La afectación del archipiélago de San Andrés, tras el paso del huracán Iota en 2020, movilizó a varias empresas del país que se sensibilizaron frente a la tragedia, y buscaron mecanismos para contribuir a su reconstrucción. En el Eje Cafetero, la Industria Licorera de Caldas (ILC) se concentró en proveer una arena de vidrio reciclado para aportar a la recuperación de la infraestructura de las islas. Lo que hace la empresa es moler el vidrio de los productos recolectados para que se utilice en la construcción de parques, repavimentación de vías y adecuación de andenes.
Así mismo, la arena de vidrio se emplea en la isla para la siembra de corales en las playas, con lo cual se promueve la recuperación de estos ecosistemas, que fueron gravemente afectados por el huracán. Esta iniciativa no solo reduce la cantidad de desechos en los vertederos, también forma parte del compromiso de la Licorera con un ciclo de producción más responsable.
Como parte de su modelo de economía circular, al menos 2.000 familias recicladoras participan en la recuperación de envases de Tetrapak y shots de productos de la ILC, que luego la empresa transforma en sillas y escritorios a través del programa Mi Escritorio ILC. Esta iniciativa, que fomenta el reciclaje de sus materias primas, ha beneficiado a más de 1.980 niños en municipios como Marmato, Supía, Riosucio, Anserma, San José y Belalcázar, en Caldas, y en Risaralda, utilizando cerca de 2,3 millones de materiales provenientes de productos como el Ron Viejo de Caldas o el Aguardiente Cristal.
Para avanzar hacia una operación cada vez más responsable y sostenible, la ILC adoptó el Análisis del Ciclo de Vida del Producto y lo integró a sus grupos de interés. Esta herramienta le ha permitido identificar las acciones y actores en cada etapa, desde la extracción de materias primas, pasando por la generación de energía, el proceso de manufactura, el transporte, hasta el posuso, reuso o disposición final.
“Esto nos ha facilitado recuperar 5.523 toneladas de productos y compensar más de 1,7 millones de toneladas de CO2. Así hemos reducido nuestro impacto ambiental, generando valor económico, cultural y social en las comunidades e impulsando el desarrollo sostenible en los territorios”, precisó Diego Angelillis Quiceno, gerente general de la Industria Licorera de Caldas (ILC).
Estos logros de la ILC también responden a una creciente conciencia en Colombia sobre la importancia del reciclaje de residuos como papel, cartón y vidrio. Sin embargo, la tasa de reciclaje en el país aún es baja, al alcanzar solo el 11,82 por ciento, según el Dane, lo que representa unas 3,88 millones de toneladas, frente a una media global del 14 por ciento, según la Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA).
Certificaciones ambientales
Con el objetivo de enfrentar la crisis climática del planeta, Colombia se fijó como meta ser carbono neutral para 2050; sin embargo, la Licorera de Caldas cumplió este objetivo en 2021, mucho antes de lo previsto, gracias a su estrategia de sostenibilidad, con la cual también ha obtenido otras certificaciones de huella corporativa. Por ejemplo, en cuanto al uso responsable del agua, el informe de sostenibilidad de 2022 indicó que la huella hídrica operativa de la ILC fue de 1,37 litros de agua para producir un litro de licor, es decir, que el proceso es ambiental, social y económicamente sostenible, no afecta la prestación de bienes y servicios a la comunidad y tampoco interfiere con el caudal y equilibrio ecológico del ecosistema.
“La obtención de estas certificaciones no solo valida los esfuerzos de la ILC en materia de sostenibilidad y su posición como líder en prácticas responsables dentro de la industria, también mejora su reputación corporativa y su competitividad en el mercado. Además, refuerza la confianza de los consumidores y otras partes interesadas en su compromiso con la responsabilidad ambiental”, señaló Aureliano Durán, líder de RSE de la Industria Licorera de Caldas (ILC).
*Este contenido fue elaborado con el apoyo de la Industria Licorera de Caldas.