El hecho de que estos insectos sean ignorados tanto en las evaluaciones de amenaza como en los planes para identificar áreas prioritarias de conservación de la biodiversidad, los pone en riesgo.
Así lo considera la bióloga Laura Alexandra Rojas, investigadora del Departamento de Biología de la Universidad Nacional, quien considera que algunos argumentos para esta exclusión es la enorme diversidad de especies y el bajo nivel de conocimiento que se tiene de las mismas.
Sin embargo, también reconoce que recientemente se ha empezado a darles la importancia que tienen estos insectos al demostrar su rol como polinizadores. Esta tarea es clave para garantizar la seguridad alimentaria, pues de cada 100 productos alimenticios, 70 dependen de su función que cumplen los polinizadores, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Los abejorros, igual que otros insectos, transportan polen de una flor a la siguiente y, por lo tanto, permiten la reproducción y el rendimiento de muchos tipos de frutas y verduras, garantizando el alimento de millones de personas en el mundo.
Dice la investigadora, que los abejorros son una de las especies más estudiadas: existen unas 250 en el mundo, 42 desde el sur de México hasta el norte de Argentina, y en Colombia hay registros de alrededor de 9 especies.
“La Lista roja de especies amenazadas de la UICN aporta evaluaciones globales de riesgo para las 9 especies, varias de las cuales no tienen información disponible, lo que no permite establecer su estado de conservación y grado de amenaza, por lo que el objetivo del proyecto fue evaluar dicho estado en el país” explica la Rojas.
Con los criterios de UICN
Para su trabajo de investigación, Rojas tuvo en cuenta los criterios de la UICN, que van desde las especies no evaluadas, pasando por las que tienen datos insuficientes, preocupación menor, casi amenazados, vulnerable, en peligro, en peligro crítico, extinto en vida silvestre y extinto.
Según la información disponible para los abejorros de Colombia fue posible establecer tres categorías, cuáles son las proyecciones futuras, la extensión de su presencia y el área de ocupación en el territorio nacional.
“Las proyecciones fueron propuestas en 2020 por dos investigadores, quienes usaron una metodología de modelación; la pérdida de hábitat se calculó bajo dos escenarios de cambio climático probables para el 2050 y se hizo un promedio para la evaluación”, revela la investigadora Rojas.
Explica que para calcular la presencia de estos animales se utilizó la base de datos del Laboratorio de Investigación de Abejas Silvestres (Labun), de la Colección de Insectos de la Universidad del Quindío y algunos datos de especímenes colectados y registrados en el Sistema de Información sobre Biodiversidad de Colombia (SIB).
Para saber su distribución se dibujó un polígono en el que la probabilidad de presencia de los abejorros es de entre 75 y 99 %; para todas las especies se realizaron ajustes particulares de acuerdo con su hábitat.
De las 9 especies, 4 están asociadas con el páramo, y su área de ocupación se registró por el Atlas de páramos de Colombia del Instituto Humboldt. Otras tres se encuentran en el bosque de niebla, según el Mapa de ecosistemas continentales costeros y marinos del Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam, 2017).
Categorías de evaluación
La primera categoría evalúa la reducción de las poblaciones en los últimos 10 años. Según dice, con la información disponible fue posible suponer una reducción de 5 de las 9 especies colombianas, porque también ha disminuido el área de ocupación, pero no fue posible evaluar las 4 especies de páramo.
La segunda analiza la distribución geográfica de esta especie y su presencia, a 2018, y es posible establecer que las especies B. atratus y B. transversalis están en la categoría de preocupación menor; B pullatus, B. robustus y B. rubicundus están como vulnerables, y B. hortulanus como en peligro.
“Según los datos del último criterio, que indica la probabilidad de extinción en estado silvestre, tres especies tendrán una pérdida del habitar de más del 20 % en los próximos 20 años. Esto las cataloga como en peligro. Hay que tener en cuenta que para este criterio se deben incluir datos poblacionales, dado que la principal amenaza para todas las especies de Bombus no es necesariamente el cambio climático”, detalla la bióloga Rojas.
Uno de los hallazgos de la investigación es que las especies amenazadas no constituyen prioridades en planes de conservación, y para establecerlas se deben tener en cuenta factores como su importancia como polinizador de ecosistemas naturales y de cultivos de importancia económica como la granadilla y el tomate.
Asegura que en el país se sabe muy poco de las poblaciones silvestres, por lo que su recomendación es ahondar en estas investigaciones.
Una investigación publicada a comienzos del año pasado en la revista Science, indica que el cambio climático tiene una gran responsabilidad en el declive de las poblaciones de abejas y abejorros a nivel mundial.