El Servicio de Vigilancia de la Atmosfera de la red europea Copernicus registró que el agujero que tiene la capa de ozono en la Antártida alcanzó niveles récord en extensión y profundidad, explicó el medio Euronews.

De acuerdo con los datos entregados por el servicio de vigilancia, en 2019 se había logrado reducir este agujero. Sin embargo, para diciembre de 2020 ya había crecido a unos 25 millones de metros cuadrados, punto máximo.

Para septiembre de este año el dato ya superó los 25 millones y podría ser más grande al llegar a diciembre.

Esto representa una frustración para los expertos ya que la reducción presentada en 2019 llenó de optimismo a los científicos que vieron con buenos ojos el cumplimento al protocolo de Montreal para reducir los gases CFC producidos por los países del planeta anualmente.

Sin embargo, el aumento en 2020 y las predicciones de este año abre el interrogante sobre qué tan útiles están siendo las medidas para reducir el cambio climático y cómo el hueco en la capa de ozono en la Antártida puede afectar a todo el planeta.

De acuerdo con el portal, durante la primavera, es decir entre agosto y septiembre, se registraron fríos de menos de 80 grados centígrados, así como nubes estratosféricas polares y gases CFC capaces de ampliar el agujero en la capa de ozono.

Además de la reducción del agujero en la capa de ozono, los estudios de 2019 permitieron determinar que se podía contrarrestar la progresión del vórtice polar hacia el polo sur, explicó el medio.

Los especialistas también analizan los efectos del aumento del agujero en la capa de ozono en el clima del planeta y lo que se sabe es que, al empujarse cada vez más el vórtice polar hacia el sur, los vientos se hacen más fuertes y el calentamiento global logra enfriar la estratósfera y generando cambios abruptos en las temperatura.

De hecho, a partir de la década de 1990, explica Euronews, los estudios han determinado una reducción de las lluvias sobre el territorio australiano y una ampliación de las precipitaciones en Sudamérica hasta Uruguay y Argentina.

Sin embargo, a pesar de los hallazgos a lo largo del tiempo, aún los científicos no pueden determinar cómo el agujero en la capa de ozono en la Antártida puede llegar a afectar los estados meteorológicos ya que hay otros factores incluidos.

Durante una entrevista realizada por Euronews a Vincent-Henri Peuch, Director del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera de ECMWF Copernicus, el experto afirmó que no se puede conectar las anomalías de la estratósfera con las tendencias del clima pero que, de lograrse relacionar, se podría prevenir con mayor anterioridad los fenómenos meteorológicos y estudiar el cambio climáticos y sus implicaciones.

El desequilibrio del núcleo de la tierra

Recientemente, un estudio publicado en la revista Nature Geoscience por sismólogos de la Universidad de Berkeley, en California, detectó que el núcleo interno de hierro sólido de la Tierra está creciendo más rápido en un lado que en el otro y que así ha sido desde que comenzó a congelarse a partir del hierro fundido hace 500 millones de años.

El estudio señala que se desconocen las razones de este extraño fenómeno. Sin embargo, los investigadores han determinado que el mayor crecimiento en un lado del núcleo sugiere que algo debajo de Indonesia está eliminando calor del núcleo interno a un ritmo más rápido que en el lado opuesto, debajo de Brasil.

Para los especialistas, un enfriamiento más rápido en un lado aceleraría la cristalización del hierro y el crecimiento del núcleo interno en ese lado, lo que tiene implicaciones para el campo magnético de la Tierra y su historia, ya que la convección en el núcleo externo impulsada por la liberación de calor del núcleo interno es lo que hoy impulsa la dínamo que genera el campo magnético que nos protege de las partículas peligrosas del Sol.

“Sabemos que el campo magnético ya existía hace 3.000 millones de años, por lo que otros procesos deben haber impulsado la convección (transmisión de calor en un fluido por movimiento de capas desigualmente calientes) en el núcleo externo en ese momento”, señaló la profesora del departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Universidad de Berkeley, Barbara Romanowicz.

La edad más joven del núcleo interno puede significar que, al principio de la historia de la Tierra, el calor que hierve el núcleo del fluido provino de elementos ligeros que se separan del hierro, no de la cristalización del hierro, que vemos en la actualidad.