Este jueves 11 de noviembre, se realizó el conversatorio “Reservas naturales de la sociedad civil para la recuperación del río Bogotá”. En este espacio, dos expertos explicaron la importancia de crear estos campos verdes, vitales para la recuperación del río Bogotá y los ecosistemas de la región.
Uno de los panelistas fue Darwin Ortega, director del Ecoparque Sabana, ubicado en el Parque Jaime Duque, en Tocancipá. Con más de 17 años de experiencia en restauración de ecosistemas, este ingeniero ambiental ha participado en la recuperación de ecosistemas, pero desde hace 5 años lidera el proceso de restauración en el Ecoparque para recuperar la fauna y flora afectada por las actividades humanas en este territorio.
El segundo invitado fue Jaime Avellaneda, administrador de la Reserva El Palmar. Avellaneda, experto en ecoturismo e ingenio industrial, estableció esta área protegida entre el bosque alto andino y el páramo, en el macizo de Chingaza. Su objetivo es conservar este ecosistema que es hábitat del oso de anteojos, la especie insignia de su proyecto.
Ambos expertos comentaron sus experiencias para establecer este tipo de reservas, los resultados que han obtenido con el trabajo, los principales retos y la importancia de esta figura en la protección del medio ambiente. Cabe recordar que las RNSC son aquellos predios que, por decisión de su propietario, se convirtieron en áreas de conservación de uno o varios ecosistemas naturales de un territorio.
Avellaneda comentó cómo es el proceso para establecer una reserva de este tipo. Para este ingeniero industrial, el primer paso es “estar seguro de querer tener la reserva”. Lo segundo que tuvo que hacer fue ponerse en contacto con la entidad Parques Nacionales Naturales (PNN) para ver si su predio tenía un valor de conservación de alta importancia. De ahí, llenar los respectivos formularios y reglamentación.
“Muchos creen que es solo dejar llenar el predio de vegetación nativa y detener cualquier trabajo en el terreno. Eso es falso, simplemente tienes que organizarlo”, dijo. Como última instancia, comentó Avellaneda, recibió la visita por parte de PNN, entidad que tomó la decisión final de convertir al Palmar en una RNSC.
Quien tuvo un proceso similar fue Darwin Ortega cuando, en 2017, él y la Fundación Parque Jaime Duque tomaron la decisión de establecer como reserva natural de la sociedad civil al Ecoparque Sabana, cuando los humedales Arrieros y Jaime Duque estaban completamente degradados y en estado crítico. Resaltó que haber sido reconocidos como tal “los ayudó automáticamente a empezar el proceso de restauración de esos humedales”.
Este ingeniero ambiental explicó que al comienzo la biodiversidad era muy baja y tenían registros solo de 12 especies de aves. Sin embargo, luego de un largo proceso de restauración, actualmente hay 124 aves registradas en la reserva. Este aumento de especies también se vio en insectos, peces y bosques en la reserva. “Nuestro objetivo es lograr esa recuperación natural, el proceso de restaurar ayuda a animales de la región. Restaurar los humedales es una forma para que estas especies puedan sobrevivir”, dijo el director del Ecoparque.
Ortega también habló del nuevo proyecto que tienen en la reserva. En agosto de 2021, se inició la construcción de un santuario para proteger siete colmenas de abejas mieleras. Este nuevo proyecto apícola permitirá la conservación de estos insectos, claves en la polinización de plantas y la restauración de ecosistemas degradados.
Por su lado, Avellanada se refirió al oso de anteojos, especie única de la región que pese a ser fundamental para el equilibrio de los ecosistemas y el cuidado del agua, está constantemente amenazada por las actividades humanas.
“Esta especie casi se extingue en un punto, en especial por actividades de cacería y agricultura, actividades que les quitan espacio a nuestra fauna y flora. Para nosotros, el oso era un animal mitológico. Mi abuelo hablaba de él y pensamos que era hasta mito”, contó Avellaneda, quien busca convertir este mamífero en eje clave del bosque.
Por último, ambos expertos hicieron un llamado a no solo proteger las reservas naturales de la cuenca del río Bogotá y sus regiones, sino también destinar más terrenos a este tipo de áreas protegidas. Para Darwin Ortega, director del Ecoparque Sabana, “la restauración requiere de la participación de los distintos actores en el territorio, eso implica hacer partícipe a empresas, actores gubernamentales, oenegés, y a las comunidades aledañas”.
“Concientizarnos de que las cosas no son tan sencillas, el agua no nace de la llave. Por eso, hay enseñar a las generaciones que vienen. Esto es para todo el mundo, desde cualquier rama del saber podemos aportar ideas, podemos hacer proyectos. Hagamos parte de estas reservas”, concluyó Avellaneda, quien hace un llamado a todos los bogotanos para cuidar las reservas naturales.