La llegada y siembra de plantas exóticas se ha registrado durante años en el país, haciendo presencia en diferentes ecosistemas nativos, que en muchas oportunidades pueden afectarse por la presencia de estas especies invasoras. Los páramos no han escapado a esta situación que pone en riesgo a estos ecosistemas y sus recursos naturales.
Ante esta realidad, Edinson Sesquilé Escobar y Mauricio Aguilar Garavito del Instituto Humboldt, junto con Sebastián Ruiz Santacruz, de la Universidad de Nariño, decidieron estudiar en detalle cómo se puede realizar una restauración ecológica en las zonas paramunas afectadas por las plantaciones de pino pátula (Pinus patula), precisamente una de estas especies exóticas que se han ubicado en algunos de estos ecosistemas.
Por ejemplo, en el páramo de Guacheneque, ubicado en el municipio de Villapinzón y donde nace el río Bogotá, fueron sembrados varios pinos en la década de los 90, árboles foráneos que no hacen parte de los ecosistemas de alta montaña del país y causaron una pérdida de vegetación nativa como los frailejones.
Estas especies exóticas generan transformaciones en los páramos andinos como: pérdida de la biodiversidad, acidificación de los suelos, alteración del régimen hídrico, disminución de oferta de hábitat para la fauna y una reducción de germinación, establecimiento y crecimiento de las plantas nativas.
Por esta razón, los investigadores decidieron realizar experimentos dentro del Parque Natural Regional Páramo de Rabanal, área protegida del departamento de Boyacá que figura entre las más afectadas por la plantación de este pino. Por ejemplo, en el predio Peña de la Virgen, se aprovecharon estos árboles de la manera tradicional por más de 27 años.
Dos áreas específicas dentro del páramo Rabanal, con cinco años y 10 años de post-tala de esta especie de pino, fueron los lugares seleccionados para realizar diversos ensayos tendientes a ver los efectos en la eliminación de los residuos del aprovechamiento forestal del pino y la remoción de la vegetación preexistente.
“También analizamos cómo sería el panorama después del aprovechamiento forestal en cinco y 10 años; la aplicación de una enmienda orgánica al suelo; plantación del ciro, un arbusto nativo (Baccharis bogotensis); y los impactos sobre la riqueza de especies y la cobertura del estrato herbáceo en estas áreas de Rabanal”, cita el estudio publicado en la más reciente edición de la revista Biodiversidad en la práctica.
Esta investigación fue realizada en el marco del Proyecto “Páramos: Biodiversidad y Recursos Hídricos en los Andes del Norte”, que fue financiado por la Unión Europea y ejecutado por el Instituto Humboldt.
Estos fueron los experimentos
La primera área del páramo estudiada abarcó 2.044 metros cuadrados y tenía plantaciones de pino con un tiempo de aprovechamiento de cinco años. La segunda fue de 656 metros cuadrados y árboles de esta especie aprovechados hace 10 años.
Los investigadores hicieron experimentos en un diseño factorial con bloques de parcelas en la primera zona, teniendo en cuenta lo siguiente: no aplicar ningún tratamiento, eliminar los residuos post-aprovechamiento forestal del pino (troncos, cortezas, ramas, palos, aserrín y acículas), aplicar enmienda orgánica al suelo y remover la vegetación preexistente.
En la segunda área, las investigaciones se centraron en zonas con plantaciones de pino y ciro Baccharis bogotensis, donde se realizaron tratamientos como eliminar o no los residuos del aprovechamiento.
“Hicimos un tercer experimento con el establecimiento de un nuevo set de bloques de parcelas establecidas en un área con 5 y 10 años post aprovechamiento forestal, dónde se utilizaron los mismos tratamientos que en las otras áreas”, cita el artículo de la revista del Instituto Humboldt.
En estas zonas, los expertos midieron índices como riqueza, abundancia y cobertura relativa de la vegetación herbácea y arbustiva, y establecieron 120 subparcelas para realizar la evaluación y seguimiento de las áreas experimentales.
El monitoreo a la vegetación en los tres experimentos dentro del páramo de Rabanal fue realizado en dos etapas: la primera entre octubre y noviembre de 2017, a 10 meses de los tratamientos, y la segunda en agosto de 2019, a los 30 meses.
Principales hallazgos
Los investigadores evidenciaron que eliminar los residuos del aprovechamiento forestal del pino, no remover la vegetación preexistente y aplicar una enmienda orgánica al suelo, es un tratamiento adecuado para mejorar la riqueza relativa de especies en áreas con cinco años de post aprovechamiento forestal.
“Sin embargo, el solo hecho de eliminar los residuos del pino y no realizar ninguna otra acción, es un tratamiento básico que repercute en el incremento de la riqueza de especies”, revela el estudio.
Aunque evidenciaron una mayor cobertura de la vegetación en parcelas con el residuo del pino, los patrones de vegetación no son los mismos porque la cobertura es dominada por muy pocas especies herbáceas generalistas como Phytolacca bogotensis, y otras que no son necesariamente especies de páramo o nativas.
Por otra parte, las parcelas donde se eliminaron los residuos post aprovechamiento del pino están asociadas a especies propias del páramo, como Carex bonplandii, Espeletia argentea, Espeletiopsis rabanalensis (frailejón endémico del páramo de Rabanal), Paspalum bonplandianum, Agrostis scrabifolia, Paepalanthus columbiensis y Arcytopllylum nitidum, entre otras.
En los sitios con 10 años post aprovechamiento del pino, los investigadores indican que eliminar el residuo es clave para mejorar la riqueza relativa luego de 30 meses con una cobertura dominante de especies herbáceas, frailejones y rosetas de páramo.
La principal conclusión del estudio es que eliminar o retirar los residuos del pino pátula de los páramos incrementa la riqueza relativa de las especies nativas. Esta acción libera espacio sobre el suelo, lo que proporciona una mayor área efectiva para que puedan llegar, germinar y establecerse los propágulos que se están dispersando. Además es una acción muy económica y que permite recuperar cierta parte del material vegetal que se deja en campo como residuo.
“Esta actividad de restauración puede ejercer efecto sobre la riqueza y la cobertura incluso 10 años después del aprovechamiento forestal. Corroboramos que las parcelas sin eliminación del residuo de pino tienen la menor riqueza de especies”.