La tala y quema de bosque tienen en grave riesgo a la Amazonia, que no solo está a punto de convertirse en emisor de C02, sino que además podría perder más de 10.000 especies de fauna y flora por cuenta de la deforestación y degradación del suelo.
De acuerdo con el más reciente informe del Panel Científico por el Amazonas (SPA), el 35 % de esta selva ya ha sido deforestada o degradada, una situación que se ha agravado en los últimos años por cuenta de las políticas del presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien ha abierto la puerta a la expansión de la frontera agrícola y al desarrollo de otro tipo de actividades económicas, en detrimento de los bosques y las comunidades.
Según la investigación, realizada por más de 200 expertos, más de 8.000 plantas endémicas y al menos 2.300 animales están en alto riesgo de extinción.
De acuerdo con el informe, el suelo y la vegetación amazónica albergan cerca de 200.000 millones de toneladas de carbono, más de cinco veces del total mundial de emisiones de CO2 al año, por lo que para los científicos es determinante reducir los niveles de tala y degradación de los bosques a cero en menos de una década.
El informe también indica que Jair Bolsonaro, ha agravado la crisis. El año pasado, la deforestación en la región amazónica del país alcanzó su punto más alto en 12 años. La tala de bosque en esta región aumentó 9,5 % entre agosto de 2019 y julio de 2020 en comparación con mismo periodo anterior, lo que constituyó en el segundo récord consecutivo.
En el mencionado periodo, la destrucción de la mayor selva tropical del mundo totalizó 1.100.000 hectáreas, equivalente a 7,4 veces el territorio de la Ciudad de México, según dio a conocer en su momento el sistema de vigilancia de deforestación Prodes, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (INPE). En la medición del mismo periodo anterior la cifra había alcanzado 1.018.800 hectáreas arrasadas, lo cual había marcado un aumento de 43 % frente a los doce meses precedentes.
Lo grave es que los datos este año podrían aumentar, pues en los últimos meses se ha batido récord en la tala de bosque. Solo queda el mes de julio antes de que se conozca una nueva medición en torno al tema.
El gobierno de Bolsonaro ha permitido el desarrollo de actividades económicas como la minería y la agricultura en áreas protegidas de la Amazonia, además de debilitar a las agencias a cargo de asuntos ambientales.
A esto se suma que en Colombia las cosas tampoco van por buen camino, pues el 63 % del área deforestada en 2020 se encuentra precisamente en la Amazonia, siendo Meta, Putumayo, Caquetá y Guaviare los departamentos más afectados. Más de 109.000 hectáreas fueron arrasadas en esta zona del país, de acuerdo con información dada a conocer la semana anterior por el Ministerio de Ambiente y el Ideam.
Otro revés
Una investigación publicada recientemente en la revista Nature indica que la tala de bosque en algunas partes de la Amazonia ha llegado a tal punto que la emisión de carbono al año es superior a la capacidad que tiene la selva para absorber.
Basándose en centenares de muestras de aire recolectadas a diferentes alturas durante la última década, la investigación afirma que la parte sureste del Amazonas ha pasado de ser un ‘pozo’ de captura a una fuente de emisión de CO2, uno de los principales responsables del calentamiento global.
Durante el último medio siglo, las plantas y los suelos han absorbido más de un 25 % de las emisiones de CO2, en tanto estas emisiones han aumentado hasta en un 50 %.
“La Amazonia, que alberga la mitad de las selvas tropicales y que almacena 450.000 millones de toneladas de CO2 en sus árboles y suelos, se ha convertido en una fuente de emisión. Tanto la deforestación como la degradación de los bosques reducen su capacidad para actuar como un pozo de captura de carbono”, señalaron los autores.
Los resultados son dicientes, si no se toman acciones rápidas y contundentes para frenar la deforestación, este dejará de ser el pulmón del mundo, en poco tiempo.