El océano, como la selva, también tiene un rey: el tiburón. Estas criaturas, con un sistema sensorial en extremo desarrollado y sofisticado, han dominado las aguas desde hace más de 450 millones de años; sin embargo, las alarmas en torno a la reducción de las poblaciones en el mundo están encendidas.
Un estudio publicado en la revista Nature analizó más de 15.000 horas de grabación y concluyó que en el 20 % de los arrecifes seleccionados de diferentes regiones del mundo, no se observó presencia de tiburones. Dicha investigación se realizó en 371 arrecifes de coral de 58 países y tenía como objetivo conocer el estado actual de tiburones en estos ecosistemas.
De acuerdo con la publicación, que es replicada en la revista Pesquisa Javeriana, las primeras cifras preocupan a los científicos marinos. “El 59 % de las naciones (34 de 58) tenían puntuaciones de abundancia por debajo del 50 % de su expectativa regional, lo que sugiere que la pérdida de tiburones de arrecife es generalizada a nivel mundial”.
¿Cuáles son sus amenazas?
La primera amenaza es la cercanía a mercados de pesca, señala el estudio. Cuanto más fácil sea el acceso a un mercado de pescado, 121 investigadores de diferentes países encontraron que más bajos estaban los indicadores de diversidad y abundancia de tiburones. El hecho de que haya demanda, así no sea directamente hacia los tiburones, puede desempeñar un papel importante.
El estudio también reveló que hay relación con el desarrollo económico de cada nación. Los países desarrollados generan mayores esfuerzos económicos para la conservación y la protección de estos animales.
Por otro lado, el documento señala a las Bahamas, Australia continental, Islas Salomón, Micronesia y Polinesia Francesa como los lugares con mayor número de especies e individuos avistados. Mientras que Qatar, República Dominicana, Colombia continental y Sri Lanka, como los lugares con peores calificaciones.
Esta investigación ratifica otro estudio dado a conocer a comienzos de este año, por parte de la Universidad Simon Fraser el cual indica que se trata de un declive peor que el de la mayoría de grandes mamíferos terrestres. Indica que más del 70 % de ejemplares de algunas especies han desaparecido y que las consecuencias en la vida de los océanos es aún desconocida.
El exceso de pesca mundial ha provocado la desaparición de más del 70 % de ejemplares de algunas especies de tiburones y rayas, un “enorme agujero” en la vida de los océanos de consecuencias desconocidas. De acuerdo con este informe, El declive de especies como el tiburón martillo o la manta raya es inquietante. Otros, como el tiburón oceánico (Carcharhinus longimanus), están al borde de la extinción. Los pescadores los buscan por sus aletas, muy apreciadas culinariamente. En 60 años su población ha caído un 98 %, según este análisis.
Diversos arrecifes
Andrea Luna, directora del Instituto Javeriano del Agua, participó por Colombia en la investigación publicada en Nature y señala que el proyecto partió de estudios locales que indicaban afectaciones en las poblaciones de tiburones. Sin embargo, no se podía hacer una estimación global por la deficiencia de datos en estas especies, por lo cual el proyecto Global FinPrint definió una metodología unificada para hacer un censo en diferentes arrecifes del mundo.
Según la investigadora, hacer estos conteos es una labor complicada, pues los tiburones evitan estar cerca de los humanos, por lo cual realizar censos visuales mediante buceo, altera el resultado.
“Usamos una metodología innovadora (sistemas de video subacuático remotos con cebo) que se están implementando desde hace algunos años y que consiste en instalar una estructura con una cámara que se deja grabando durante periodos de tiempo determinados para luego analizar las grabaciones. Dicha estructura está dotada, además, de una carnada para atraer a los tiburones” afirma Luna.
Para complementar el estudio internacional se incluyeron otros análisis sobre algunas características socioeconómicas de las regiones, como las actividades económicas de cada país, su nivel de ingresos y si pudiese haber alguna correlación entre estas variables que afecten a los escualos.
Estos animales son determinantes para los ecosistemas en los que habitan. La bióloga Luna sostiene que con este tipo de investigaciones es importante tomar decisiones que protejan a estas especies, pues cumplen papeles fundamentales en los ecosistemas, ya que son predadores tope, los que están más arriba en la cadena alimenticia y ayudan a mantener en equilibrio las poblaciones de otras especies.
“Si ya no están o disminuyen los tiburones, las poblaciones de las cuales se alimentan, como peces herbívoros, pueden aumentar de manera considerable y van a afectar a otros organismos porque serán demasiados. Eso cambia completamente el equilibrio de las cadenas tróficas”, manifiesta Luna.
Resultados en Colombia
En la investigación para Colombia participaron Camila Cáceres y Michael Heithaus, de la Universidad Internacional de la Florida; Esteban Zarza, de Parques Nacionales Naturales, y Andrea Luna y Hans Herrera de la Pontificia Universidad Javeriana. Luna, quien también es profesora de la Facultad de Estudios Rurales y Ambientales, apoyó el desarrollo de estas mediciones en Islas del Rosario y San Bernardo y los hallazgos contrastan significativamente con los registrados en los cayos de San Andrés y Providencia.
La zona costera Parque Nacional Natural Los Corales del Rosario y de San Bernardo estuvo entre las de menor diversidad de tiburones en el mundo. Solo el 4,6 % de cámaras instaladas avistaron tiburones de dos especies. Por su parte, en la Reserva de Biosfera Seaflower, ubicada en el archipiélago de San Andrés, el 70,4 % de las cámaras registraron tiburones de cinco especies diferentes, teniendo así el porcentaje más alto de la región y uno de los más altos del mundo.
Las diferencias registradas entre un ecosistema y otro están relacionadas, según Luna, con la facilidad de acceso de los humanos a la zona, a los recursos naturales y los impactos de sus actividades.
“En zonas costeras hay muchas más actividades humanas que pueden impactar los arrecifes coralinos, lo cual significa afectar también a las poblaciones de tiburones. En los cayos, al estar en mar abierto y lejos de la costa, el acceso es más restringido y, por lo tanto, son menores los impactos del hombre, tanto en el ecosistema como en los animales”, explica.
Esta metodología comparativa, además de hacer el censo, permite analizar las medidas de protección y conservación que hay en cada región con el fin de replicar las que mejores resultados están dando en las zonas más críticas.
En Colombia, si bien está prohibida la pesca tanto industrial como artesanal de tiburones, es una práctica que se sigue desarrollando. Se trata de un problema social que debe abordarse con las comunidades, con el objetivo de reducir las actividades humanas.
Por esta razón, Luna es crítica frente a la decisión del Gobierno de prohibir esta pesca, pues son determinaciones que se toman sin generar alternativas económicas de compensación para los pescadores de la zona, lo que hace difícil mantener la medida a largo plazo.
En estas zonas, algunas comunidades han vivido tradicionalmente de la pesca como única actividad económica, por lo que prohibir completamente la actividad genera un impacto social y económico.
Aclara que desde el punto de vista ecológico, prohibir puede ser la mejor opción, sin embargo, en este análisis debe tenerse en cuenta tanto el panorama social como el socioeconómico. “Para mí es la mayor falencia que ha habido, porque no se permite que se mantenga a largo plazo y posiblemente los habitantes volverán a pescar aún con más riesgos”, sostiene.
Lo importante es tomar acciones rápido, dice la investigadora. “Los tiburones llevan en el planeta 400 millones de años, han sobrevivido a las grandes extinciones masivas que ha sufrido la Tierra debido a cambios ambientales impresionantes y ahí siguen. Pero llegó el humano y apenas en unos años, la situación se volvió preocupante”, finaliza Luna.