En épocas adversas como las actuales, la raza humana se cuestiona a sí misma y lo cuestiona todo a su alrededor. La ciencia debe prevalecer en el ámbito grupal, pero individualmente no hay caminos errados para tratar de conectar con lo divino. Eso piensa la editorial Taschen, que en este 2020 agitadamente quieto se la juega con una Biblioteca Esotérica que comienza con un tomo dedicado al tarot. Por medio de imágenes antiguas y modernas procedentes de colecciones privadas, bibliotecas y museos de todo el mundo, el libro presume de ser “una historia visual inclusiva, un estudio de nuestra atracción instintiva por los sueños y las pesadillas”. Según los investigadores, estas cartas, sus usos y lecturas simbólicas se remontan al Renacimiento, en ciudades italianas como Urbino, Milán, Florencia y Venecia en el siglo XIV. En efecto, la historia visual empieza con una imagen de una de las tres barajas más antiguas registradas: una carta de 1493 pintada a mano con añadiduras de oro, que, se argumenta, el duque de Milán, Francesco Sforza, le encargó al estudio de Bonifacio Bembo. The Art Newspaper añade que otros trabajos de Bembo se pueden ver en el Met de Nueva York. A lo largo de la publicación confluyen todo tipo de corrientes estéticas, con versiones del siglo XV en Francia, así como otras simbólicas y hasta psicodélicas provenientes de Italia y Suiza en el siglo XX. Se destaca el trabajo de artistas como Osvaldo Menegazzi, pues “se ha sumergido en su simbolismo e historia y ha desarrollado varias barajas partiendo de varias influencias, desde la iconografía tradicional a movimientos de arte moderno”. Su trabajo es, como mínimo, interesante. Para la muestra, la azul Le Conchiglie Divinatorie, de 1974.
Taschen ordenó su narrativa del tarot siguiendo la secuencia de arcanos mayores y menores. Cada uno parte de las imágenes y las acompaña de contexto de historiadores, académicos y practicantes de lo esotérico. En total, abarca 500 cartas y obras de arte originales de todo el mundo, en su mayoría nunca publicadas.
Frente a potenciales dudas sobre el tarot mismo, el libro tiene el mérito de abarcar sus aspectos simbólicos y resaltar el arte como uno de los hilos comunes en su práctica a lo largo de siete siglos. En Colombia, la serie de televisión Cuando quiero llorar no lloro (o Los Victorinos) apeló en su imagen al arcano de la muerte para comunicar la ineludible tragedia de sus tres personajes. ¿Y qué novela ha cuestionado de mejor manera el sistema de castas nacional y su destino destructivo?