La aviación es la responsable de alrededor del 2 % de las emisiones de CO2 en el mundo. Teniendo en cuenta esta cifra preocupante, durante el marco de la 77.ª Asamblea General Anual de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (Iata, por sus siglas en inglés), en la que dicha entidad aprobó una resolución mediante la cual la industria del transporte aéreo se compromete para conseguir cero emisiones netas de dióxido de carbono en el año 2050.

“Lograr ‘cero emisiones netas’ será un gran desafío. La industria de la aviación debe reducir progresivamente sus emisiones al mismo tiempo que se adapta a la creciente demanda de un mundo que ansía volar. Para poder satisfacer las necesidades de los 10.000 millones de personas que se espera que vuelen en 2050, se deben reducir al menos 1,8 gigatoneladas de carbono ese mismo año, explica la Iata.

Uno de los factores que se ha contemplado para lograr este compromiso, el cual está alineado con el objetivo del Acuerdo de París de no sobrepasar el aumento de la temperatura de 1,5 °C, es el SAF. Sus siglas significan: “Sustainable Aviation Fuel”, las cuales traducen: combustible de aviación sostenible.

“El SAF se puede producir un combustible idéntico hasta con propiedades mejores que el combustible fósil, pero con un origen no fósil. Ese origen no fósil puede ser de vegetales, de grasas animales, de residuos. Hay 7 caminos autorizados y se siguen refinando las diferentes tecnologías que hay”, explicó Manuel Macedo, presidente de Honeywell Latin America (empresa de venta de sistemas y productos aeroespaciales).

Algunos expertos como Juan Carlos Salazar, secretario general de la Oaci (Organización de Aviación Civil Internacional) señalan que Latinoamérica y el Caribe cumplen con las condiciones para convertirse en líderes en esta nueva industria, la del SAF.

“Estar en Latinoamérica haciendo un proyecto de SAF es un gran desafío. Creo que el gran potencial que tenemos nosotros ahí es la materia prima. Nosotros somos grandes productores de materia prima. Ese es nuestro fuerte”, detalló Erasmo Battistella, CEO de Bsbios.

Sin embargo, hay un punto muy importante para la producción de este combustible de aviación sostenible: la normatividad. Es indispensable la creación de “las reglas del juego” para que se pueda desarrollar de la mejor forma. Es importante que se conozca una reglamentación para que los inversionistas sepan cómo invertir en estos proyectos y cómo sería su desarrollo. La creación de una regulación es pertinente para saber cómo atraer y captar el capital.

Sobre esto, Erasmo Battistella, CEO de Bsbios, apunta que “La parte de infraestructura es un desafío, es súper importante. Creemos que en Latinoamérica necesitamos de políticas públicas. Pensamos que Latinoamérica debería tener una política pública única, que pueda normatizar cómo producir las materias primas y cómo utilizar el SAF, porque si nosotros tenemos esta política pública, va a ser más fácil introducir el SAF en Latinoamérica”.

Asimismo, otro factor que se debe tener en cuenta para la creación de políticas públicas y la reglamentación respecto a la producción de SAF son los incentivos para quienes participen en esta nueva industria. Si no se promueven estímulos para producir este combustible de aviación sostenible, la industria va a producir diésel.

“Hay mucha normativa en el mercado del diésel renovado. Tenemos que tener lo mismo para el SAF”, indica. Este mercado tiene que trabajar en un ambiente en donde puede optimizarse”, apuntó Thorsten lange, vicepresidente ejecutivo de aviación renovable Neste.

Programa ACT-SAF

La Organización de Aviación Civil Internacional lanzó el 22 de junio de 2022 el Programa OACI de Asistencia, Creación de Capacidad e Instrucción en Combustibles de Aviación Sostenibles (ACT-SAF). Esta es una herramienta colaborativa para que los países tengan la oportunidad de desarrollar todo su potencial en la producción de SAF.

Algunos países como Colombia, Guinea Ecuatorial, Francia, Singapur, Brasil, la Comisión Europea han aceptado los términos y condiciones de este programa y han mostrado su interés por el desarrollo de este combustible. En total son 42 naciones que han ingresado a este programa.