Lisette Oropesa no es una mujer fácil de definir; así lo prefiere. Creció en Luisiana, pero es de padres cubanos, a mucho honor. Se dedica al canto, pero empezó tocado la flauta. Es soprano, en general etiquetada de “coloratura”, pero no se identifica con el molde. Tiene más de 100 presentaciones en el Metropolitan Opera de Nueva York, y varias apariciones en su serie HD Live en cines, pero nunca ha sonado como en esta temporada, en la que interpreta a dos personajes: a la desdichada Manon, en la ópera homónima de Massenet, en cámara, y a Violetta Valery, de La Traviata, en tablas. Ambas mujeres se pasean en la alta sociedad de Francia, pero muchos reconocen a la cantante por la aria enloquecida y cubierta de sangre de Lucia di Lammermoor. Antes de su presentación en salas de Cine Colombia, este 26 de octubre ‘en directo desde Nueva York’, habló con ARCADIA sobre la atracción que ejercen las mujeres difíciles, lo inútil que es la obsesión humana por clasificar y su papel de ensueño.

Bueno, para empezar, ¿por qué decidió ser cantante de ópera? ¿Por qué escogió el canto, por qué esta particular forma de canto que cuenta con una dimensión teatral... Pues sabes, a muchos cantantes de ópera les gusta decir "yo no elegí a la ópera, la ópera me eligió a mí". Y me siento así. Mi madre era cantante y tenía entrenamiento clásico y crecí con mucha ópera en casa. Eso ya me iba formando, estar expuesta a la música clásica, estar expuesta a discos bellísimos de músicos viejos. Mi abuelo, el padre de mi madre, también fue un coleccionista de grabaciones de ópera durante muchos, muchos años, así que siempre lo estaba oyendo a medida que crecía.  Siempre sentí que era parte de mi vida y cuando fui a colegio quería tocar un instrumento; sabía que amaba la música y quería tocar la flauta. Entonces crecí tocando la flauta. La ópera era algo de mi mamá, era lo que ella cantaba, era muy buena en eso y eso había sido su sueño. Ella había más o menos renunciado a ese sueño al tener hijos y, pues, yo quería hacer algo diferente. Entonces practiqué la flauta mucho tiempo, pero siempre canté. Siempre, cantaba en casa, en la iglesia, en el colegio, en todas partes, y cuando llegó la hora de decidir qué quería hacer como profesional, fui a la universidad y me presenté en la audición para el departamento de la flauta y también para el departamento de canto.  El departamento de canto quedó muchísimo más entusiasmado conmigo [risas], lo digo pues en el departamento de la flauta no quedé en los mejores del ensamble, ni del estudio, ni de profesores. Quedé en el medio mientras que en el canto me pusieron entre los mejores del ensamble, me querían dar los papeles principales y me pusieron con el profesor que quería. Yo solo me presenté a este departamento porque mi mamá más o menos me obligó. Ella solo me decía "en serio creo que te debes presentar, solo para que veas qué te dicen, creo que puedes hacer esto profesionalmente Lisette porque tienes lo que se necesita". Y tenía toda la razón. En ese momento no me di cuenta y fui muy testaruda con eso, pero ahora reflexiono y.…si no hubiera tocado la flauta no hubiera sido tan buena música como soy, siento que me ayudó en las destrezas, y también simplemente me ayudó a crecer como persona y apreciar mucho más el canto. Háblenos sobre su voz. En todas partes la llaman una soprano coloratura, pero en una entrevista dijo que no era puramente coloratura y que había tenido que trabajarlo... Pues la clasificación de la voz... las voces no son tan nítidas. No somos pájaros, ¿sabes? Somos seres humanos orgánicos y cada persona es diferente, y la única razón por la que existe la clasificación de la voz es para poder ponerle una etiqueta a la gente porque la gente tiene una necesidad de etiquetar. Cuando yo pienso en una coloratura, pienso en una voz muy alta, una voz muy ligera y una voz muy ágil. Pero la agilidad puede existir en voces bajas, en voces pesadas y, además, las voces altas no son necesariamente ligeras y no son necesariamente ágiles. Así que para tener todas esas cualidades, para poder clasificar como una coloratura pura y verdadera, eso se necesitaría, pero yo no tengo la altura, esa que va muy arriba en extensión y que tienen las coloraturas típicas.  