Las sequías pueden ser una parte normal del clima. Pero a medida que aumentan las temperaturas a raíz del calentamiento global, estos períodos secos se vuelven más severos y prolongados en muchas regiones. La tendencia puede alterar sistemas alimentarios completos y empujar a millones a morir de hambre y deshidratación.
En un giro inusual, nuestro estilo de vida de alta emisión de gases también ha ayudado a revelar cómo solíamos vivir antes de que la crisis climática se volviera tan urgente. Esto se debe a que las sequías han dejado al descubierto restos de comunidades pasadas, algunas de ellas de miles de años de antigüedad.
Un misterioso imperio en Irak
Una sequía en 2018 en la región kurda de Irak proporcionó un raro vistazo a una sociedad poco conocida: el imperio Mittani. Arqueólogos alemanes y kurdos descubrieron un palacio de la Edad del Bronce de 3.400 años de antigüedad en la orilla del río Tigris, después de que los niveles del agua en el embalse de la presa de Mosul descendieran lo suficiente como para revelar las ruinas. El antiguo palacio pertenecía a un reino que una vez dominó gran parte del norte de Mesopotamia y Siria.
“El imperio Mittani es uno de los menos investigados del antiguo Cercano Oriente”, dijo en ese momento la arqueóloga Ivana Puljiz, de la Universidad de Tübingen en Alemania. “Incluso la capital del imperio Mittani no ha sido identificada con toda certeza”, observa.
El equipo encontró parcialmente pinturas murales preservadas y 10 tablillas de arcilla cuneiformes en las habitaciones que excavó. Al estudiar las tablillas, los arqueólogos esperan aprender más sobre este imperio.
Un pueblo fantasma en España
Más recientemente, un pueblo español que se inundó para crear un embalse resurgió cuando una sequía azotó en febrero. Los visitantes acudieron en masa a Aceredo, en la frontera hispano-portuguesa, para ver las misteriosas ruinas y recuerdos de 1992, incluidas botellas de cerveza y automóviles oxidados.
María del Carmen Yáñez, alcaldesa del concejo mayor de Lobios, al que pertenece Aceredo, dijo a la agencia de noticias Reuters que había llovido muy poco en los últimos meses. Pero también culpó de la situación a la compañía eléctrica portuguesa EDP y su “explotación muy agresiva” del embalse donde opera una planta hidroeléctrica. EDP aseguró que los niveles de los embalses estaban bajos debido a la sequía, y dijo a Reuters que administraba sus recursos hídricos de manera “eficiente” y por encima de los requisitos mínimos.
Reliquias de la fiebre del oro en California
A mediados del siglo XIX, una fiebre del oro en California atrajo a cientos de miles de mineros que probaban su suerte. El año pasado, fueron los turistas los que viajaron a esta área después de que una sequía vaciara significativamente el lago en el que las ciudades de la fiebre del oro quedaron sumergidas. Un claro recordatorio de la actual crisis de agua en este estado de Estados Unidos.
“Con niveles de agua históricamente bajos que han empeorado por los impactos del cambio climático, artefactos y ruinas que alguna vez pertenecieron a comunidades y culturas pasadas del área ahora están apareciendo a lo largo del lecho del lago”, se lee en una publicación de Facebook del Área de Recreación Estatal del Lago Folsom.
Los visitantes podían contemplar las ruinas de lugares como Mormon Island, que en su apogeo atrajo a miles de buscadores mormones de fortuna. La ciudad tenía varias tiendas, cuatro hoteles y una oficina de correos antes de que se incendiara en 1856. Los turistas corren el riesgo de recibir una multa si manipulan los restos del lugar.
La Atlántida alemana
El lago Eder (Edersee), en el estado de Hesse, es el segundo embalse más grande de Alemania. Pero como el calor extremo y la escasez de precipitaciones han intensificado las sequías en todo el país, cuando los niveles de agua del Edersee descienden, revelan lo que se conoce como la Atlántida de la región. Aquí yacen ruinas, incluidas las de un puente, tres pueblos y lápidas de lugareños. El área se inundó originalmente para dar paso al embalse.
El proyecto se construyó hace más de 100 años para proporcionar agua al río Weser y al canal Mittelland, para asegurar que los barcos pudieran viajar en ellos durante los meses de verano más secos. El emperador alemán Guillermo II incluso realizó una visita personal al sitio de construcción en 1911.
Ahora, los pueblos hundidos se han convertido en una atracción turística cuando los niveles del Edersee bajan lo suficiente durante los períodos cálidos.