Numerosos estudios revisados por expertos demuestran que el deshielo del permafrost crea terrenos inestables que afectan negativamente a importantes infraestructuras del Ártico, como carreteras, vías de tren, edificios y aeropuertos. La reparación de estas infraestructuras es costosa, y se prevé que los impactos y los costes sigan aumentando.

Mediante el uso de tecnología avanzada de cartografía submarina, los investigadores del MBARI (Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterrey), y sus colaboradores revelaron que se están produciendo cambios drásticos en el fondo marino como consecuencia del deshielo del permafrost. En algunas zonas se han formado profundos agujeros, algunos más grandes que una manzana de edificios de seis pisos. En otras zonas, se han levantado del fondo marino unas colinas llenas de hielo llamadas pingos. Estos hallazgos se presentan en Proceedings of the National Academy of Sciences.

“Sabemos que se están produciendo grandes cambios en el paisaje del Ártico, pero esta es la primera vez que hemos podido utilizar la tecnología para ver que los cambios también se están produciendo en alta mar”, explica en un comunicado Charlie Paull, geólogo del MBARI y uno de los autores principales del estudio.

Esta innovadora investigación ha revelado cómo se puede detectar el deshielo del permafrost submarino y, una vez establecidas las líneas de base, realizar su seguimiento”.

Mientras que la degradación del permafrost terrestre del Ártico se atribuye en parte a los aumentos de la temperatura media anual derivados del cambio climático provocado por el hombre, los cambios que el equipo de investigación ha documentado en el fondo marino asociados al permafrost submarino se derivan de cambios climáticos mucho más antiguos y lentos relacionados con nuestra salida de la última edad de hielo. Parece que se han producido cambios similares a lo largo del borde marino del antiguo permafrost durante miles de años.

“No hay muchos datos a largo plazo sobre la temperatura del fondo marino en esta región, pero los que tenemos no muestran una tendencia al calentamiento. Los cambios en el terreno del fondo marino están impulsados por el calor que transportan los sistemas de aguas subterráneas que se mueven lentamente”, explica Paull.

“Esta investigación ha sido posible gracias a la colaboración internacional de la última década, que ha facilitado el acceso a modernas plataformas de investigación marina, como la tecnología robótica autónoma del MBARI y los rompehielos operados por la Guardia Costera canadiense y el Instituto Coreano de Investigación Polar”, resalta Scott Dallimore, científico investigador del Servicio Geológico de Canadá, de Recursos Naturales de Canadá, que dirigió el estudio con Paull.

Según apunta, “el Gobierno de Canadá y el pueblo inuvialuit que vive en la costa del mar de Beaufort valoran mucho esta investigación, ya que los complejos procesos descritos tienen implicaciones para la evaluación de los riesgos geológicos, la creación de un hábitat marino único y nuestra comprensión de los procesos biogeoquímicos”.

El mar de Beaufort canadiense, una zona remota del Ártico, es accesible a los científicos desde hace poco tiempo, ya que el cambio climático impulsa el retroceso del hielo marino.

Desde 2003, el MBARI forma parte de una colaboración internacional para estudiar el fondo marino del mar de Beaufort canadiense con el Servicio Geológico de Canadá, el Departamento de Pesca y Océanos de Canadá y, desde 2013, con el Instituto de Investigación Polar de Corea.

El MBARI utilizó vehículos submarinos autónomos (AUV) y un sonar basado en un barco para cartografiar la batimetría del fondo marino con una resolución de una cuadrícula de un metro cuadrado, es decir, aproximadamente del tamaño de una mesa.

Paull y su equipo de investigadores volverán al Ártico este verano a bordo del R/V Araon, un rompehielos coreano. Este viaje con los colaboradores canadienses y coreanos del MBARI -junto con la incorporación del Laboratorio de Investigación Naval de los Estados Unidos- ayudará a perfeccionar nuestra comprensión de la descomposición del permafrost submarino.

Dos de los AUV del MBARI cartografiarán el fondo marino con gran detalle y el MiniROV del MBARI -un vehículo portátil operado a distancia- permitirá realizar más exploraciones y tomar muestras para complementar los estudios cartográficos.

*Con información de Europa Press.