Están quemando más selva durante la cuarentena. Así lo aseguró la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonia (Corpoamazonia) al afirmar que las mafias deforestadoras aprovechan el confinamiento del coronavirus para quemar y tumbar más bosque. La autoridad ambiental de la Amazonia, basada en los datos del sistema de información del Instituto Sinchi, reveló desde abril que personas inescrupulosas están duplicando los daños ambientales sobre las áreas de especial importancia ecológica y zonas naturales protegidas durante el aislamiento obligatorio decretado por la pandemia, en especial en San Vicente del Caguán y Cartagena del Chairá en Caquetá. Le puede interesar: Más de 70 carreteras ponen en jaque la biodiversidad de la Amazonia Según la plataforma del Sinchi, entre marzo y mayo de 2020 la Amazonia concentró 13.857 puntos de calor, una aproximación a incendios o sitios potenciales de fuego. En el el mismo periodo de 2019, esta cifra fue de 7.932 puntos, es decir que se incrementaron casi el doble durante los días que lleva la medida contra la covid-19.

Más de 20 incendios en la reserva Nukak del Guaviare fueron identificados en un sobrevuelo realizado a mediados de marzo. Foto: Rodrigo Botero. “Solicitamos que los órganos de control, como la Fiscalía General de la Nación y el Ministerio de Defensa, realicen presencia y control en las áreas identificadas donde se realizan quemas descontroladas que generan más deforestación”, fue el llamado de Corpoamazonia hace casi dos meses. Le puede interesar: “Están aprovechando la cuarentena para quemar la selva”: Corpoamazonia Ahora, un nuevo análisis sobre la situación de los bosques en la Amazonia colombiana de la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible (FCDS), prende las alarmas en la región más biodiversa del país. El insumo, realizado con mapas satelitales y sobrevuelos a ras de selva, arrojó como resultado una apocalipsis ecosistémica. Los datos parciales del informe indican que los 10 departamentos que conforman la vasta Amazonia colombiana registraron una pérdida de bosque de 75.031 hectáreas entre enero y el 15 abril de este año, listado encabezado por los departamentos de Caquetá, Meta y Guaviare.

La selva amazónica colombiana no ha descansado durante la cuarentena. Así lucen varias zonas del Guaviare. Foto: Rodrigo Botero. Aunque la cifra de deforestación de 2019 aún no es revelada por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), los cuatro informes de alertas tempranas dan pistas sobre la situación de los bosques. Todo indica que Caquetá, Guaviare y Meta perdieron más de 73.000 hectáreas de bosque durante los 365 días del año pasado.

Deforestación por departamentos en 2020. Fuente: FCDS.  Es decir que en los primeros cuatro meses de 2020, el accionar de la motosierra en la Amazonia colombiana ya superó toda la tragedia boscosa presentada en 2019. Este desastroso panorama está ligado a la fuerte sequía que aún predomina en la zona, fenómeno que las mafias aprovechan para prenderle fuego a los bosques y dar marcha a los principales agentes deforestadores: acaparamiento de tierras, ganadería extensiva, construcción de vías ilegales y frentes de minería ilegal.

La temporada de lluvias aún no llega a la Amazonia. Las mafias siguen tumbando y quemando bosque. Foto: FCDS. Posibles causas Para Rodrigo Botero, director de la FCDS, las más de 75.000 hectáreas de bosque deforestadas en lo corrido de este año podrían estar ligadas a varios factores. "Hubo un periodo retrasado de lluvias que cayeron entre diciembre y las primeras semanas de enero, que pudieron haber aplazado la quema de bosques que ya estuvieran en el suelo desde 2019. Con ese aparente retraso en el periodo de quemas, también fue visible en algunas zonas que los tiempos de tumba del bosque se retrasaron. Es decir, no solo fueron las quemas, sino también las tumbas". Las zonas con condiciones de gobernabilidad baja, con presencia de actores armados y dificultades o amenazas para la presencia de programas o instituciones ambientales, son focos de alta deforestación. "Los resguardos indígenas, especialmente los ubicados en el noroeste amazónico como Yaguara II y Nukak Makú, continúan presentando un proceso de invasión creciente y consistente", dijo el experto. Las vías, registro de veredas, apertura de fincas ganaderas y cultivos de coca, hacen parte de un complejo menú de actividades ilegales que deterioran significativamente estos resguardos y la expectativa del regreso de estos indígenas a su territorio.

Carreteras en la Amazonia merman el verde amazónico biodiverso. Foto: Rodrigo Botero. "Más de 280 kilómetros de vías que estaban bajo el bosque han empezado a ser despejadas a cielo abierto en los primeros 100 días del año y registran un proceso de apertura de lotes y fincas de diferentes tamaños. El conjunto vial tiene articulación entre sí y utiliza también conexiones fluviales. Estos accesos viales ilegales atraviesan zonas de resguardos indígenas, reservas forestales y parques nacionales", cita el informe de la FCDS. La ganadería detona la deforestación. El reporte indica que más de 690.000 cabezas de ganado han aumentado el hato ganadero en los últimos cuatro años, en los municipios más afectados por deforestación alrededor de Chiribiquete, donde 290.000 hectáreas han sido tumbadas.

Inventario bovino 2016-2018. Fuente: ICA- Ideam "Un incipiente pero rápido crecimiento de cultivos de eucalipto y palma en la reserva forestal se presenta en las sabanas de la Fuga, Guaviare, e inclusive ya se ven terrenos mecanizados al interior del resguardo Nukak. Llama la atención que estos cultivos han sido rechazados por Fedepalma en virtud de la ilegalidad de estos", concluyó Botero.

