Los cierres por la pandemia de coronavirus podrían estar relacionados con una presencia menor de rayos a nivel mundial, entre el 10 % y 20 % en 2020, según un estudio presentado en diciembre y realizado por la Unión Geofísica Estadunidense (AGU), organización científica sin fines de lucro dedicada a promover el descubrimiento en la ciencia de la Tierra y el espacio.
Por su parte, los científicos del estudio descubrieron una posible causa de esta caída en esta actividad: una disminución de los aerosoles atmosféricos (pequeñas partículas de contaminación suspendidas en el aire) en gran parte de las regiones terrestres habitadas, así como en zonas oceánicas remotas.
Se podría decir que el confinamiento produjo una especie de experimento natural para poder estudiar la respuesta de los rayos a nivel mundial. Para esto, la reducción fue analizada por los sistemas que vigilaron su actividad durante un período de tres meses, de marzo a mayo de 2020, comparado con datos de cuatro años.
“Son evidentes reducciones de entre el 10 % y 20 %, dependiendo de cómo se cuenten los rayos. Las variaciones regionales en los rayos son generalmente consistentes con el análisis satelital”, indican los científicos.
Estos aerosoles, que son producidos a través de la quema de combustibles fósiles, entre otras cosas, pueden pintar una imagen de lo que está sucediendo en la atmósfera terrestre, desde eventos naturales hasta patrones climáticos y sucesos producidos por el hombre, según los expertos.
Los aerosoles tienen un profundo impacto en el clima, debido a su capacidad para alterar la energía, el equilibrio de la Tierra y también pueden contribuir a los rayos, según la NASA.
Mientras los países en todo el mundo impusieron toques de queda, confinamientos y cuarentenas para limitar la propagación del coronavirus, los niveles de contaminación en aire cayeron drásticamente, lo que redujo la cantidad de aerosoles liberados en el aire, según el estudio.
Además, las emisiones relacionadas con los humanos de la industria y el transporte cayeron durante los confinamientos y el 65 % de las ciudades globales analizadas experimentaron una mejor calidad del aire en 2020 en comparación con 2019. Igualmente, alrededor del 84 % de las naciones encuestadas informaron mejoras en la calidad del aire en general, según el Informe sobre la calidad del aire mundial 2020 de la compañía mundial de tecnología e información sobre la calidad del aire IQAir.
“Los aerosoles ayudan a dar a las gotas de agua en la atmósfera algo a lo que adherirse, por lo que ciertamente tener más aerosoles ayudará potencialmente a crear las condiciones necesarias para tener rayos”, afirmó Chris Vagasky, meteorólogo y gerente de aplicaciones de rayos en Vaisala, compañía privada de monitoreo ambiental que rastrea relámpagos alrededor del mundo.
“Tener más gotas en la atmósfera hace posible que esas colisiones de agua y hielo creen un desequilibrio de carga eléctrica, lo que conduce a los rayos”, añade Vagasky.
Por otro lado, investigadores del la Universidad de Tripura en India, Vaisala Inc. y el Instituto Tecnológico de Massachusetts, pasaron un período de confinamiento de tres meses de marzo a mayo de 2020, en el que se dedicaron a medir la actividad de los rayos mediante el análisis de datos de la Red mundial de localización de rayos y la Red mundial de detección de rayos.
Con esto, pudieron determinar la cantidad de aerosoles en la atmósfera utilizando mediciones satelitales, según el comunicado de prensa de la AGU.
Los resultados del estudio arrojaron que la actividad de los aerosoles y los rayos se disminuyeron de manera significativa en las Américas, África, Europa y Asia durante el período de confinamiento.
Cabe destacar que esos resultados fueron justificados por el Informe anual de rayos 2020 de Vaisala, que registró alrededor de 170 millones de eventos de rayos en 2020 en todo el territorio continental de Estados Unidos, unos 52 millones menos que en 2019. Además, esta disminución en cuanto a los rayos marcó el mayor cambio nunca antes registrado por Vaisala, según Vagasky.
“Esto creó un entorno en todo el planeta que era desfavorable para el desarrollo de tormentas eléctricas, y es necesario tener las condiciones adecuadas para que se desarrollen las tormentas eléctricas antes de que pueda preocuparse por los aerosoles dentro de las nubes”, explica.
Sin embargo, los aerosoles tienen un rol muy importante en la cantidad de rayos que se emiten cada año, pero no son el único factor importante que entra en juego. Desde colisiones de partículas a muy pequeña escala dentro de la tormenta hasta patrones climáticos a gran escala, es muy probable que más de un factor específico estuviera implicado en una disminución en la cantidad de rayos producidos.