Antes de que terminara el año pasado, el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y el Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi), en colaboración con el Ejército Nacional, lanzaron en Florencia, Caquetá, el Piloto Experimental de Restauración Ecológica Asistida, en la Amazonía colombiana.
Dicho proyecto es un claro ejemplo de contribución para el medio ambiente. Bajo la meta de volver a dar vida a los bosques de esta parte del país, semillas cubiertas por arcilla, fibras de fique y lana de color fueron las protagonistas de la intervención ecológica.
Realizar dispersión asistida de semillas se ha convertido en una realidad en Colombia. Con pellets -esferas- que tienen el tamaño de una uva y al estar cubiertos de arcilla, los expertos dicen que se evita que las semillas sean consumidas por pájaros u otros animales; además, a cinco meses desde que inició el proyecto, los granos absorben el agua de las temporadas de lluvia que se han venido presentando en el suroriente del país.
De acuerdo con el instituto Sinchi, espacio de investigación científica del Gobierno, comunidades de la región elaboraron de manera manual 10.000 pellets, que contienen 25.000 semillas y cada uno tiene un peso de 10 gramos.
Con el paso del tiempo, se espera que la labor de reforestación aumente en las extensas zonas verdes del departamento. Mientras eso pasa, la mencionada institución científica comparte que esta idea nace a partir de la implementación del método Fukuoka.
Según lo consignado por los conocedores del tema, el método Fukuoka es un referente en la agricultura natural; su pionero fue el biólogo y agricultor japonés Masanobu Fukuoka, quien estableció la manera de encapsular las semillas.
“Estos pellets son dispersados por áreas determinadas y la arcilla que recubre cada semilla evita que estas se conviertan en alimento de pájaros, roedores u otros animales; con esta protección se espera la temporada de lluvia, cuando es más probable que la arcilla absorba el agua y la semilla pueda germinar”, detalla Sinchi.
El auge de la implementación del método ha traspasado fronteras, por eso, países como Japón, China, Rusia, Tailandia, España y México lo han tratado, bajo la premisa de mejorar los ecosistemas que conforman cada uno de sus territorios. Para ello, a través de aeronaves se lanzan las cápsulas en determinada cobertura vegetal; a esta práctica se le conoce como “lluvia asistida de semillas”.
Volviendo al proyecto en Caquetá, la dispersión de las esferas se realizó mediante un helicóptero del Ejército Nacional en la finca La Guajira, vereda Las Delicias, municipio de Morelia.
Los científicos hicieron pruebas para determinar los efectos que tendrían las semillas al caer a la zona. “Dicha prueba dio como resultado una dispersión en un diámetro de seis metros a una altura de 50 metros en vuelo estacionario y una resistencia al impacto de la caída del 100 % de los pellets”.
En total se utilizaron cinco especies: dos para las áreas de pasto que han sido impactadas por el accionar del ser humano y las otras son especies propias de bosques. Respecto a las primeras, se conocen como cascabelito (Crotalaria pallida) y cucubo (Solanum sycophanta); las restantes, son catalogadas como cucharo (Myrsine coriacea), tachuelo (Zanthoxyllum syncarpum) y la palma de asaí (Euterpe precatoria).
Al seleccionar estas especies, con un potencial nivel de germinación, los resultados que posiblemente serán visibles a mitad o finales de este 2022 permitirán establecer los costos asociados, determinar si hay esperanza ecológica de la lluvia asistida de semillas con las esferas y, asimismo, evaluar distintos métodos de dispersión aérea, además de trasladar el proceso a una implementación manual.
Por su parte, Carlos Hernando Rodríguez, coordinador de la sede regional Florencia del Instituto Sinchi dice que uno de los limitantes son los costos. Sin embargo, “si este piloto experimental resulta exitoso en la germinación y el establecimiento de las especies vegetales una vez se complete la evaluación, generaría una reducción de costos de al menos el 30 % respecto a los métodos actuales y convencionales, como el de plántulas en bolsa”, precisó.