Tras ser liberada en un área protegida del departamento de Boyacá, la osa andina Pensilvania, la primera hembra de esta especie en portar un GPS en el país, se adapta de manera satisfactoria a su hábitat natural.
El director de la Corporación Autónoma Regional de Boyacá (Corpoboyacá), Herman Amaya, reveló que la entidad avanza en el proceso de verificación sobre el estado de este ejemplar, liberado el pasado martes en inmediaciones del Santuario de Fauna y Flora Guanentá Alto Río Fonce, entre los departamentos de Boyacá y Santander.
“De la mano de la comunidad, expertos del Instituto Humboldt y biólogos de Corpoboyacá, se evidencio este fin de semana marcas en los árboles en la zona donde fue liberada, lo que evidencia que el proceso fue exitoso”, indicó Amaya.
Al respecto, el biólogo, Harold López, de la subdirección de Ecosistemas de la entidad ambiental, indicó que las mediciones obtenidas del collar satelital instalado en el cuello de Pensilvania, revelan que su adaptación es normal, recorre zonas de alto tránsito de osos andinos y que no está sola, según lo evidencia el reporte más reciente.
“Se encontraron múltiples rascaderos en arboles de pino ciprés, que dan muestra de la presencia de varios ejemplares de oso andino en la región, además se encontró feca de oso andino sobre un sendero propiamente utilizado por la población de osos, pumas y demás animales de fauna silvestre”, dijo el biólogo.
Pensilvania seguirá siendo monitoreada por expertos de Corpoboyacá, la Reserva Natural de la Sociedad Civil Corazón de la Montaña, el Instituto Humboldt y la Fundación Wii.
El martes de la semana pasada el animal regresó a su hábitat luego de permanecer por cerca de un año en el Santuario del Oso de Anteojos de la Fundación Bioandina, en el municipio de Guasca (Cundinamarca), donde fue sometido a un proceso de rehabilitación por parte de personal especializado, tras haber sido rescatada por la autoridad ambiental en inmediaciones de la vereda Pensilvania.
Historia de un año
La historia de esta osa comenzó a escribirse a comienzos del año pasado, cuando la comunidad de esta zona del departamento de Boyacá, en el municipio de Moniquirá, se percató de su presencia cerca de las viviendas de la zona.
Durante varios días, los habitantes vieron a este imponente mamífero bastante desorientado y sin las condiciones adecuadas para su alimentación y movilización. Un día se trepó en un árbol y allí se quedó casi inmóvil, sin intención de bajar. La vulnerabilidad del animal, catalogado como el guardián de los bosques andinos, generó una reacción positiva en la población, que se puso en contacto con las entidades e instituciones ambientales para que procedieran a su rescate.
Esta es una especie que ya está catalogada como vulnerable a la extinción debido a la acelerada pérdida del bosque y a la cacería por retaliación de los campesinos”, dijo Nicolás Reyes, biólogo, mastozoólogo, Ph.D. en ciencias biológicas y curador de la colección de mamíferos del Instituto Humboldt.
Funcionarios de la Corporación Autónoma Regional de Boyacá (Corpoboyacá) y la Fundación Santuario del Oso de Anteojos procedieron al rescate y en los primeros análisis determinaron que la hembra estaba baja de peso.
La osa a la que llamaron Pensilvania en honor a la vereda donde fue rescatada, fue reubicada en el mencionado Santuario. “En este hogar de paso el objetivo era que pudiera alimentarse bien, subiera de peso y recuperara su masa corporal. Los biólogos y zootecnistas se dieron cuenta que tenía fracturado un colmillo, razón por la cual Corpoboyacá determinó que era necesario realizarle un tratamiento odontológico”, dijo el curador de la colección de mamíferos del Humboldt.
“Lo ideal es que todas las liberaciones de fauna silvestre sean en los sitios donde hay certeza o sospecha que es nativa. Por su cercanía a la vereda donde fue rescatada, se tomó la decisión de liberar a Pensilvania en inmediaciones de esta área protegida ubicada entre Boyacá y Santander”, manifestó el investigador.
Mientras Pensilvania era sometida a su proceso de rehabilitación, los expertos tomaron la decisión de instalarle un collar de telemetría con GPS para rastrear sus movimientos, lo que permitirá determinar la condición en la que se encuentra y cómo interactúa con su entorno.