La necesidad de hacerle frente y tratar de evitar toda la contaminación que llega a los océanos llevó a la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y a la Organización Marítima Internacional (OMI) a lanzar una campaña mundial.
La iniciativa, a la que ya se adhirieron 30 países, entre ellos Colombia, se centra en el proyecto de la ONU llamado GloLitter, que busca prevenir y reducir la basura marina derivada de los sectores del transporte marítimo y la pesca, indicó la FAO en una comunicación oficial.
“Los residuos plásticos tienen un efecto devastador en la vida marina y la salud de las personas”, explicó Manuel Barange, director de la División Pesca de este organismo multilateral.
“Esta iniciativa es un paso importante para abordar el problema y ayudará a proteger los ecosistemas oceánicos, así como los medios de vida de quienes dependen de ellos”, agregó.
El proyecto GloLitter deberá ayudar al sector a aplicar las mejores prácticas en materia de prevención y reducción de los residuos plásticos marinos.
“La basura marina es una calamidad para los océanos y el planeta. Me complace que más de 30 países se hayan comprometido con esta iniciativa y que trabajen con la OMI y la FAO para abordar esta cuestión”, reconoció José Matheickal, jefe de Departamento de Alianzas y Proyectos de la OMI.
Entre los países latinoamericanos que participan en varias fases del proyecto figuran: Colombia, Costa Rica, Panamá, Perú, Brasil, Jamaica, Ecuador, Nicaragua y Argentina.
Entre las iniciativas piloto se encuentran proyectos con organizaciones dirigidas por mujeres que trabajan en el sector pesquero para reducir la utilización de plástico en la pesca, y la elaboración y comercialización del pescado. Igualmente, se elaborarán programas para la recolección de plástico para reciclar.
Se impulsará también la creación de asociaciones público-privadas para la formulación de soluciones para ese sector. El proyecto GloLitter dotará a los países asociados de instrumentos como documentos de orientación, material pedagógico y estrategias para ayudar al cumplimiento de la reglamentación existente.
En los próximos meses, los expertos de la FAO y la OMI trabajarán con los asociados para prestar asistencia técnica y capacitación, y facilitar al tiempo la comunicación entre los asociados.
Mares de plástico
Recientemente, la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), indicó que cerca del 75 % del plástico generado por la emergencia sanitaria, representado en mascarillas, guantes y botellas de desinfectantes para manos, se convertirá en desechos en los vertederos y mares, con un grave costo para el medioambiente y la economía.
Si bien esta agencia de la ONU reconoció que las medidas de confinamiento han generado una reducción del 5 % en las emisiones de gases de efecto invernadero, el aumento de los materiales de plástico que ya se registran en las calles, las playas y los océanos genera un impacto negativo en la naturaleza.
“La contaminación por plásticos ya era una de las más grandes amenazas a nuestro planeta antes del coronavirus. El rápido aumento en el uso de ciertos productos que ayudan a proteger a las personas y a detener la propagación del virus está empeorando las cosas”, manifestó Pamela Coke-Hamilton, directora de comercio internacional de la UNCTAD.
Para la ONU, la problemática del plástico es mucho más compleja y va más allá que los efectos generados por la pandemia, pues se trata de un componente que está presente en millones de productos que se importan y exportan. Lo preocupante es que, de acuerdo con el organismo multilateral, no existe una política internacional coordinada que permita hacer frente y tener un buen manejo de estos materiales.
“La producción y el consumo de plástico son parte de un sistema global que tiene muchas dimensiones comerciales. Sin embargo, el papel importante que las políticas comerciales mundiales podrían tener en la lucha contra la contaminación por plásticos no ha tenido la atención que se merece”, dijo Coke-Hamilton.
Estimaciones globales indican que en los océanos terminan más de 11 millones de toneladas de plástico cada año, razón por la cual, y ante la necesidad de encontrar salidas urgentes que permitan de una vez por todas enfrentar esta problemática, recientemente WWF, Boston Consulting Group (BCG) y la Fundación Ellen MacArthur pidieron un tratado internacional de carácter obligatorio avalado por la Organización de Naciones Unidas.
La propuesta tiene su origen en el informe El caso empresarial de adopción de un tratado de la Organización de Naciones Unidas para frenar la contaminación plástica, publicado en octubre del año pasado, en el cual se pronostica que el volumen global de plástico que ingresa al océano se triplicará en los próximos 20 años, a menos que todos los sectores trabajen juntos para eliminarlo, se migre a modelos de reutilización, se aumenten radicalmente los niveles de reciclaje y se detengan las fugas en las cadenas de valor.