Trece años después de que Naciones Unidas definió, en 1987, la sostenibilidad como lo que permite “satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades propias”, este concepto ingresó en la agenda corporativa mundial mediante el Pacto Global (PG).
Creado por la ONU y presidentes de empresas de los cinco continentes, el PG se planteó para implementar los principios universales de sostenibilidad. Dieciocho años después, esta iniciativa recibió el mandato de promover los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Después de un quinquenio, las acciones del PG, que hoy reúne unas 17.000 empresas de 160 países, han causado impacto en el parque empresarial, pese a que la pandemia produjo un cese total de las cadenas de valor y la mayor recesión económica global desde 1945 (-3,07 por ciento, en 2020, según el Banco Mundial).
A la fecha, 5445 empresas trabajan con la Science Based Targets initiative (SBTi) para descarbonizar y reducir las emisiones de carbono. A su vez, más de 4500 han obtenido la certificación B Corp por cumplir estándares de alto nivel en su desempeño social y medioambiental comprobado, transparencia pública y responsabilidad legal.
Pese a lo anterior, lograr que el aparato productivo global asuma la sostenibilidad como su eje corporativo es un desafío de marca mayor, si se tiene en cuenta que, según la consultora neerlandesa BoldData, hay más de 300 millones de empresas en el mundo.
Colombia, paso a paso
En el país, la adopción del modelo de sostenibilidad en las empresas ha tomado cada vez más fuerza. “Hace más de 20 años, las compañías nacionales tenían enfoques diferenciales en las perspectivas de sostenibilidad; hoy se ve la evolución del enfoque e impacto al que quieren llegar”, explica Raúl Ávila, profesor de Industria de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Colombia.
Según el académico, en este periodo aumentó la conciencia sobre la importancia de la sostenibilidad en las empresas de casi todos los sectores productivos, se creó un marco normativo y de regulaciones más sólido, hay más unidades productivas que integran este modelo en su estrategia empresarial y en la cadena de suministro, y hay mayor participación corporativa en certificaciones e iniciativas.
Un caso que ejemplifica la adopción de este modelo lo protagoniza Postobón, empresa del sector de bebidas con 118 años de existencia. Según su presidente, Miguel Escobar, “la sostenibilidad constituye una parte fundamental de nuestra forma de pensar y actuar. Ser líderes en el tema nos motiva y nos reta. Desde una óptica aspiracional, potenciamos ese propósito para ratificar que buscamos un mejor futuro para la sociedad y el planeta”.
Inserción en cifras
Julián Domínguez, presidente de la Confederación Colombiana de Cámaras de Comercio (Confecámaras), valora los avances logrados en Colombia en este campo, según el ‘Reporte de gestión de sostenibilidad 2020-2022′, de la Superintendencia de Sociedades.
“El 72 por ciento de las empresas desarrolla prácticas dirigidas a privilegiar las compras locales y el 25 por ciento vincula proveedores que también implementan prácticas sociales y ambientales”, explica. La Encuesta Ambiental Industrial, realizada por el Dane, revela que el 39,4 por ciento de los establecimientos de manufactura cuenta con programas de uso eficiente y ahorro de agua, y el 32 por ciento contempla un evento de origen hidroclimatológico en los instrumentos de riesgo en las empresas.
En contraste, la Encuesta de Desarrollo e Innovación Tecnológica en la Industria Manufacturera, del Dane, evidencia que el 70,9 por ciento de las empresas se clasifican como no innovadoras. Esta variable es básica en la sostenibilidad porque promueve el uso de recursos tecnológicos para beneficio de la sociedad y el medioambiente.
Disparidad por tamaño
De acuerdo con Carlos Herrera, vicepresidente de Sostenibilidad de la Andi, Colombia fue el país de América Latina que en 2021 recibió el mayor número de certificaciones válidas en este campo según la ISO 14001, norma que proporciona a las empresas un marco para la protección del medioambiente.
Destaca la presencia de empresas nacionales –todas consideradas grandes– en el Índice de Sostenibilidad de S&P Global 2023, que evaluó 7800 empresas inscritas en las bolsas de valores del mundo.
“En la última década más de una decena de empresas nacionales han tenido puestos de honor en esta exigente lista. En este recorrido empresas como Grupo Nutresa, Grupo Argos, Cementos Argos y Bancolombia han ocupado, en algún momento, el primer puesto como las más sostenibles de su sector en el mundo”, asegura.
En contraste, las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), que representan más del 95 por ciento del parque productivo nacional, tienen cuentas pendientes.
“El tejido empresarial nacional no logra cumplir con los requisitos para mantenerse en la formalidad ni plantearse estrategias que se extiendan en el tiempo. Las cifras de informalidad recogen, de alguna manera, su capacidad para tener estrategias de sostenibilidad: son pocas las que pueden hacerlo, si bien las que lo hacen tienen estrategias sofisticadas y bien estructuradas”: María Fernanda Maiguashca, presidenta del Consejo Privado de Competitividad.
