La guadua es el bambú nativo de mayor importancia en Colombia. Está distribuida desde la región Andina hasta la Amazonia y se localiza a lo largo de los ríos y quebradas, en el piedemonte de la cordillera de los Andes y en los valles interandinos.
Se trata de una especie con múltiples alternativas de uso. Se puede utilizar para la elaboración de tableros laminados, paneles, aglomerados, materiales compuestos usando la fibra de guadua mezclada, muebles y artesanías con diseños modernos e innovadores; construcciones ligeras e innovadoras y hasta viviendas de interés social.
Solo en el Eje Cafetero, se estima que existen aproximadamente 45.000 hectáreas de guadua. Sin embargo, este es un dato subestimado debido a la falta de registros en otros departamentos.
Según datos de la Organización Internacional del Bambú el Ratán (Inbar), aproximadamente el 75 % de los guaduales en Colombia tienen un área promedio de 5 hectáreas las cuales se están perdiendo debido a la falta de priorización de una política que fomente estratégicamente su desarrollo.
De acuerdo con la Corporación Autónoma Regional de Risaralda (Carder), en el Eje Cafetero y departamentos con guadua se cuenta con 124.513 hectáreas con potencial muy alto para realizar plantaciones de esta especie con el objetivo de aprovechamiento comercial y 1,61 millones de hectáreas tienen una aptitud moderada.
No obstante, a pesar de la presencia del bambú-guadua en diferentes regiones del territorio nacional y de la importancia que podría tener para la economía, el país tiene una balanza deficitaria en este producto. Para 2018 el balance era negativo en US$3,6 millones, restando la posibilidad de que este recurso juegue un papel importante en la sustitución de importaciones.
Según Pablo Jácome, coordinador para América Latina y El Caribe de la Inbar, el impulso de este recurso renovable no solo ayudaría a mejorar la economía local sino también el desarrollo de un modelo de economía circular, mediante la implementación de bioemprendimientos en los territorios que cuentan con el recurso.
Dado este potencial, esta organización ha ejecutado proyectos y programas que han permitido fortalecer el desarrollo de capacidades y la sensibilización sobre el uso productivo del bambú en diferentes zonas de Colombia.
Por ejemplo, actualmente se desarrolla el proyecto Bambuzonía, que tiene como finalidad aumentar la resiliencia al cambio climático de los pequeños agricultores rurales amazónicos a través de sistemas de producción de bambú diversificados. La iniciativa también se lleva a cabo en Perú y Ecuador.
“Dentro de los procesos que ejecutamos se encuentran las escuelas de campo, donde se brinda de manera gratuita, capacitaciones y talleres sobre el uso adecuado del bambú o caña guadua como se la conoce en algunos países. Aquí participan mujeres, hombres y jóvenes de comunidades rurales, quienes tras fortalecer sus conocimientos sobre este versátil recurso, luego replican lo aprendido con otros beneficiarios del proyecto”.
Potencial en Meta y Caquetá
En Colombia, esta organización internacional impacta con capacitaciones a 817 productores, técnicos locales y artesanos de los municipios de la Macarena, en el Meta y Florencia, San José de Fragua, Albania y Cartagena del Chairá, en el departamento de Caquetá.
Esta transmisión de conocimiento la realizan a través de las metodologías de formador de formadores, escuelas de campo en manejo sostenible del bambú, talleres especializados y la formación técnica continua en temáticas sobre manejo sostenible del bambú que va desde su siembra, aprovechamiento, cosecha, preservación y almacenamiento; en uniones y ensambles de bambú, construcciones básicas con este material, elaboración de artesanías e inmobiliario.
Inbar trabaja con comunidades y/o asociaciones identificadas en las zonas del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (Pdet), de los mencionados municipios, una iniciativa que se extenderá hasta el año 2023. Sin embargo, las proyecciones apuntan a extender las acciones de campo en departamentos como Huila, Valle del Cauca y Tolima. En lo referente a actividades de asesoramiento de políticas y normativas, la organización trabaja a nivel nacional.
En el país, el accionar de la organización se enmarca en 4 ejes principales: Construcción e impulso de políticas que promueven la inclusión del bambú y el ratán; representación y asesoría jurídica en espacios internacionales de discusión sobre problemas globales en torno al bambú y ratán; aprendizaje y transferencia de conocimientos mediante el intercambio de lecciones aprendidas, implementación de capacitaciones y generación de conocimientos sobre la relevancia del bambú y el ratán como recursos estratégicos para el desarrollo de los países y, por último, en investigación y apoyo mediante la investigación adaptativa e innovación práctica en territorio.
Para Jácome es determinante seguir avanzando con programas que permitan potenciar el uso comercial de este recurso, pues es una alternativa económica para cientos de familias que es posible que tengan las plantaciones, pero no saben cómo utilizarlas.
La organización cuenta en el territorio nacional con aliados estratégicos como Agrosavia, el Ministerio de Agricultura, la Sociedad Colombiana del Bambú, Federación del Bambú y la Guadua, Federación de Industrias de la Guadua, Universidad Tecnológica de Pereira, gobernación del Caquetá y Meta, Corporación Misión Verde Amazonia, el Sena, CorpoAmazonia y Cormacarena.
El potencial está dado para que el país avance en conocimiento y trabaje en fortalecer el desarrollo de actividades alrededor de la guadua.
Cuenta con una serie de universidades dedicadas a la investigación de estos recursos, así como agremiaciones con miembros de productores, transformadores y empresarios que han luchado por varios años en posicionarlo. Y como si esto fuera poco, grandes arquitectos como Simón Vélez y Oscar Hidalgo han mostrado los beneficios de este recurso en construcciones que han alcanzado un gran reconocimiento a nivel mundial. Sin duda, una oportunidad que se debe aprovechar.