El mejor amigo de una orca macho es su madre, en especial cuando han superado la fase reproductiva. Esto, de acuerdo con un nuevo estudio publicado el jueves en la revista científica Current Biology, según el cual las orcas hembra que han alcanzado la menopausia protegen más a sus hijos de posibles heridas en peleas, aunque no a sus hijas.
En el mundo natural, la menopausia es extremadamente rara, y es precisamente lo que suscitó el interés de la autora principal del estudio, la investigadora Charli Grimes. La mayoría de los animales con ovarios son capaces de reproducirse hasta la muerte y entre las excepciones conocidas se cuentan los humanos y cinco tipos de ballenas
“Una gran pregunta en la historia de la evolución es ¿cómo y por qué aparece la menopausia?”, afirma la científica.
“En las sociedades humanas, las mujeres mayores cumplen a menudo un rol de mediadoras en los conflictos, y ahora este estudio halló que también podría ser el caso en las orcas”, subrayó Grimes, de la universidad de Exeter, en Inglaterra.
La investigación se centró en una población de orcas -una especie amenazada- presente en el océano Pacífico, a lo largo de las costas de Norteamérica.
Las orcas viven en grupos familiares que giran en torno a la hembra, por lo general una abuela con su descendencia masculina y femenina, y los pequeños de sus hijas.
Los machos reproducen con hembras de otros grupos, pero enseguida vuelven a su propia célula familiar, quedándose cerca de su madre toda la vida.
Las orcas pueden vivir hasta los 90 años, 20 de los cuales después de la menopausia.
Para este estudio, Grimes y sus colegas examinaron la acumulación de marcas de dientes en los animales, heridas dejadas cuando una orca muerde a otra al jugar de forma muy brusca o durante una lucha.
“Estas marcas son realmente excelentes para cuantificar las interacciones sociales, que de otra forma son muy difíciles de observar ya que la mayor parte de estos comportamientos ocurre bajo el agua”, explica la investigadora.
El Centro para la investigación de ballenas, en el estado de Washington, hizo reconocimientos fotográficos de estas orcas desde 1976, identificando los diferentes individuos gracias a sus aletas dorsales y sus marcas únicas.
Las orcas, también llamadas “ballenas asesinas”, no tienen un predador natural y esta población se nutre principalmente de salmón, no de presas que puedan morder. Por lo que las mordidas no pueden haber sido infligidas sino por sus congéneres.
Al analizar miles de fotos, con la ayuda de un programa informático, los investigadores observaron que los machos que vivían con una madre que ya no estaba en capacidad de reproducirse tenían 35 % menos marcas de dientes que aquellos que vivían con una madre que no había alcanzado la menopausia, y 45 % menos de los que viven sin su madre.
Los científicos creen que el no poder reproducirse permite a las madres tener más tiempo y energía para proteger a sus hijos.
¿Cómo exactamente? Aún no es posible lanzar hipótesis, explica Grimes. Puede ser que ellas utilicen su conocimiento de otros grupos de orcas para alejar a sus hijos de ejemplares problemáticos.
O podrían estar interviniendo cuando se está gestando una pelea utilizando sus vocalizaciones para contener a sus crías. Sin embargo no se involucran físicamente, pues ellas mismas no presentan sino algunas pocas heridas.
Las hijas por su parte, aparentemente no presentaban menos marcas de mordidas teniendo a su madre alrededor.
Para empezar, las hembras probablemente están menos involucradas en una pelea.
Por otra parte las madres pueden ser más protectoras con los hijos -que se reproducen con múltiples hembras- lo que representa una mayor posibilidad de que la madre transmita sus genes.
La idea de que la evolución haya hecho que las madres puedan ayudar a sus hijos luego de su etapa de reproducción está muy establecida entre los humanos, dijo a la AFP Ruth Mace, una antropóloga y bióloga en University College de Londres.
“Por tanto, es muy interesante ver que ese es también el caso en las orcas”, comentó la experta que no está involucrada en esta investigación.
“Es un trabajo destacado, que utiliza datos de un largo periodo, extremadamente precisos”, indicó la especialista en el estudio de delfines en la universidad de Bristol Stephanie King, que tampoco es parte del estudio.
Investigaciones previas mostraron que las orcas ancianas comparten su pescado, transmiten sus conocimientos sobre los lugares y momentos para encontrar comida, y aumentan la tasa de supervivencia de sus pequeños nietos.
Una pregunta importante es cómo proceden exactamente, algo que Grime espera discernir haciendo volar drones encima de las orcas, para observar mejor su comportamiento.