Este miércoles, la exdirectora de Parques Nacionales Naturales, Julia Miranda Londoño, quien ha dedicado buena parte de su vida a trabajar por la conservación de los ecosistemas en el país, recibe el Frankfurt Conservation Awards, en su categoría más importante: Lifetime Achievement.
Es la primera vez que una colombiana obtiene uno de los galardones ambientales más prestigiosos de Europa, que es entregado por la Fundación Bruno H. Schubert. La ceremonia de premiación se realiza este miércoles a las 11 a.m.
Semana: ¿Cómo recibe este reconocimiento?
Julia Miranda: Muy agradecida. Me honra que organizaciones ambientales de Alemania con tanta historia consideren que he hecho aportes importantes a la conservación en Colombia. Con la Frankfurt Zoological Society hemos trabajado hombro a hombro por la misma causa: preservar la región Amazónica y en los últimos años el apoyo que han brindado ha sido extraordinario. Por eso, más que un premio, recibo el reconocimiento como un estímulo para seguir trabajando por esta causa, que más que un trabajo se ha vuelto una razón de vida.
Semana: ¿Cómo nació su interés por el ambientalismo?
J.M.: Desde pequeña tuve la fortuna de poder conocer sitios en donde la naturaleza era lo que primaba. Mis padres me llevaron al campo siempre, me llevaron a conocer Colombia. Yo sentía que todos esos paisajes me maravillaban, me extasiaban. Más adelante, elegí estudiar derecho, pero allí encontré que la rama ambiental era una excelente herramienta para trabajar por la naturaleza. Entonces pude combinar a la perfección esas dos cosas que más me apasionaban, y aquí estoy.
Semana: Durante 17 años fue directora de PNN. Al mirar atrás ¿Cuál es el balance de ese trabajo y qué tanto cree que ha avanzado Colombia en conservación?
J.M.: PNN es una institución que ha tenido la suerte de ser dirigida por personas que realmente están interesadas por la conservación y en que la entidad progrese. En 2020 cumplió 60 años y en los últimos 17 que yo estuve al frente, tengo el orgullo de decir que declaramos 10 nuevos parques nacionales naturales y tres nuevos distritos de manejo. El total del área protegida del país también se duplicó. Pero, además, logramos incrementar el presupuesto para conservar estas zonas en un 345 %. Eso muestra que supimos demostrarle a presidentes y ministros durante tres gobiernos la importancia de los parques nacionales naturales y la necesidad de invertir más recursos para cumplir con la tarea de la conservación.
Semana: ¿En qué se invirtieron esos recursos del Gobierno y demás organizaciones que los apoyan?
J.M.: Con esos recursos logramos fortalecer administrativamente el tema de planeación y progresamos muchísimo en la parte tecnológica. En estos momentos PNN está haciendo monitoreo remoto y satelital con equipos de punta para saber dónde están las presiones y las amenazas que puedan deteriorar las áreas protegidas. También avanzamos en acuerdos con comunidades locales. En 17 años celebramos alrededor de 40 acuerdos con autoridades indígenas, comunidades negras y comunidades campesinas. En el caso de los indígenas fue interesante porque logramos acuerdos para el manejo conjunto de las áreas. Hoy hay muchos casos de éxito en la región amazónica, en la Sierra Nevada de Santa Marta y La Guajira.
Semana: Ser ambientalista en Colombia no es fácil. De hecho, es uno de los países donde más asesinan a quienes se dedican a esta causa. ¿Cuáles son las amenazas más grandes?
J.M.: En Colombia sufrimos la guerra por más de 40 años. Con la firma del acuerdo de paz, en 2016, mejoró muchísimo la seguridad, pero la realidad es que el país no ha logrado la tranquilidad plena. Continúan las amenazas, los desplazamientos y el secuestro de guardaparques que están en el campo tratando de evitar que la deforestación, los cultivos ilícitos, el tráfico ilegal de fauna o la minería ilegal avancen. Esto afecta directamente la protección de zonas naturales, pues si bien la responsabilidad de controlar esto recae sobre la fuerza pública, la Fiscalía y otras entidades del Estado, quienes están en el territorio enfrentan las consecuencias, y entre ellos están los miembros de Parques Nacionales.
¿Cómo cambió la conservación antes y después de la firma de los acuerdos de paz?
J.M.: El cambio fue gigantesco. Se logró entrar a muchos territorios donde antes había dificultades para que los guardaparques hicieran presencia. La paz permitió hacer más monitoreos de la fauna, recorridos de control y vigilancia de guardaparques. Las universidades, profesores, estudiantes y científicos, pudieron hacer expediciones científicas a lugares inexplorados o donde hace mucho no se hacía monitoreo. Por otro lado, la paz impulsó el ecoturismo. Recuerdo que cuando yo llegué a PNN había unos 400.000 visitantes al año en las áreas y en 2019 la cifra casi alcanzó los 2 millones de visitantes. Eso también es importante para el desarrollo económico del país.
¿Y cómo ha impactado la pandemia?
J.M.: La decisión que se tomó fue proteger la salud de los guardaparques, pero muchos de ellos decidieron quedarse y en ese sentido, ningún parque quedó desocupado. La pandemia sin duda afectó el trabajo porque se tomaron medidas en las oficinas y en los desplazamientos de la gente. Sin embargo, también vimos cómo la fauna silvestre empezó a salir más y cómo la ausencia humana logró que hubiese más recuperación en el mar, las playas, los bosques y los nevados. Lamentablemente, la pandemia no logró parar a los deforestadores. Es como si no hubiera existido la pandemia en ese sentido. Ellos siguieron su curso de criminalidad y de deforestación.
Semana: ¿Por qué la conservación en Colombia es crucial?
J.M.: Colombia tiene una riqueza natural privilegiada en el planeta. Aunque nuestros vecinos como Panamá, Costa Rica, Perú, Ecuador y Brasil tienen grandes riquezas, nuestro país las reúne todas. Esto obedece a que su geografía y su posición en el Ecuador le permite tener una cantidad extraordinaria y diversa de ecosistemas, paisajes y océanos. La altitud también influye, porque desde las profundidades de los océanos hasta las nieves perpetuas de los glaciares, Colombia tiene todos los pisos térmicos. Nuestro país es relativamente pequeño, pero tiene paisajes muy diversos por conocer. Es el segundo con más biodiversidad en el mundo. Eso hace que la experiencia de visitarlo sea magnífica, pero también que tengamos una gran responsabilidad en conservación.
Semana: ¿Al recordar sus viajes al Amazonas, en qué piensa?
J.M.: Sobrevolar el Amazonas impacta, pero caminarlo es algo que sobrecoge, es decir, intimida. Indudablemente pienso en las comunidades indígenas. PNN y yo hemos tenido el privilegio de tener contacto directo con los habitantes de estos territorios y ver como sus tradiciones y cultura han contribuido a conservar la selva amazónica hasta hoy. Esta región es única en el planeta, es fundamental para el futuro de los humanos. Por eso, el trabajo de una organización como la Sociedad Zoológica de Frankfurt es tan importante. Trabajar por las comunidades que habitan estos territorios y su cultura es un aporte trascendental para que este corredor biológico se mantenga.
Semana: ¿Cuáles son sus planes a futuro?
J.M.: No pienso dedicarme a nada distinto del ambientalismo. Tengo mucha energía para seguir aportando en el tema. Mientras tenga salud y energía seguiré trabajando por la naturaleza, las comunidades locales, la conservación y las áreas protegidas en Colombia.