Aunque sólo cubren alrededor del 6 % de la superficie terrestre, el 40 % de todas las especies vegetales y animales viven o se reproducen en los humedales, ecosistemas cuya preservación está en riesgo.
Por esta razón y como un reconocimiento a estos frágiles ecosistemas que contribuyen de forma crucial a la biodiversidad, la mitigación del clima, la disponibilidad de agua dulce y la resiliencia económica, las Naciones Unidas celebran cada dos de febrero el Día Mundial de los Humedales.
Además de ser el hábitat de miles de especies animales y vegetales, estos ecosistemas también son vitales para el bienestar y la seguridad de los seres humanos. Más de mil millones de personas en el mundo dependen de ellos para su subsistencia, aproximadamente uno de cada ocho habitantes de la Tierra, indica la ONU.
No obstante, están desapareciendo, muchos de ellos drenados para convertirlos en zonas urbanizadas, agrícolas o para otros usos productivos. Su desaparición, es tres veces más rápida que la de los bosques y supone una amenaza existencial para cientos de miles de especies.
Leticia Carvalho, coordinadora principal de asuntos marinos y de agua dulce del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente de la ONU, manifestó que los humedales sanos, que son fundamentales para la mitigación del cambio climático, la adaptación, la biodiversidad y la salud y prosperidad humanas, están en peligro y por ello se requiere garantizar su protección, restauración y mejor gestión.
Grandes olvidados
Según el Programa de la ONU los humedales, son los grandes olvidados de la crisis climática a pesar de que almacenan más carbono que cualquier otro ecosistema, y sólo las turberas (tipo de humedal compuesto por musgos o por plantas vasculares) almacenan el doble que todos los bosques del mundo.
Los ecosistemas de humedales interiores también absorben el exceso de agua y ayudan a prevenir las inundaciones y las sequías, lo que se considera fundamental para ayudar a las comunidades a adaptarse a un clima cambiante.
Estos ecosistemas también son un aliado clave en la lucha por detener la pérdida de biodiversidad. Más de 140.000 especies descritas -entre ellas el 55 % de todos los peces- dependen de los hábitats de agua dulce para su supervivencia. Estas especies proporcionan fuentes de alimentos e ingresos a los seres humanos y son clave para el control de las inundaciones y la erosión.
Sin embargo, los habitantes de los humedales se extinguen más rápidamente que los terrestres o marinos, y casi un tercio de toda la biodiversidad de agua dulce se enfrenta a la extinción debido a las especies invasoras, la contaminación, la pérdida de hábitat y la sobreexplotación.
Llamado a la conservación
En Colombia el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) hizo un llamado a conservar estos ecosistemas clave para el bienestar tanto de animales como de humanos.
Esta organización internacional argumenta que los humedales están amenazados por factores como la contaminación, el cambio climático, las represas, y la agricultura y acuicultura intensivas.
“Sin ellos, las ciudades tendrían que gastar más dinero para tratar el agua para sus habitantes, las inundaciones serían más devastadoras para las comunidades cercanas, habría más probabilidad de que las tormentas provocadas por los huracanes lleguen a tierra firme, miles de especies serían desplazadas o desaparecerían, y los suministros de alimentos se interrumpirían, al igual que los medios de subsistencia de millones de personas”, asegura.
Es tal su importancia que son el único ecosistema que tiene un tratado mundial que vela por su protección y manejo sostenible: la Convención de Ramsar, con 171 países miembros, entre ellos Colombia. Hasta el momento 2.300 humedales han sido declarados Sitios Ramsar o Humedales de Importancia Internacional, y en el país hay 12.
De este listado hacen parte la Laguna de la Cocha (Nariño); la Estrella fluvial del Inírida (entre Guainía y Vichada); los Deltas de los ríos Baudó y San Juan (Chocó y Valle del Cauca); la Ciénaga Grande de Santa Marta (entre Magdalena y Atlántico); el Sistema de Chingaza (Cundinamarca); la Laguna del Otún (Caldas, Quindío, Risaralda y Tolima); la Laguna de Sonso (Valle del Cauca); los Lagos de Tarapoto (Amazonas); la Ciénaga de Ayapel (Córdoba); el Complejo Cenagoso de Zapatosa (Cesar); el Complejo de humedales del río Bita (Vichada) y el Complejo de humedales urbanos de Bogotá.