Según Swiss Rec, el impacto de la covid-19 —en conjunto con otros impactos económicos que aparecieron en 2020— generó una reducción en el PIB global de 3,4 por ciento. La compañía estima que, producto del cambio climático, en 2050, el PIB global sufrirá un impacto de cerca del 18 por ciento.
En un análisis realizado por PwC que se realiza año a año para entender la dinámica de descarbonización de la economía, del año 2000 al 2020 se logró una descarbonización anual de la economía del 1,4 por ciento a nivel mundial. Sin embargo, para el año 2021, después de la pandemia, la intensidad global del carbono se redujo a 0,5 por ciento.
“Nuestro reto, es cambiar la pendiente de esa línea en rojo para que esa reducción no sea de 1,4 por ciento ni de 0,5 por ciento, sino de 15,2 por ciento por año”, resaltó Casas. Así mismo, advirtió que esta década se necesita reducir en un 77 por ciento la intensidad de carbono para llegar a las metas pactadas en el Acuerdo de París.
¿Cómo lograrlo?
En medio de su conferencia, la socia de Sostenibilidad y Cambio Climático de PwC, explicó que para lograrlo es necesario el uso de la tecnología y la innovación. Sin embargo, con preocupación dio a conocer que, en un análisis hecho sobre cerca de 4.000 start-ups en 2022, identificaron que cerca del 25 por ciento de las inversiones de capital privado y de capital de riesgo están cayendo en start-ups “que desarrollan tecnología climática que permita reducir y captar emisiones, adoptarnos al cambio climático y a entender los efectos del clima”.
Según el análisis, este porcentaje se ha mantenido como el máximo en los últimos 13 años. No obstante, Casas precisó que el valor absoluto de estas inversiones en el 2022 cayó frente al año anterior, producto de hechos de coyuntura mundial como la guerra en Ucrania.
“La tendencia macroeconómica del sector privado y el sector público es seguir buscando innovaciones tecnológicas en materia climática, lo que representa una oportunidad no solamente para start-ups, sino de diferentes organizaciones que están desarrollando tecnologías en este sentido”, sostuvo.
Sin duda, el gran reto es cómo lograr capturar financiación e inversión para estas empresas en el primer año de vida para evitar caigan en el “valle de la muerte”, y logren ser atractivas para inversión privada e inversión de riesgo. Por lo anterior, Colombia tiene una oportunidad para traer ese capital.
Según la experta, cerca de la mitad de la inversión en tecnología se va para el sector de movilidad y transporte, representado en el desarrollo de soluciones menos intensivas en emisión. El segundo es el sector de la energía, donde avanzan proyectos de energías renovables. El tercero es el sector agrícola y forestal, donde se evidencia desarrollo de nuevos productos y generación de proteínas que tengan una menor emisión de carbono. Por último, el industrial, que principalmente se está enfocando en la circularidad.
¿Por qué se deben impulsar este camino?
La conferencista culminó su intervención diciendo que las compañías necesitan pensar en cómo estas inversiones las hacen más competitivas, y con mejores resultados.
Como ejemplo, puso sobre la mesa el caso de Volvo. Se estima que en 2040, más o menos entre el 75 por ciento y el 95 por ciento de los vehículos que se desarrollen sea eléctrico en el mundo. En esta línea, Volvo le está apuntando a que en 2025 el 50 por ciento de su producción sea eléctrica y que al 2030 el ciento por ciento de su producción sea de esta tecnología.
“Ellos han entendido el mercado. Han entendido que si no hacen esa transición y esta transformación de esos procesos productivos de los productos que están generando, no van a ser competitivos”, concluyó.