El tráfico de fauna silvestre y sus partes no da tregua en el país. En medio de controles efectuados por la Policía Ambiental en el aeropuerto El Dorado, de Bogotá, fueron incautadas pieles de fauna exótica que tenían como destino el mercado de Estados Unidos.

Al interior de una caja que sería enviada por encomienda a ese país norteamericano, miembros de la Policía hallaron pieles de mamíferos exóticos, que están protegidos por la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre, más conocida como la Cites.

La encomienda venía proveniente de Manizales y contenía, entre otros elementos, pieles de origen animal que, según el concepto técnico de la Autoridad Ambiental, corresponden a mapaches y hurones.

Este caso de tráfico de especies exóticas será investigado por el laboratorio de identificación de genética forense de especies silvestres de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol, líderes del tema en Latinoamérica, quienes determinarán la procedencia genética de los especímenes.

Las incautaciones de fauna silvestre van en ascenso. | Foto: Policía Nacional

Cabe mencionar que la de Policía Judicial contra los Delitos Ambientales investiga esta modalidad de tráfico y la posible comisión del delito denominado “manejo ilícito de especies exóticas”, tipificado en el artículo 330 del Código Penal Colombiano.

Frente a este tema, las autoridades señalaron que estas especies, al ser de originarias de otros países y haber sido introducidas ilegalmente al territorio nacional, podrían poner en peligro la salud humana, el ambiente y la biodiversidad colombiana.

A la industria de la moda

Dijeron, además, que esta modalidad de tráfico de partes de fauna exótica guarda relación con la industria de la moda, la que lamentablemente está utilizando ese tipo de pieles para la fabricación de accesorios o piezas completas como abrigos de piel de toda clase de animalitos pequeños como mapaches, zorrillos, hurones, leopardos, linces y focas bebé.

Por esta razón, la Policía Ambiental continúa fortaleciendo sus capacidades de control ambiental para mitigar el trafico nacional e internacional de la fauna silvestre y exótica, a través de controles constantes en terminales aéreas y terrestres, en puertos y en carreteras, a través de 11 binomios caninos especializados en la detección de fauna.

Producto de este trabajo, las autoridades junto con los caninos han logrado la incautación de 2.711 especies y la captura de 14 personas, en 2021.

Los mapaches y hurones son considerados fauna exótica | Foto: Policía Nacional

De acuerdo con los datos de la Policía Ambiental, solo en las terminales aéreas y terrestres se han realizado 2.063 incautaciones en lo corrido del presente año. Los binomios caninos han aprehendido 1.359 tortugas mata mata, 218 ranas venenosas, 32 canarios costeños y 1.431 partes de especies silvestres.

Según los datos oficiales, los animales que más se trafican en el territorio nacional son las tortugas, siendo la hicotea la principal víctima de este flagelo. Le siguen los canarios, iguanas, zarigüeyas, babillas, boas, tortugas morrocoy, loros, pericos y tinguas, entre otros.

Muchos de los animales que logran ser recuperados son llevados a los centros de atención y valoración de fauna silvestre de las corporaciones autónomas regionales. Algunos de ellos logran ser rehabilitados y recuperados y pueden regresar a su hábitat; sin embargo, muchos otros no lo logran porque como en el caso de los pájaros, por ejemplo, les cortan las alas.

Práctica global

Lo preocupante de esta situación es que se trata de una práctica que es global. Un estudio dado a conocer a finales del año pasado indica que casi un tercio de las especies de reptiles se compran y venden en línea, lo que facilita el tráfico ilegal.

Lo más preocupante es que muchas de estas se encuentran en peligro de extinción y otras tienen hábitats muy pequeños, como ocurre con la tortuga del cabo moteada y el camaleón tigre de Seychelles.

La investigación publicada en Nature Communications concluye que los vacíos en los esfuerzos internacionales para regular el comercio de vida silvestre se dan porque no se monitorea un gran número de especies. Como resultado, se desconoce el verdadero alcance de este flagelo sobre las especies comercializadas, muchas de ellas en riesgo de desaparecer.