Los pueblos indígenas y tribales constituyen un pequeño porcentaje de la población mundial, sin embargo, son grandes custodios del medioambiente. Sus medios de subsistencia enseñan mucho sobre la conservación de los recursos naturales, la obtención y la producción de alimentos de manera sostenible y la vida en armonía con la naturaleza.
Un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Fondo para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas de América Latina y el Caribe (FILAC), presentado este jueves, indica que las tasas de deforestación en América Latina y el Caribe son significativamente más bajas en los territorios indígenas y tribales donde los gobiernos han reconocido formalmente los derechos colectivos a la tierra.
Los pueblos indígenas y tribales de América Latina y el Caribe manejan entre 330 y 380 millones de hectáreas de bosques, un área más de tres veces el tamaño de Colombia, indica el informe.
Para estas organizaciones, mejorar la seguridad de la tenencia de estos territorios es una forma eficiente y rentable de reducir las emisiones de carbono, una de las principales causas del aumento de la temperatura mundial.
El informe titulado “Los pueblos indígenas y tribales y la gobernanza de los bosques” y basado en una revisión de más de 300 estudios publicados en las últimas dos décadas, revela hasta qué punto la ciencia ha demostrado que los pueblos indígenas y tribales en general han sido mejores guardianes de sus bosques que otros responsables de estos mismos ecosistemas en la región.
Protección en riesgo
La investigación también sugiere que su función protectora está cada vez más en riesgo, en un momento en que la Amazonia se acerca a un punto de inflexión, que podría tener impactos preocupantes en las precipitaciones y en la temperatura y, eventualmente, en la producción de alimentos y el clima global.
“Los pueblos indígenas y tribales y los bosques en sus territorios, cumplen un papel vital en la acción climática global y regional, y en la lucha contra la pobreza, el hambre y la desnutrición. Sus territorios contienen alrededor de un tercio de todo el carbono almacenado en los bosques de América Latina y el Caribe y el 14 % del carbono almacenado en los bosques tropicales de todo el mundo”, dijo el representante Regional de la FAO, Julio Berdegué.
Los mejores resultados se observaron en territorios indígenas que han tienen títulos legales colectivos reconocidos sobre sus tierras: entre 2000 y 2012, las tasas de deforestación en estos territorios en la Amazonía boliviana, brasileña y colombiana fueron solo la mitad a un tercio de las de otros bosques con características ecológicas similares.
El informe pide a los gobiernos que inviertan en proyectos que fortalezcan el papel que juegan los pueblos indígenas y tribales en la gobernanza forestal, refuercen los derechos territoriales comunales, compensen a las comunidades indígenas y tribales por los servicios ambientales que brindan, y que faciliten el manejo forestal comunitario.
También afirma la importancia de revitalizar las culturas y los conocimientos tradicionales, fortalecer la gobernanza territorial y apoyar a las organizaciones de pueblos indígenas y tribales.
Menores emisiones
Según uno de los estudios analizados en el informe de la FAO y FILAC, la tasa de deforestación dentro de los bosques indígenas donde se ha asegurado la propiedad de la tierra es 2,8 veces menor que fuera de dichas áreas en Bolivia, 2,5 en Brasil y 2 veces en Colombia.
Los territorios colectivos titulados evitaron entre 42,8 y 59,7 millones de toneladas métricas (MtC) de emisiones de CO2 cada año en estos tres países; estas emisiones combinadas equivalen a sacar de circulación entre 9 y 12,6 millones de vehículos durante un año.
De las 404 millones de hectáreas ocupadas por los pueblos indígenas, los gobiernos han reconocido formalmente sus derechos de propiedad colectiva o usufructo sobre cerca de 269 millones de hectáreas; si bien el impacto de garantizar la seguridad de la tenencia es grande, el costo es muy bajo: solo se necesitan 6 dólares para titular una hectárea de tierra en Colombia y 45 dólares en Bolivia.
