A lo largo de la cuenca hidrográfica del río Bogotá confluyen la sociedad civil, los sectores públicos y privados, las autoridades y las organizaciones ambientales. Actores que, desde su respectivo frente, están llamados a implementar diferentes iniciativas para la recuperación de este cuerpo hídrico, según la sentencia emitida por el Consejo de Estado en 2014.
Para lograrlo, sin embargo, es fundamental articular a todos los sectores involucrados. El trabajo mancomunado entre todos los actores, cada uno aportando desde su experticia y especialidad, tiene mayores impactos y resultados para lograr un mismo objetivo.
El plan piloto para recuperar la quebrada La Chucua, en Tocancipá, es un ejemplo de ello. Esta mesa de trabajo, liderada por la Asociación de Usuarios del río Bogotá (Asurío), reúne en un mismo espacio a los industriales, la autoridad ambiental, la administración y la sociedad civil de este municipio, perteneciente a la cuenca alta del río Bogotá.
Esta mesa se ha reunido de manera virtual en diferentes ocasiones para establecer un plan de acción que permita descontaminar la quebrada La Chucua en seis meses.
El primer encuentro fue el 14 de mayo y, desde entonces, quienes hacen parte de esta iniciativa de manera voluntaria, han acordado diferentes puntos para avanzar hacia ese objetivo como la creación de un comité, recorridos presenciales en el cuerpo de agua y una estrategia de benchmarking para mostrar las buenas prácticas medioambientales de las industrias.
En la reunión virtual más reciente, con más de 30 integrantes de la mesa de trabajo, socializaron los resultados de las muestras tomadas en la zona durante los recorridos hechos hacia finales de mayo.
Estas arrojaron, entre otras cosas, que el cauce del cuerpo hídrico tiene una sedimentación alta, escasa cobertura vegetal, uso de la ronda para actividades diferentes al forestal, disposición de residuos, pasos vehiculares, box culvert, y canalización, producto de la ocupación de la ronda.
Con este punto de partida, la mesa de trabajo estableció las primeras acciones para avanzar en la descontaminación del cuerpo hídrico. Para empezar, por ejemplo, se programó la limpieza de los primeros tramos de la quebrada.
“De momento la limpieza es manual, con una cuadrilla compuesta aproximadamente por cuatro personas y lo que se hace es una rocería, que es guadañar a lado y lado entre uno y dos metros sobre la ronda”, explicó el ingeniero Karol Elkjaer Mondragón, profesional especializado de la Secretaría de Ambiente de Tocancipá.
El proceso se inició por tramos, establecidos de acuerdo a las muestras tomadas en mayo, y en este han participado funcionarios de las industrias de la zona como Toptex, Bavaria, Packing, Sika y Coca Cola, así como de la Empresa de Servicios Públicos y la Secretaría de Ambiente de Tocancipá.
El objetivo de esta limpieza es retirar sedimentos, material vegetal como buchón, y por supuesto, basura visible como recipientes, plásticos o incluso llantas que a veces van a parar a estos cuerpos hídricos.
“Se desarrolló limpieza en la industria Toptex, en la cervecería Bavaria, en el predio del Centro Empresarial Roble V, en Sika y en el tramo comprendido entre este último y el sector Serpa”, añadió el ingeniero Mondragón.
Hasta el momento, han limpiado unos 2,2 kilómetros de la quebrada, además de unos 750 metros del canal Bavaria, que es un afluente de La Chucua en ese sector. Aún falta terminar el tercer tramo, en donde la empresa Coca Cola apoyó con la limpieza de 200 metros. De acuerdo con el funcionario de la Secretaría de Ambiente, este trabajo terminará entre esta y la próxima semana.
“De Toptex a Robles V ya fue limpiado completamente, el segundo tramo que es entre Robles V y el sector Serpa también y estamos entrando a un tercer tramo que es entre el sector Serpa y el patio de almacenamiento de la minería Rozo”, dijo el profesional especializado de la Secretaría de Ambiente de Tocancipá.
La limpieza no obedece a una adecuación hidráulica, que es la ampliación del cauce para mejorar la capacidad hídrica, pues para hacer esto es necesario invertir en maquinaria, instalar jarillones a los lados para evitar inundaciones y tener un permiso de la autoridad ambiental, según explicó el ingeniero.
Sin embargo, los trabajos de limpieza manual adelantados en las últimas semanas son claves para retirar el excedente de material vegetal y sólidos sedimentados con el fin de identificar con claridad de dónde vienen los vertimientos que contaminan la quebrada.
“Las aguas residuales llevan nutrientes que favorecen el crecimiento de la vegetación macrófita, es decir, aquella que nace dentro del agua. Sin embargo, esta genera una pérdida de capacidad hidráulica o de drenaje en la quebrada porque no hay un cauce libre, sino un represamiento del agua y tampoco deja identificar de dónde vienen los vertimientos porque no se pueden ver las tuberías”, explicó el ingeniero de la Secretaría de Ambiente del municipio.
El paso a seguir es finalizar la limpieza en los próximos días para poder empezar a identificar los puntos de vertimiento directos a La Chucua, la revisión de estas descargas y la eliminación de los puntos contaminantes. Así mismo, es necesario revisar las conexiones erradas que estén presentes en la quebrada, las cuales se dan cuando las tuberías de aguas residuales se conectan a las de aguas lluvias.
Estos trabajos de limpieza, sin embargo, ya reflejan cambios en el cuerpo hídrico. “Desde que se empezó a hacer presencia más seguido con los recorridos en la zona, la gente está más pendiente de la quebrada. Además, la limpieza ha ayudado a mejorar las condiciones de la misma. Al menos en lo que son color y olor sí se ha visto cómo mejora la calidad del agua”, agregó Mondragón.
Así mismo, las inundaciones han disminuido en la zona porque la limpieza ha permitido el libre discurrir del cauce y mitigar el riesgo por desbordamientos en los terrenos cercanos.
Tanto en los recorridos como en los trabajos de limpieza, los funcionarios también han corregido sobre la marcha algunas irregularidades como conexiones erradas o canales que estaban drenando.