En todo un acontecimiento se convirtió la liberación de Pensilvania, la primera osa andina a la que se le instala un GPS en el país. Este martes, el imponente ejemplar fue liberado entre el Santuario de Fauna y Flora Guanentá Alto Río Fonce y la Reserva Natural de la Sociedad Civil Corazón de la Montaña.
El animal regresó a su hábitat luego de permanecer por cerca de un año en el Santuario del Oso de Anteojos de la Fundación Bioandina, en el municipio de Guasca (Cundinamarca), donde fue sometida a un proceso de rehabilitación por parte de personal especializado.
La osa andina (Tremarctos ornatus), que puede alcanzar un peso hasta de 55 kilos, fue transportada en helicóptero hasta una zona de la reserva de la sociedad civil Corazón de la Montaña, desde donde partió hasta un bosque profundo para liberarla, explicó el investigador Nicolás Reyes, biólogo, mastozoólogo, Ph. D. en ciencias biológicas y curador de la colección de mamíferos del Instituto Humboldt.
Pensilvania llegó a su lugar de destino luego de que su traslado se retrasara por cuenta del mal clima. Allí, equipos de las autoridades ambientales y de Policía, ubicados en dos lugares diferentes, esperaron pacientes la llegada del helicóptero que transportaba al animal, que se convirtió en todo un símbolo de la comunidad. Lo importante es que llegó sana y salva y rápidamente se incorporó para buscar su espacio.
“Lo más bonito de esta experiencia ha sido la participación de la comunidad, tanto de los habitantes de la vereda Pensilvania que la rescataron como de la gente de la vereda Santa Helena que se encargará de monitorearla en su hábitat natural”, dijo Reyes.
El director de Corpoboyacá, Hernán Amaya, no ocultó su felicidad ante el regreso del mamífero a esta región, en donde podrá moverse por bosque y páramo. En el lugar de su liberación hay una amplia extensión de bosques de robles, que forman parte del corredor Iguaque-Guantiva-La Rusia y contribuyen en la permanencia y hábitat apropiado para el oso de anteojos.
Una historia de amor con la comunidad
La historia de esta osa comenzó a escribirse a comienzos del año pasado, cuando la comunidad de la vereda Pensilvania, en el municipio de Moniquirá, en Boyacá, se percató de su presencia cerca de las viviendas de la zona.
Durante varios días, los habitantes vieron a este imponente mamífero bastante desorientado. Un día cualquiera la osa decidió treparse en uno de los árboles de la zona urbana del municipio de Moniquirá para refugiarse. Allí se quedó casi que inmóvil, sin intención de bajar. La vulnerabilidad del animal, catalogado como el guardián de los bosques andinos, generó una reacción positiva en la población.
“La gente empezó a comunicarse con diferentes entidades e instituciones ambientales para que ayudaran a la osa andina, una especie que ya está catalogada como vulnerable a la extinción debido a la acelerada pérdida del bosque y a la cacería por retaliación de los campesinos”, dijo Nicolás Reyes.
Funcionarios de la Corporación Autónoma Regional de Boyacá (Corpoboyacá) y la Fundación Santuario del Oso de Anteojos acudieron al llamado ciudadano y en los primeros análisis determinaron que la hembra estaba un poco baja de peso, es decir, con una condición corporal que no era la más óptima.
“La autoridad ambiental del departamento tomó la decisión de capturarla para luego reubicarla. Ese proceso duró aproximadamente tres días. No fue fácil porque si era sedada se corría un alto riesgo de que cayera del árbol y se lastimara bastante”, manifestó Reyes.
La razón de la llegada de la osa al casco urbano de la vereda es todo un misterio. Según el biólogo del Humboldt, el animal pudo desubicarse al ser perseguido por perros y terminó llegando a una zona con potreros y una alta presencia humana.
Reubicada en Santuario de Guasca
El animal, al que llamaron Pensilvania en honor a la vereda donde la comunidad la rescató, fue reubicada en el Santuario del Oso de Anteojos de la Fundación Bioandina, en el municipio de Guasca (Cundinamarca), donde fue sometida a un proceso de rehabilitación.
“En este hogar de paso el objetivo era que la osa pudiera alimentarse bien, subiera de peso y recuperara su masa corporal. Los biólogos y zootecnistas se dieron cuenta que tenía fracturado un colmillo, razón por la cual Corpoboyacá determinó que era necesario realizarle un tratamiento odontológico”, dijo el curador de la colección de mamíferos del Humboldt.
Sin embargo, las prótesis en el colmillo no fueron exitosas, ya que todas se rompieron al poco tiempo de ser instaladas. Con asesoría del Instituto Humboldt y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la autoridad ambiental tomó la decisión de liberar a la osa sin más intervenciones.
“Es bastante normal encontrar en vida silvestre osos que han perdido hasta los dos colmillos y aun así viven una vida plena. Es decir, que no es un limitante para que en su hábitat natural pueda sobrevivir y encontrar su propio alimento”, afirmó Reyes.
Corpoboyacá, Fundación Bioandina, Fundación Wii, la reserva de la sociedad civil Corazón de la Montaña, Parques Nacionales Naturales, Fundación Juan de Castellanos y el Instituto Humboldt iniciaron un arduo trabajo para poder liberar a la osa en predios de la Reserva de la Sociedad Civil Corazón de la Montaña, en inmediaciones del Santuario de Fauna y Flora Alto Río Fonce, de donde posiblemente es nativa.
“Lo ideal es que todas las liberaciones de fauna silvestre sean en los sitios donde hay certeza o sospecha que es nativa. Por su cercanía a la vereda donde fue rescatada, se tomó la decisión de liberar a Pensilvania en inmediaciones de esta área protegida ubicada entre Boyacá y Santander”, dijo el investigador del Humboldt.
Primera hembra con GPS
Mientras Pensilvania cumplía su proceso de rehabilitación, los expertos tomaron la decisión de instalarle un collar de telemetría con GPS para rastrear sus movimientos cuando sea liberada en el santuario Alto Río Fonce, lo que se convertirá en todo un hito en Colombia.
“Pensilvania es la primera hembra de oso andino a la que se le instale un collar de telemetría con GPS en el país, con lo cual esperamos estudiar varios aspectos como su área de distribución, el uso de los ecosistemas y el grado de adaptación en su nuevo hogar: el bosque del santuario”, dijo Hernando García, director del Instituto Humboldt.
Mientras las autoridades ambientales escogían la mejor fecha para hacer la liberación de Pensilvania, las comunidades vecinas al santuario de flora y fauna fueron capacitadas por expertos. La razón: serán protagonistas en el estudio de telemetría.
“Con el apoyo de las comunidades analizaremos toda la información que se obtendrá de la osa para saber si se adaptó a la zona y revisar cómo avanza su proceso de adaptación en ese bosque que será su nuevo hogar”, dijo García.
El proceso de seguimiento satelital y análisis de toda la información que arroje el GPS será liderado por el Instituto Humboldt, con el apoyo de la Fundación Wii, pionera en los estudios de esta especie de oso en el país. Precisamente esta Fundación, con el apoyo del Humboldt, lideró el artículo científico sobre el primer estudio de telemetría en un oso andino en Colombia, Apipa Utut, que fue publicado este año.