La investigación afirma que el costo de titular tierras indígenas es de 5 a 42 veces más bajo que el costo promedio de evitar CO2 a través de la captura y almacenamiento de carbono fósil, tanto para centrales eléctricas a carbón o a gas.
Los pueblos indígenas y tribales son determinantes en las acciones contra el cambio climático. “Casi la mitad de los bosques intactos de la cuenca amazónica se encuentran en territorios indígenas”, dijo Myrna Cunningham, presidenta de FILAC. En su concepto el papel de estas poblaciones en la protección forestal es clara como el agua: mientras que el área de bosque intacto disminuyó solo 4,9 % entre 2000 y 2016 en las áreas indígenas de la región, en las áreas no indígenas se redujo 11,2 %.
“Esto hace evidente por qué su voz y su visión deben tenerse en cuenta en todas las iniciativas y marcos globales relacionados con el cambio climático, la biodiversidad y la silvicultura, entre muchos otros temas “, manifestó.
Los pueblos indígenas y tribales participan en la gobernanza comunal de entre 320 y 380 millones de hectáreas de bosques en la región, que almacenan alrededor de 34.000 millones de toneladas métricas de carbono, más que todos los bosques de Indonesia o de la República Democrática del Congo.
Mientras que los territorios indígenas de la cuenca del Amazonas perdieron menos del 0.3 % del carbono en sus bosques entre 2003 y 2016, las áreas protegidas no indígenas perdieron 0.6 %, y otras zonas que no eran territorios indígenas ni áreas protegidas perdieron 3.6%.
El informe indica que a pesar de que los territorios indígenas cubren el 28 % de la cuenca del Amazonas, solo generaron el 2,6 % de las emisiones brutas de carbono de la región.
Es claro que los factores culturales, geográficos, económicos y políticos que han contribuido a preservar estos bosques están cambiando de forma acelerada, con consecuencias ambientales y sociales desastrosas. La pandemia generada por la covid -19 ha agudizado esas tendencias negativas.
La investigación indica que las amenazas a los territorios indígenas y tribales han aumentado de forma acelerada. La demanda creciente de alimentos, energía, minerales y madera y las inversiones en infraestructura incentivan a grupos externos a buscar capturar los recursos naturales de los territorios. Señala, además, que algunos estados no apoyan con la misma fuerza la restitución y reconocimiento de derechos territoriales indígenas, el manejo forestal comunitario y los pagos por servicios ambientales, erosionando una oportunidad clave para hacerle frente a la crisis climática.
Para los realizadores del informe, compensar a los pueblos indígenas y tribales por los servicios ambientales que proveen a sus territorios y facilitar el manejo forestal comunitario y la agroforestería, son soluciones viables y rentables en términos económicos, con beneficios de largo plazo para el desarrollo rural y el ambiente.
Por esta razón hacen un llamado a los gobiernos nacionales, la comunidad internacional y otros actores para que fortalezcan su colaboración con estas poblaciones para mejorar la gobernanza de sus territorios y asegurar sus derechos territoriales colectivos.
Indígenas en Colombia
En el país, el 52 % de Colombia es bosque natural según el IDEAM, y según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (Dane), el 48,3 % de esos bosques pertenece a los indígenas; para el año 2018 el Instituto Colombiano Agustín Codazzi (IGAC) reportó un total de 894 Resguardos equivalente a 31.646.865 hectáreas. De acuerdo con Minambiente, los grupos étnicos en Colombia son titulares de territorios donde se encuentra el 53,4% de los bosques naturales, encontrando el 46,1% en Resguardos indígenas y el 7,3% en territorios colectivos de comunidades negras o afrocolombianas.
Según informe del World Resources Institute (WRI) de 2016 las áreas boscosas habitadas por comunidades locales y étnicas en general presentan menores tasas de deforestación, y parte de ello se da porque en estas zonas las comunidades locales tienen profundos nexos históricos y culturales con la tierra. Resultados similares también han sido reportados por IDEAM y otras instituciones en el país, indicando que los bosques naturales donde hay monitoreo comunitario por parte de las comunidades se encuentran mejor conservados.