La Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM) informó en las últimas horas que la presencia de perros asilvestrados o ferales en áreas protegidas del Huila está constituyéndose en una amenaza para la biodiversidad del departamento.
Esto se determinó tras un proceso de seguimiento realizado con los diferentes grupos de monitoreo de la región, que incluyó el registro en cámaras trampas y el hallazgo de huellas, así como la aparición de lesiones en animales grandes y pequeños, lo que reveló el hostigamiento por parte de perros abandonados en zonas rurales.
“En cámaras trampa se han venido registrando manadas de perros que, al ser abandonados y tener un manejo irresponsable de sus propietarios, buscan las zonas rurales y toman comportamientos silvestres formando manadas con estrategias de caza, generando problema tanto para el ecosistema como para las comunidades locales”, detalló Katherine Arenas, bióloga de la Corporación Autónoma Regional del Alto Magdalena (CAM).
Según la profesional, se desconoce con exactitud cuántos perros salvajes y con total libertad hay, pero su número está en aumento y amenaza a la biodiversidad, causando el desplazamiento de especies silvestres amenazadas, como la Danta de montaña (Tapirus pinchaque), el Oso andino (Tremarctos ornatus), el Venado colorado (Mazama rufina), el Tigrillo (Leopardus tigrinus), entre otros.
Según la CAM, sumada a la amenaza de especies silvestres grandes, también se encuentra en peligro la sobrevivencia de especies pequeñas como el Armadillo (Dasypus novemcinctus), Guara (Dasyprocta punctata), Zarigueya (Didelphis marsupialis), Boruga (Cuniculus paca), Cusumbo (Nasua nasua), además de aves de hábitos rastreros, entre otros.
La Corporación también dio a conocer que estos caninos pueden transmitir más de 40 enfermedades infecciosas y parasitarias, como: la rabia, moquillo, parvovirus, sarna, entre otros.
Según Arenas, una de las razones de amenaza de la biodiversidad es porque los caninos domésticos abandonados compiten por alimento-presas con las especies silvestres, especialmente con aquellas del orden carnívora, y en particular con el zorro perro (Cerdocyon thous), lo que disminuye la posibilidad de sobrevivencia de los medianos y grandes mamíferos.
Esta misma situación viene alterando el comportamiento normal de las especies silvestres, generándoles estrés, cambios en el ciclo reproductivo, patrones de actividad y distribución.
“Los perros ferales constituyen una amenaza para nuestros ecosistemas y la biodiversidad que habita en ella, toda vez que puede generar impactos al cazar presas de pequeños mamíferos o aves terrestres, disminuyendo la disponibilidad de alimentos para especies nativas como los felinos y generan además un conflicto con los campesinos, pues atacan animales domésticos que pueden ser asociados a ataques de la fauna silvestre”, agregó la bióloga.
Sin perros en áreas protegidas
Es por eso que la máxima autoridad ambiental del Huila hizo un llamado a no llevar perros a las áreas protegidas, a no abandonar mascotas en ningún lugar, además de esterilizar caninos y felinos domésticos como medida de control poblacional.
Asimismo, recomendó vacunar y desparasitar a los perros, con el fin de protegerlos de enfermedades y evitar la transmisión de las mismas.
También recalcó en tener siempre el control de las mascotas y así evitar que se vayan solos a las áreas protegidas.
“Es importante proteger nuestras especies amenazadas no solamente no cazándolas, no talando, sino también evitando interacciones con la fauna doméstica como nuestros perros y gatos”, enfatizó la bióloga de la CAM.
Familia adoptó un oso, pensaba que era un perro de gran tamaño
La historia de los amos con sus mascotas, en la mayoría de casos, es una historia de amor, no obstante, en China se conoció un caso en que el ‘amor’ se convirtió en pavor, luego de que una familia descubriera que el cachorro que habían adoptado hace más de dos años como mascota, creyendo que era un perro de gran tamaño, terminó siendo realmente un ejemplar de un oso que se cree casi extinto.
De acuerdo con medios internacionales, el hecho se presentó en la localidad de Su Yun, en la provincia de Yunnan, en China, donde una familia, atendiendo a la insistencia de su hija menor, terminó adquiriendo lo que les fue presentado como un cachorro de mastín tibetano; una inmensa raza de perro caracterizado por su enorme tamaño, su fuerza y su pelaje negro.
Si bien la familia creyó que sería un gran reto cuidar al animal debido a los gastos derivados de su mantenimiento y su alimentación, con el paso del tiempo se vieron sorprendidos con la forma de comer del animal, advirtiendo que devoraba ingentes cantidades de comida, llegando a pesar 250 libras tras dos años bajo su custodia.
Aunque los miembros de la familia admitieron que eligieron al animal luego de sentir una maravillosa empatía desde que lo conocieron, con el tiempo comenzaron a evidenciar algunas conductas inusuales en este, tales como el hambre incontrolable, la forma de su cuerpo, el crecimiento inusual de sus colmillos, sus patas, entre otros, que los habían llevado a tomar medidas de precaución para evitar daños frente a un eventual ataque.
Aunque no les causó mayor impresión, los dueños del animal también habían notado un extraño ‘ladrido’, en tanto lo percibían más como un gruñido o una suerte de grito, no obstante nunca repararon en ello al considerar al animal una especie exótica, y al no conocer sobre esta ‘raza de perro’, no se mostraron sorprendidos ni habían prendido las luces de alerta frente a la situación de peligro que vivían y no habían evidenciado.