años 1960.

“Nunca se logrará hacer simpáticos a los cocodrilos entre la gente que vive cerca de ellos. Pero si se les otorga un valor económico, esas personas estarán dispuestas a soportarlos”, manifiesta.

En el Territorio del Norte, en 2017, entre explotación y turismo ingresaron 67 millones de euros (casi 80 millones de dólares).

*Con información de la AFP.