El análisis que hacen los expertos en relación con la contaminación marina es similar al dicho popular de todo lo que sube tiene que caer.
Cuando el ser humano le da un mal trato a los diferentes elementos del ecosistema, sus efectos terminan afectando directamente al ser humano. En palabras del biólogo marino Néstor Campos, profesor de la Universidad Nacional de Colombia sede Caribe, “la contaminación marina es un búmeran porque la humanidad es la receptora final de todo el impacto o deterioro que causamos en el medio marino, todo se nos devuelve”.
Campos durante 34 años ha investigado esta problemática desde el Instituto de Estudios en Ciencias del Mar. Para él, el planeta se enfrenta a un deterioro a causa de la actividad humana, que ha producido cambios tan radicales que no permiten que los mares se recuperen por sí solos.
Una de las mayores afectaciones que el experto menciona y que a su vez fue citada en Unimedios, se dio a finales de mayo de este año cuando se produjo “el peor desastre ecológico en Sri Lanka”, refiriéndose al día en que un buque con combustibles y químicos como soda cáustica, ácido nítrico, metanol, bolas de plástico y cerca de 350 toneladas de petróleo; se hundió y ardió durante más de 13 días.
Ese episodio generó la muerta masiva de varias especies, entre ellas 4 ballenas, 20 delfines y más de 170 tortugas marinas. Eso sin evaluar el impacto en la fauna menor (peces, plancton, entre otros).
¿Cuáles son los elementos que más contaminan?
Los plásticos, el petróleo y sus derivados. El mercurio y el cadmio forman parte de esta lista debido a sus propiedades cancerígenas. “En 1912, la enfermedad de itai-itai –o del ayayay– se presentó en Toyama (Japón), debido a una intoxicación causada por el cadmio, en la que las personas presentaron fuertes dolores en las articulaciones, la columna vertebral, calambres, debilitamiento muscular y alteraciones cardiacas. Por otro lado, en 1956 se presentó la enfermedad de Minamata (Japón) debido a un brote de envenenamiento por metilmercurio, en el que la concentración de este fue de 11.000 µg/Kg en peces”, reseña el profesional
Hay otros elementos contaminantes que generan riesgo y que componen la llamada “lista gris”:
Aquí figuran aquellos contaminantes que pueden causar la muerte por envenenamiento en el ambiente acuático, incluidos aquellos que, aunque se pueden introducir en el medio, por ser altamente contaminantes deben ser controlados entre ellos: el cromo, plomo, zinc, arsénico entre otras sustancias que también pueden alterar el sabor de la carne de los organismos comerciales.
El profesor recuerda que la contaminación por plomo data de hace más de 250.000 años, gracias al descubrimiento realizado en el sitio arqueológico de Payre en Ardèche (región del sureste francés), en los dientes de dos niños neandertales.
“Así mismo, un grupo de investigadores determinó que una de las posibles causas de la caída del Imperio romano se dio por la intoxicación por plomo a la que fueron expuestos los dirigentes de la clase política al tomar vino en recipientes de plomo, trayendo un debilitamiento mental a esta clase dirigente”, dice el documento.
Campos se remite al estudio “Tropics”, realizado para Instituto Estadounidense del Petróleo, en Panamá, y comparte algunos de sus apartes: “el efecto del petróleo fresco, sin tratamiento y sin degradar es grave a largo plazo sobre la supervivencia de los manglares y fauna asociada, y efectos menores en la pradera de pastos marinos, los corales y organismos asociados”.
Agrega que “el uso de dispersantes puede exponer a los organismos submareales a cantidades mucho mayores de hidrocarburos, produciendo un daño más grande a los corales y a las fanerógamas marinas, aunque es menor la probabilidad de que los manglares se vean afectados”.
Aunque es cierto que el cambio climático –como lo sostiene un grupo de investigadores– puede ser un proceso natural, también lo es que ese proceso lleva miles de años, y “a lo que nos enfrentamos es a cambios que se han acelerado por la intervención del hombre”, afirma el profesor Campos.