Un avance significativo registró la comunidad internacional en la meta global de cobertura de áreas protegidas y conservadas, sin embargo, se ha quedado corta sobre el mantenimiento y cuidado de estas zonas.
Así lo determina un nuevo informe del Centro de Monitoreo de la Conservación del Ambiente y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), elaborado con el apoyo de la National Geographic Society.
De acuerdo con el informe Planeta Protegido, que se publica cada dos años y que es la evaluación final de la Meta 11 de Aichi sobre áreas protegidas y conservadas, el objetivo era brindar importantes beneficios tanto a la biodiversidad como a las personas para 2020, tras un periodo de 10 años.
La meta incluía el objetivo de proteger al menos 17 % de la tierra y las aguas continentales y 10 % del medio marino. En la actualidad, 22,5 millones de km2 (16,64 %) de ecosistemas terrestres y aguas continentales y 28,1 millones de km2 (7,74 %) de aguas costeras y el océano se encuentran dentro de estos espacios, un aumento de más de 21 millones de km2 desde 2010.
Según dio a conocer el Programa para el Medio Ambiente de la ONU, la cobertura terrestre superará considerablemente el objetivo de 17 % cuando los datos de todas las áreas estén disponibles, ya que muchas de ellas siguen sin registrarse.
En la Conferencia de las partes del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB COP15) que tendrá lugar en Kunming China, en octubre, se establecerá el Marco Mundial de la Diversidad Biológica posterior a 2020, y se prevé que incluya la ambición de ampliar la cobertura y la eficacia de las áreas protegidas y conservadas.
Desafío: mejorar la calidad de estos espacios
El nuevo informe concluye que el desafío será mejorar la calidad tanto de las áreas nuevas como de las existentes para lograr un cambio positivo para las personas y la naturaleza, ya que la biodiversidad continúa disminuyendo, incluso dentro de muchas áreas protegidas. El estándar de la Lista Verde de la UICN es la única medida global para evaluar el cambio general en la calidad.
“En los últimos años se han logrado grandes avances en el fortalecimiento de la red global de áreas protegidas y conservadas, las cuales juegan un papel crucial para abordar la pérdida de biodiversidad. Sin embargo, designarlas y contabilizarlas no es suficiente; es necesario que se administren de manera eficaz y que se gestionen de manera equitativa para que sus múltiples beneficios se aprovechen a escala local y global y para asegurar un futuro mejor para las personas y el planeta”, dijo Neville Ash, director de PNUMA-WCMC.
De acuerdo con el informe, para ser eficaces, las áreas protegidas y conservadas deben incluir lugares importantes para la biodiversidad. Sin embargo, un tercio de las áreas clave en materia de biodiversidad, ya sea en tierra, aguas continentales o el océano, todavía no tienen protección alguna.
“Las áreas protegidas y conservadas también deben estar mejor conectadas entre sí, para permitir que las especies se muevan y los procesos ecológicos funcionen. Si bien ha habido una mejora en tiempos recientes, menos de 8 % de la tierra está protegida y conectada a la vez, una cifra muy por debajo de la proporción de 17 % de la superficie terrestre que ahora está bajo protección. Asimismo, hace falta garantizar que las áreas circundantes se gestionen adecuadamente para mantener los valores de la biodiversidad”, indica el estudio.
El informe hace un llamado a que, además de designar nuevas áreas, se identifiquen y reconozcan las áreas protegidas y conservadas que ya existen, mediante la contabilización de los esfuerzos de los pueblos indígenas, las comunidades locales y las entidades privadas y el reconocimiento de sus derechos y responsabilidades. Los esfuerzos de conservación de estos custodios siguen siendo infravalorados y subestimados, no obstante la importancia de sus contribuciones para asegurar un futuro para la biodiversidad.
Administración con equidad
El informe también sugiere la necesidad de hacer más para administrar las áreas protegidas y conservadas de manera equitativa, de modo que los costos de conservación no sean asumidos por la población local mientras que otros disfruten de sus beneficios. Esto es clave para construir redes de conservación que cuenten con el apoyo y la participación de todas las personas en todas partes.
“La UICN reconoce el enorme progreso logrado, en particular en la última década, con una proporción cada vez mayor del globo cubierta por áreas protegidas. Dado que la biodiversidad continúa disminuyendo, ahora pedimos a las partes en la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica de Kunming que establezcan un objetivo ambicioso, de proteger 30 % de la tierra, el agua dulce y los océanos para 2030. Estas áreas deberán ubicarse de manera óptima para proteger la diversidad de la vida en la Tierra, administrarse de manera efectiva y gobernarse equitativamente”, dijo Bruno Oberle, director general de la UICN.
Al proteger áreas intactas y restaurar ecosistemas degradados, los países pueden crear una red que ayude a detener y revertir la pérdida de biodiversidad, mantenga los servicios ecosistémicos esenciales, apoye a la sociedad para enfrentar y adaptarse al cambio climático y reduzca el riesgo de futuras pandemias.
Latinoamérica lidera
Con más de 8,8 millones de kilómetros cuadrados en áreas protegidas, Latinoamérica y el Caribe se consolida como la región con mayor espacio protegido del mundo, con 24 % de superficie terrestre y 19 % de marina.
Este dato supera la cifra de 17 % terrestre y 10 % marina que establece la Meta 11 de Aichi. Este porcentaje equivale a la superficie total de Brasil o a la suma de los territorios continentales de Argentina, México, Perú, Colombia, Bolivia y Paraguay.
Lo realizado en la región en este sentido es clave. Sin embargo, tal como sucede en el resto del mundo, la superficie protegida no necesariamente está siendo manejada de manera efectiva.