Así ve el panorama María Fernanda Maiguashca, presidenta del Consejo Privado de Competitividad: “El tejido empresarial nacional no logra cumplir con los requisitos que hoy existen para mantenerse en la formalidad ni plantear estrategias que se extiendan en el tiempo. Las cifras de informalidad recogen, de alguna manera, la capacidad de las empresas colombianas para tener estrategias de sostenibilidad: son pocas las que pueden hacerlo, si bien las que lo hacen tienen estrategias sofisticadas y bien estructuradas”.
Rosmery Quintero, presidenta nacional de la Asociación Colombiana de las Micro, Medianas y Pequeñas Empresas (Acopi), ilustra esta realidad con una anécdota. “Durante nuestro Congreso 68, un expositor planteó la pregunta de cuántas de las empresas asistentes medían su huella de carbono. Solo una respondió afirmativamente, lo cual indica que las mipymes apenas están comenzando a considerar la sostenibilidad empresarial”, asegura.
Según explica Quintero, este segmento empresarial adelanta acciones para ser sostenibles mediante crecimiento verde, estrategia 6R (reducir, reutilizar,reciclar, reparar, repensar y recuperar) y producción limpia, entre otras, pero insertar este modelo enfrenta obstáculos como la falta de recursos financieros, la carencia de recursos humanos y el desconocimiento de la normativa o de las tecnologías.
Interés en dar el salto existe. Entre el segundo semestre de 2021 y el primero de 2022, recuerda Nicolás Galarza, exviceministro de Ambiente, esa cartera abrió el programa ‘Colombia Carbono Neutral’, para dar asistencia técnica en esa materia a las empresas, y el éxito de la convocatoria los “tomó por sorpresa”, en palabras de Galarza. Empezaron con 50 y, ante la demanda, terminaron en 1000 (500 por semestre). “Eran empresas de todos los sectores, tamaños y capacidades, y teníamos que generar una oferta para las que no tenían nada en sostenibilidad como para las más grandes, que ya tenían el camino más claro”.
Soporte institucional
Uno de los ejes estratégicos del Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 es la transformación productiva, la internacionalización y la acción climática. En este ámbito, el Gobierno nacional aplicará una política de reindustrialización que abarca a las empresas públicas, mixtas y privadas.
Según Germán Umaña, ministro de Comercio, Industria y Turismo, esta política “tiene como componente transversal la sostenibilidad, entendido a partir de cómo lograr una economía que promueva la carbononeutralidad, así como el cuidado y aprovechamiento sostenible de la naturaleza y la biodiversidad”.
El funcionario explica que transitar de una economía extractiva hacia una del conocimiento, productiva y sostenible implica cumplir cuatro objetivos: cerrar las brechas de productividad, fortalecer los encadenamientos productivos y la inversión; diversificar y sofisticar la oferta interna y exportable; y profundizar la integración de América Latina y el Caribe.
Desafíos mil
Según el presidente de Confecámaras, en Colombia las empresas enfrentan desafíos en materia de cambios de mentalidad y cultura, la disponibilidad de líneas de financiamiento para la sostenibilidad, la generación de mecanismos ágiles de medición y el reporte de impactos.
El ministro de Comercio, Industria y Turismo plantea los retos en términos de “dinamizar la innovación empresarial, gestionar la transformación de sistemas productivos en estrategias de industrialización y descarbonización que se integren a dinámicas de desarrollo regional integrado a la planeación del recurso hídrico, la formalización económica y la gestión de impactos al ambiente y a las comunidades”.
Finalmente, Jairo Burgos, experto empresarial, sostiene que “el camino de la sostenibilidad empresarial en Colombia es una ruta fascinante de largo aliento, un proceso continuo que requiere de mucho compromiso, disciplina, seguimiento y aprendizaje permanente”.
Falta capital humano
La introducción de la sostenibilidad ha generado cambios en los organigramas corporativos. Según Pablo Londoño, CEO de Stuart Spencer en Colombia, en las empresas de cierto tamaño han surgido puestos como la dirección, gerencia o vicepresidencia de sostenibilidad, así como la inserción de esta función en las áreas de recursos corporativos o responsabilidad social, y del rol en la vicepresidencia legal y en gestión humana.
El experto plantea que, si bien esta temática ya hace parte de la agenda de negocios, la estratégica y la de relación con las comunidades, el país carece de capital humano especializado.
“La novedad del tema hace que estemos en paños menores desde la academia para formar profesionales especializados. El sector educativo ha hecho esfuerzos importantes por actualizarse y ofrecer programas especializados en la materia y ya empiezan a verse profesionales formados, pero estamos en etapas embrionarias del proceso”, revela.