Una polémica se ha suscitado alrededor de un plan del Gobierno de Australia que pretende sacrificar a más de 10.000 caballos salvajes debido a que se considera una especie invasora en medio del ecosistema de ese país.

De acuerdo con las autoridades australianas, los ‘brumbies’ son una amenaza para la flora y fauna presente en los Alpes australianos y sus alrededores, debido a su exponencial crecimiento en los últimos dos siglos y después de que los británicos los llevaran a la isla en 1788.

Se estima que actualmente existe un grupo de al menos 25.000 de estos caballos en toda Australia, especialmente en las provincias de Nueva Gales del Sur y Victoria. Por esto, el plan del Servicio de Parques Nacionales y Vida Silvestre se ha propuesto disminuir el número de esta especie en el Parque Nacional Kosciuszko a unos 3.000 ejemplares.

“La población objetivo propuesta de caballos salvajes de 3.000 retenido en el 32 % del parque protege el patrimonio de caballos salvajes, manteniendo otros valores ambientales del parque de acuerdo con los requisitos de la Ley Kosciuszko sobre el patrimonio del caballo salvaje de 2018. El enfoque de gestión propuesto considera asesoramiento de Kosciuszko Wild Horse Scientific y Paneles asesores comunitarios”, explican las autoridades ambientales en el plan que se utilizará para este proyecto.

Cabe recordar que en la actualidad habitan más de 14.000 ejemplares en Kosciuszko, una cifra que supera en más de un 400 % el número ideal de caballos salvajes que deberían existir para mantener un equilibrio entre la especie y el ecosistema en el que subsiste.

Por otra parte, el Gobierno de Nueva Gales del Sur (responsable del sacrificio de los animales), resaltó que se espera que el proyecto culmine con éxito para junio de 2027, por medio de una “captura pasiva y el realojamiento” de los caballos, con el fin de que el plan sea conducido bajo “los más altos resultados de bienestar animal”.

Ahora bien, las autoridades confirmaron que antes de acabar con la vida de los ‘brumbies’ se intentará relocalizar a la mayor cantidad de caballos posible en propiedades de personas naturales que se comprometan a cuidar de los equinos hasta que estos mueran de forma natural.

Sin embargo, el documento oficial también indica que hay lugares en los que esta estrategia puede que no sea factible debido a la complejidad que significa reubicar a más de 10.000 caballos salvajes no solo por lo difícil que es hallar a un grupo de personas que los acepten sino porque no todos cuentan con los espacios óptimos para estos animales. Por esto, en esos casos “el borrador del plan proporciona una gama de otras opciones, incluido el disparo desde el suelo sujeto a estrictas condiciones que garantizan el máximo bienestar animal”.

Finalmente, en cuanto a la opción de si será posible o no que también acaben con la vida de los caballos por medio de disparos aéreos, Nueva Gales del Sur respondió de forma tajante que no. “La política del gobierno de Nueva Gales del Sur durante los últimos 20 años ha sido clara en que no se permiten disparos aéreos hacia caballos en los parques nacionales. Ese política no está cambiando”, añade el informe.

No obstante, no todos en Australia están contentos con el plan organizado por el Gobierno local, incluido un grupo de 69 científicos de la Academia Australiana de Ciencias que aseguró por medio de una carta publicada el 29 de octubre que aunque no están en contra de la reubicación o sacrificio de los caballos, si lo están en contra de las estrategias que utilizarán las autoridades para lograr dicho cometido.

Para los expertos, la estrategia debe replantearse teniendo en cuenta que la actual no procura la salida óptima de muchos ejemplares lo que podría derivar en un impacto mayor para el ecosistema en el que se desenvuelven.