El Pacífico colombiano está lleno de ecosistemas que vale la pena conocer y disfrutar. Luego de dos horas de viaje desde Cali a Buenaventura, un grupo de la Corporación Autónoma Regional del Valle del Cauca (CVC), en compañía de periodistas de varios medios, incluido SEMANA, abordaron lanchas para comenzar una aventura imposible de olvidar.
Navegando a mar abierto se dio inicio a una aventura que tenía como fin observar a las ballenas jorobadas o yubartas, que hacen presencia en esa zona cada año, entre los meses de julio y octubre; verlas es un espectáculo que toda persona debería darse el placer de disfrutar.
Las lanchas deben portar una bandera que indique que van a realizar dicha actividad; además, deben estar, como mínimo, a 200 metros de tan majestuosos animales, con el fin de evitar algún tipo de accidente o causar incomodidad al animal, lo que podría ponerlos en alerta o hacerlos sentir bajo alguna amenaza.
Según explicó el director de la CVC, Marco Antonio Suárez Gutiérrez, durante la jornada de monitoreo, “no hay que hacer un avistamiento que supere los 30 minutos, lo ideal es que fuese máximo de unos 15 minutos. Es importante tener los cuidados necesarios en torno a la lancha en la que se está haciendo el avistamiento o monitoreo, debe ser una lancha que cumpla con todas las medidas de seguridad para hacerlo y con todos los chalecos salvavidas”.
“La lancha debe portar la bandera que indica que está autorizada para hacer el avistamiento y al estar cerca de la ballena debe mantener su motor en neutro y no en altas revoluciones para no causarle ningún tipo de daño a nuestras ballenas”, agregó.
Las ballenas, según dijo el funcionario, hacen una travesía desde el polo sur y llegan a las aguas tibias y cálidas del Pacífico a reproducirse, aparearse y también a tener sus vallenatos, “son animales majestuosos que en su edad adulta llegan a alcanzar hasta 18 metros, pesar hasta 40 toneladas y cuando están pequeñas llegan a medir hasta cuatro metros y pesar hasta 1.5 toneladas”.
Cuando las lanchas se encuentran en mar abierto, su conductor, acompañante y todos los tripulantes observan detenidamente en el agua para divisar a alguno de estos majestuosos animales. Al momento de percibirlos, las lanchas se acercan a una distancia prudente y capturar en imágenes tan majestuoso momento.
En medio de la jornada fue posible ver los saltos de algunas de ellas; el director de la CVC explicó que, en su mayoría, quienes realizan estos movimientos son las ballenas más pequeñas, esto a modo de celebración.
“Normalmente, todos los que saltan son los pequeños que están felices de estar en estas aguas cálidas de nuestro Valle del Cauca, es una forma de mostrar la alegría que tienen, pero, por supuesto, siempre al lado del vallenato se encuentra la mamá cuidando del bebé que acaba de nacer; por eso, hay que tener toda la prudencia para poderlos observar sin que se les cause ningún tipo de daño a las ballenas”, explicó Suárez.
Luego de haber observado a una distancia prudente a estos enormes animales, es imposible no quedar con ganas de repetir esta experiencia; además, no siempre se cuenta con la misma suerte, ya que pese a estar varios minutos a mar abierto, a veces es poco lo que se puede observar.