En el Golfo de Morrosquillo se desarrolla una estrategia innovadora para Colombia y con proyección internacional que pretende mitigar el impacto del cambio climático mediante la conservación y la restauración de los ecosistemas marinos y costeros, claves para la captura de carbono.
Se trata de Vida manglar, iniciativa que fue presentada por el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Carlos Eduardo Correa, en el marco del Monaco Ocean Week, un espacio que reúne a partes interesadas en tomar medidas que preserven los océanos y en el que por primera vez Colombia participa como Gobierno.
El carbono azul es el conjunto de las existencias de carbono orgánico y sus flujos biológicamente mediados que son capturados y almacenados por los organismos vegetales de los ecosistemas marinos y costeros.
“Vida Manglar tiene como objetivo la reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero debido a la deforestación por medio de actividades que permitan identificar, priorizar y ejecutar acciones para el manejo sostenible de los manglares en el Golfo de Morrosquillo”, manifestó Correa.
El funcionario agregó que este proyecto fue concebido para brindar sostenibilidad financiera a través de la venta de carbono azul y fortalecer la gestión ambiental de largo plazo de tres áreas marinas protegidas; tiene como socios al Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (Invemar), la Corporación Autónoma Regional de los Valles del Sinú y del San Jorge (CVS), Conservación Internacional, la Fundación Omacha, y a 14 asociaciones comunitarias de mangleros.
El proyecto busca fortalecer la gobernanza local y el manejo de áreas marino-costeras protegidas a nivel regional, el uso de prácticas comunitarias sostenible de manglar, el incremento en la percepción del valor de los manglares, y conservar conectividad hidrobiológica del paisaje costero.
Trabaja en la certificación de acciones relativas a la reducción de emisiones de carbono debido a la deforestación no planeada y a la conservación de humedales costeros en cerca de 7.645,7 hectáreas de bosques de manglar.
En el marco de esta iniciativa, que comenzó en 2015, trabajan en la generación de capacidades institucionales y comunitarias, creación de canales de comunicación, gestión de recursos económicos, así como en proyectos productivos alternativos como el ecoturismo, apicultura con abejas nativas y huertas comunitarias. Adicionalmente, trabajan en la propagación de material vegetativo, capacitación, limpieza y mantenimiento de caños y acuerdos de pesca, entre otros.
¿Cuál es su importancia para el país?
Colombia posee costas en el océano Pacífico y en el mar Caribe, aproximadamente el 50 % del territorio está compuesto por océanos. Es el primer país de las Américas en extensión de praderas de pastos marinos, y la segunda barrera de arrecifes coralinos más importante del Caribe.
Entre 2010 y 2020, el país multiplicó por 10 la cobertura de áreas marinas protegidas, al pasar de 1,33 % al 13,8 %, siendo este un gran logro que permitió superar lo fijado en el Convenio sobre la Diversidad Biológica (Meta Aichi N° 11).
Las Metas Aichi de la Biodiversidad toman su nombre de la región japonesa Aichi, que albergó la COP-10 (Conferencia de las Partes); su propósito es frenar la pérdida de la naturaleza.
La meta 11 decía que a 2020, al menos el 17 % de las zonas terrestres y de las aguas interiores, y el 10 % de las marinas y costeras, especialmente las que revisten particular importancia para la diversidad biológica y los servicios de los ecosistemas, tendrían que estar conservándose por medio de sistemas de áreas protegidas administrados de manera eficaz y equitativa.
Colombia cumplió con el objetivo de proteger las áreas marinas con un total de 12.817.181 hectáreas, un área similar al tamaño de Grecia.
El Gobierno estableció como meta en su Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 la implementación de seis iniciativas de carbono azul en el territorio colombiano, para el uso sostenible de los manglares.
Cabe destacar que los manglares son fundamentales no solo para garantizar la seguridad alimentaria de las comunidades costeras, sino también para ayudar en la lucha global contra el cambio climático, ya que estos y otros humedales oceánicos son conocidos como ecosistemas de carbono azul y almacenan hasta 10 veces el carbono por unidad de área que los bosques terrestres.