Esta semana inició en Glasgow, Escocia, la reunión de la COP26 por medio de la cual los líderes de todo el mundo debaten sobre el cuidado del medio ambiente y toman medidas para intentar preservar la naturaleza.
Sin embargo, el evento ha sufrido fuertes críticas, pues los ambientalistas consideran que la gran cantidad de vuelos que ha generado el evento causan un efecto negativo en el medio ambiente que los líderes mundiales dicen proteger.
De acuerdo con los registros oficiales, más de 400 jets privados llegaron a la COP 26. Dentro de las aeronaves se encuentra el Gulf Stream de 48 millones de libras esterlinas del fundador de Amazon, Jeff Bezos.
La “paradoja” del evento es que los activistas ambientales han reiterado en repetidas ocasiones que es necesario reducir los viajes aéreos y comer menos carne, pero se ha dicho poco acerca de los multimillonarios que vuelan en sus propios aviones en rutas ya servidas por aerolíneas comerciales.
Medios internacionales registraron el pasado domingo por lo menos 52 aviones privados aterrizando en Glasgow y decenas de limosinas preparadas para transportar a los líderes políticos y empresarios hacia sus destinos.
Según estimaciones de expertos, la flota de aviones privados que llegó a la COP26 generará 13.000 tonledas de dióxido de carbono (CO2), lo que equivale a la cantidad de CO2 que consumen más de 1.600 británicos por año.
De hecho, el príncipe Carlos estaba entre los que viajaban en un avión no comercial del G20 en Roma-
Un portavoz de Clarence House dijo: “Su Alteza Real ha hecho campaña personalmente para un cambio hacia el combustible de aviación sostenible y solo emprendería viajes a Roma cuando se acordó que se utilizaría combustible sostenible en el avión”.
Otras proyecciones estiman que solo el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, generó aproximadamente 2,2 millones de libras de carbono para llegar a la cumbre. Esta huella de carbono se explica por los 2,16 millones de libras de dióxido de carbono generado por los cuatro grandes aviones que componen su séquito que se movilizó desde Italia (estaba en reunión del G20) hacia Escocia.
La flota de Biden está compuesta por el Boeing 747 muy modificado en el que viaja, conocido como Air Force One cuando el presidente está a bordo, un señuelo idéntico y dos enormes aviones C-17 Globemaster para transportar su batallón de automóviles y helicópteros.
“No tiene sentido que todos estos aviones adicionales aterricen en Escocia. Solo están agravando el problema al volar todos estos aviones cuando es bastante fácil quedarse en casa y charlar”, dijo un funcionario del aeropuerto de Glasgow a medios británicos.
“También podrían haber celebrado videoconferencias e invitado a todos, políticos y público, a unirse. Ver el aterrizaje de estos aviones es una imagen muy negativa en contra de sus mensajes contra el cambio climático”, agregó.
Por otra parte, luego de que el primer ministro británico, Boris Johnson, dijera en su discurso de apertura que la COP 26 “puede y debe marcar el comienzo del fin” del cambio climático el mismo funcionario admitió que volaría a Londres desde Glasgow en vez de viajar en tren, medio que contamina mucho menos.
Por su parte, Bezos, quien constantemente da conferencias al mundo sobre el cambio climático, llegó a Glasgow después de celebrar el 66 cumpleaños del fundador de Microsoft, Bill Gates, en un yate de lujo de 2 millones de libras a la semana frente a la costa de Turquía en un evento que generó nuevos reclamos de la llamada “hipocresía verde”. El fundador de Amazon llegó al barco de Gates en helicóptero, según los informes.
Mientras los líderes del mundo hablan en la COP26 del cuidado del medio ambiente y se comprometen a ser más atentos con el tema, los activistas les piden medidas concretas, como la disminución de vuelos internacionales, que generen confianza en la ciudadanía de que sí se están tomando de manera seria el problema del cambio climático.