La ganadería extensiva es otro de los mayores motores de deforestación. Foto: Rutas del conflicto. El análisis indica que existe un foco creciente y significativo de deforestación en el municipio de Mapiripán (Meta), que avanza rápidamente hacia las selvas del resguardo de Matavén. "Hay un deterioro de la condición de la oferta forestal en la zona propuesta de ordenación forestal del Yarí-Caguán". Desde mediados de febrero de 2020, los guardaparques de los parques Puré, Apaporis, Chiribiquete, La Paya, Macarena, Tinigua y Picachos y las reservas naturales de Puinawai y Nukak fueron sacados de sus lugares de trabajo por presuntas disidencias de las Farc, "dejando sin la presencia de funcionarios y sin gestión ambiental con comunidades locales a por lo menos nueve millones de hectáreas de selva", recordó el análisis. Amazonia al detalle El análisis de la FCDS indica que Caquetá es el departamento más afectado por los coletazos de la motosierra, al perder 25.876 hectáreas de bosque entre enero y abril de este año. En todo 2019, según las alertas tempranas del Ideam, esta cifra fue de 22.970 hectáreas. Le puede interesar: Procuraduría pide declarar emergencia ecológica y climática en Colombia por la deforestación Con 22.869 hectáreas de bosque arrasadas, Meta es segundo territorio amazónico más apetecido por la deforestación en lo corrido de 2020, departamento que el año pasado perdió 23.402 hectáreas boscosas. Guaviare fue tercero con 18.498 hectáreas (23.798 hectáreas en 2019). El listado lo completan Putumayo (4.654 hectáreas), Vichada (1.378 hectáreas), Guainía (747 hectáreas), Vaupés (576 hectáreas), Amazonas (245 hectáreas), Cauca (124 hectáreas) y Nariño (58 hectáreas).

Los puntos rojos indican las zonas más afectadas por la deforestación en lo corrido de 2020. Mapa: FCDS. Catorce municipios amazónicos concentraron 92,5 por ciento de la deforestación en 2020, al sumar 69.434 hectáreas deforestadas: Cartagena del Chairá, San Vicente del Caguán y Solano en Caquetá; Calamar, El Retorno, Miraflores y San José del Guaviare en Guaviare; La Macarena, Mapiripán, Puerto Rico, Uribe y Vistahermosa en Meta; Puerto Guzmán en Putumayo; y Cumaribo en Vichada. Los municipios más críticos fueron San Vicente del Caguán (11.740 hectáreas), La Macarena (11.090 hectáreas), Cartagena del Chairá (10.365 hectáreas), San José del Guaviare (8.234 hectáreas) y Mapiripán (5.197 hectáreas). Según la FCDS, las 75.031 hectáreas deforestadas entre enero y abril de este año en la Amazonia están distribuidas en 24.224 polígonos o pedazos de antigua selva. El mayor parche identificado sumó 184,7 hectáreas y el menor 0,3 hectáreas.

San Vicente del Caguán es el municipio más apetecido por las mafias deforestadoras. Su parque central le rinde un homenaje al hacha. Foto: Semana. Sucumben las áreas protegidas y resguardos La Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible también analizó la deforestación en las áreas protegidas y resguardos indígenas de la Amazonia, reservorios de gran parte de la biodiversidad y cultura ancestral en Colombia. Le puede interesar: “Tumben el bosque”: la sentencia macabra de las disidencias de las Farc a la Amazonia Cerca de 11 por ciento de la deforestación estuvo concentrada en 13 áreas protegidas amazónicas, sitios donde 8.094 hectáreas de selva desaparecieron por la motosierra: Tinigua, Sierra de la Macarena, Serranía de Chiribiquete, Nukak, Cordillera de los Picachos, La Paya, Puinawai, Yaigoje Apaporis, Alto Fragua Indi Wasi, Serranía de los Churumbelos, Río Puré, complejo volcánico Dona Juana Cascabel y Amacayacu.

Deforestación en áreas protegidas. Fuente: FCDS.  El Parque Nacional Natural Tinigua, ubicado en el sur del Meta, fue el más perjudicado con 5.154 hectáreas deforestadas, seguido por La Macarena (1.453 hectáreas) y Chiribiquete (441 hectáreas).

El Parque Nacional Natural Tinigua sigue liderando el listado de las áreas protegidas más deforestadas. Foto: Rodrigo Botero. 126 resguardos indígenas perdieron 7.599 hectáreas boscosas, sitios ancestrales que concentraron 10,2 por ciento de toda la deforestación en la Amazonia. Los Llanos del Yarí-Yaguará II y Nukak-Makú fueron los más críticos, con 2.050 y 1.625 hectáreas respectivamente.

Deforestación en resguardos indígenas en 2020. Fuente: FCDS. Un sobrevuelo realizado por la FCDS a mediados de marzo reveló la tragedia en la que se encuentra el la reserva Nukak. Botero identificó más de 20 incendios simultáneos en este sitio selvático del departamento de Guaviare. 

Concentración de la deforestación en la Amazonia colombiana durante los primeros cuatro meses de este año. Mapa: FCDS.  “Algunas autoridades y reportajes periodísticos señalan que el cartel de Sinaloa de México, clan del Golfo y las disidencias de las Farc coinciden en ese mismo territorio y pueden ser unos de los interesados en adelantar las quemas. Además, existen grupos dedicados al lavado de activos, compra y acaparamiento de tierras y ampliación de negocios de la agroindustria”, dijo Botero. La exploración aérea también encontró quemas y bosque talados de gran envergadura en la Serranía de la Macarena y Chiribiquete. “La deforestación al interior de estos dos Parques Nacionales obedece a intereses de ganaderos, mafias organizadas y narcotraficantes, que buscan apropiarse de las tierras desprotegidas de la nación para ganadería o cultivos de coca”, mencionó el director de la FCDS.