A 3.400 metros sobre el nivel del mar, a más de 90 kilómetros de la capital del país se encuentra uno de los tesoros naturales más importantes del centro de Colombia: el Páramo de Guacheneque, lugar de nacimiento del río Bogotá. Ubicado a 9,5 km del municipio de Villapinzón, Cundinamarca, esta reserva natural rebosa de frailejones, especies nativas, una rica historia ancestral y aguas cristalinas.
El río Bogotá tiene una extensión de 380 kilómetros, siendo 170 en la cuenca alta, pasando por 18 municipios. Desde el páramo de Guacheneque hasta el Puente de la Virgen en Cota, Cundinamarca. Sin embargo, esta riqueza natural es intacta por solo 11 km, ya que aquí donde los problemas de este importante afluente empiezan, puesto que el 97 % de las aguas del río están contaminadas.
Según datos de la Corporación Autónoma Regional (CAR), 56 % del agua en la cuenca alta tiene una calidad regular, afectada carga contaminante de 120 curtiembres en Villapinzón y Chocontá, Plantas de Tratamientos de Aguas Residuales (PTAR) inexistentes o con problemas técnicos y vertimientos por parte de los ciudadanos. Esto hace que el río no pueda recuperar su pureza.
Del total de estas industrias, únicamente 22 cuentan con Plantas de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) propias y 25 están en proceso trámite. Sumado a esto, Villapinzón no cuenta con una planta para descontaminar las aguas residuales generadas por sus más de 21.000 habitantes, descargas que van a parar al río que alguna fue venerado por la tribu indígena de los muiscas.
La situación no mejora en la cuenca media. Aquí, el río tiene una extensión de 90 kilómetros, están Bogotá y el municipio de Soacha, lugares en donde recibe su golpe de contaminación más fuerte. Allí, los habitantes arrojan cerca de 690 toneladas diarias de carga contaminante, una combinación entre aguas residuales, basuras y desperdicios industriales.
Según CAR, la contaminación llevó a que el 70 % del afluente en la cuenca media a presentar una calidad hídrica catalogada como mala. Anualmente, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) debe retirar cerca de 160 mil toneladas de basura del sistema de alcantarillado, humedales y canales, es decir, 450 toneladas al día, lo cual equivale a que diariamente se tiren 412 carros al río Bogotá.
¿Cómo salvar el río Bogotá?
El inicio de los grandes cambios y pensar en una verdadera restauración iniciaron con la sentencia del río Bogotá, emitida por el Consejo de Estado en 2014, la cual ordenó la restauración de las zonas de la ronda del afluente. “Zonas de páramo, bosques de niebla, áreas de influencia de nacimientos acuíferos y de estrellas fluviales, deberán ser adquiridos o protegidos con carácter prioritario por las autoridades ambientales, entidades territoriales y entidades administrativas de la jurisdicción correspondiente…”, cita el documento judicial.
El renacer del río Bogotá se encuentra actualmente marcado por dos megaobras en marcha: PTAR Salitre, la cual limpiará el 30 % de aguas residuales de Bogotá, desde la calle 26 a la 222. La segunda, PTAR Canoas, hará el otro 70 % de la capital y el 100 % del municipio de Soacha, una megaobra que será una de las más grandes de su tipo en el mundo y tendrá una inversión de más de 4 mil millones de pesos. Actualmente, la CAR realiza la planeación plantas de este tipo para municipios como Villapinzón y Girardot.
Dos obras que tomarán algunos años más en su finalización, pero que harán la diferencia en la descontaminación y en el renacer del río Bogotá. La Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) El Salitre empezó a funcionar desde marzo de 2021. Actualmente, se encuentra a 95% de finalización. Pablo Carrizosa de Narváez, presidente de la Asociación de Usuarios del Río Bogotá (ASURÍO), y miembro del comité de verificación de la sentencia de este afluente, resaltó que este megaproyecto ya está cambiando la situación del río, en especial en su desembocadura con el río Magdalena.
PTAR Canoas es la megaobra más importante. Su construcción inicia en diciembre de 2022 a las afueras de Soacha. Mientras tanto, su Estación Elevadora, encargada de llevar las aguas cuando exista la planta, se encuentra a 41 % de finalización a manos de la Empresa de Acueducto y Aguas de Bogotá (EAAB).
Los beneficios de salvar el río
El renacer del río Bogotá significa una cosa: un aumento en la calidad de vida de 12 millones de personas. El afluente pasa 47 municipios, y da agua a una población de cerca de diez millones de personas, en una Cuenca hidrográfica de 589.143 hectáreas. Cerca del 32 % del Producto Interno Bruto nacional (PIB) del país pasa por este cuerpo de agua, necesario para el 26 % de la producción de alimentos de Colombia.
Cotidianamente, este afluente es crucial para la vida de todos. Municipios como Chía, Cajicá y el norte de Bogotá depende de este para la obtención de su servicio de agua potable. Importantes empresas de bebidas usan el agua de la cuenca para sus productos. Cultivos y actividades agropecuarias dependen del recurso hídrico que esta posee para alimentar a la capital y al país.
El trabajo de las PTAR y el actuar conjunto de todos los ciudadanos es clave para dar solución a la situación de la cuenca. Solo así se podrá volver a tener un río completamente descontaminado y con más kilómetros de aguas cristalinas, sentando un precedente para descontaminar otros afluentes en Colombia y el mundo.