El cambio climático sigue generando preocupación, esta vez por cuenta de los grandes efectos que están causando las emisiones de metano, un gas de efecto invernadero cuyo poder de calentamiento es por lo menos 80 veces mayor que el dióxido de carbono.
Una investigación reciente adelantada por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Coalición Clima y Aire Limpio concluyó que reducir las emisiones de metano relacionadas con la agricultura sería clave en la batalla contra el cambio climático.
Las emisiones del ganado, provenientes del estiércol y de liberaciones gastroentéricas, producen aproximadamente 32 % de las emisiones de metano causadas por el hombre y lo más preocupante es que la migración urbana ha estimulado un apetito sin precedentes por la proteína animal con lo que esta tendencia podría seguir en aumento.
Sin embargo, el metano de origen agrícola no solo proviene de los animales. El cultivo de arroz con cáscara, en el que los campos inundados evitan que el oxígeno penetre en el suelo, crea las condiciones ideales para las bacterias emisoras de metano. Este sector representa otro 8 % de las emisiones de este gas vinculadas a los seres humanos.
La preocupación de la agencia de la ONU no es menor, pues el metano es el principal contribuyente a la formación de ozono a nivel del suelo, un contaminante atmosférico peligroso, cuya exposición causa un millón de muertes prematuras cada año.
Es responsable de aproximadamente 30 % del calentamiento global desde la época preindustrial y se está proliferando más rápidamente que en cualquier otro momento desde que se iniciaron los registros en la década de 1980. De hecho, según los datos de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos, incluso cuando las emisiones de dióxido de carbono se desaceleraron durante los confinamientos relacionados con la pandemia de 2020, el metano atmosférico se disparó.
El asesor de Agricultura y Sistemas Alimentarios del PNUMA, James Lomax, dice que el mundo debe comenzar por “repensar los enfoques sobre el cultivo agrícola y la producción ganadera”. Eso incluye aprovechar nuevas tecnologías, optar por dietas ricas en vegetales y adoptar fuentes alternativas de proteínas. Lomax dice que esto será clave si la humanidad quiere reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y limitar el calentamiento global a 1,5°C, el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París sobre el cambio climático.
¿Cuál es la solución?
Una de las opciones planteadas para hacerle frente a esta problemática es que se les brinde a los animales alimentos más nutritivos para que sean más grandes, más sanos y más productivos, produciendo más con menos. Los científicos también están experimentando con tipos alternativos de alimento para reducir el metano producido por las vacas y buscando formas de manejar el estiércol de manera más eficiente cubriéndolo, compostándolo o usándolo para producir biogás.
Cuando se trata de cultivos básicos como el arroz con cáscara, los expertos recomiendan enfoques alternativos de humectación y secado que podrían reducir las emisiones a la mitad. En lugar de permitir la inundación continua de los campos, los arrozales podrían regarse y drenarse dos o tres veces durante la temporada de crecimiento, lo cual limitaría la producción de metano sin afectar el rendimiento. Ese proceso también requeriría un tercio menos de agua, lo que lo haría más económico y amigable con los recursos naturales.
En el propósito de trabajar para buscar salidas a esta problemática, el secretario general de la ONU, António Guterres, convocó la Cumbre sobre Sistemas Alimentarios de la ONU para septiembre de 2021, que tiene como objetivo ayudar a que la agricultura y la producción de alimentos sean más respetuosas con el medio ambiente.