Tengo una voz que está un poco más abajo. He tratado de subir más en el pasado, pero me he dado cuenta de que requería una técnica como... manufacturada, poco natural para mí y que tampoco me era necesaria porque no tengo esa configuración natural, ese color natural, y es inútil tratar de forzarlo en mi voz. Igualmente, siento que hay muchos menos papeles para una coloratura ‘real’, y no quiero que me encasillen en un tipo de voz que no tiene el repertorio que podría hacer con mi voz natural, que es una voz lírica. En italiano se diría que es "lirico d‘agilita" o "lirico coloratura", que es un poco de ambos. Y la razón por la que no soy puramente lírica es que una lírica pura tiene un timbre distinto en la voz, un sonido más cremoso, más rico, típicamente, pero todo esto es una generalización. Tampoco tienen típicamente una extensión muy alta y no tienen tanta agilidad, pero yo tengo mucha agilidad y por eso sería un "lirico coloratura".  Así que, en realidad, es solo para la gente que necesita etiquetas. Honestamente es más fácil decir soprano, lirico coloratura o lo que sea y dejarlo así. Es decir, hay papeles que no cantaría porque literalmente no soy capaz de cantarlos, y eso va desde papeles muy pesados hasta papeles muy ligeros, así que estoy como en el medio.  "Cuando empecé en el mundo de la ópera inocentemente me estrellé con la discriminación": Betty Garcés Entrando en su presentación del 26 de octubre de la serie HD Live del Met; ¿cuál ha sido su relación con el programa? No es la primera vez que sale en las cámaras del Met, pero es un papel más grande... He estado en la serie HD básicamente desde su génesis, desde el puro principio. Cuando Peter Gelb empezó en el Met y empezó los HD, yo era una todavía artista joven y empezaba a cantar papeles muy pequeños. Entonces como que crecí al tiempo que los HD. Siempre es muy emocionante cuando pasan dentro de la casa de ópera, el Met es cuidadoso en que las pelucas sean tan invisibles como sea posible, en que todo se vea bien para el HD.  Normalmente con los teatros, especialmente uno tan grande como el Met, uno se preocup por lo que se puede ver desde lejos, ¿cómo se va a ver a unos 100, 200 pies? Mientras que, en el HD, tienen el problema opuesto, ¿esto cómo se va a ver cuándo ponemos una cámara en su cara? Y no queremos que se vea muy falso, no queremos que se vea demasiado teatral, porque entonces deshace toda la magia del trabajo cercano de cámara. Entonces, en un sentido, los HD les significan más trabajo a los departamentos de peluquería, maquillaje y vestuario, porque su trabajo tiene que ser mucho más preciso.  Nosotros estamos acostumbrados a actuar para un teatro enorme y cantar para un teatro enorme, y eso no cambia porque todavía tenemos un público en la función. Pero el trabajo de los directores que están cambiando entre la cámara 1 a la cámara 2, de quienes tienen que decidir cuál es el mejor ángulo y la mejor toma mientras tratan de atrapar el sentido de lo grandioso del Met es más duro. También tratan de capturar las cosas de cerca que no se pueden ver en la casa de ópera, las sutilezas que hacemos y a menudo se pierden en un teatro. Entonces es muy interesante que una casa tan grande como la del Met asumiera un reto como el HD.  Siento que el Met ha sido muy exitoso con ello porque gente de todo el mundo me ha escrito constantemente, a lo largo de estos años, porque me han visto en un HD u otro, y se acuerdan de mi, de La rondine o de Werther o de Falstaff, ¿sabes? Y me alegra mucho pensar que estas cosas quedan grabadas en la memoria de la gente que lo ve. Por eso es muy importante para mí, hacer este HD de ‘Manon’ o de lo que sea, la verdad.  Menciona el tema de “quedar grabado en la memoria”, y es interesante pues en una entrevista usted aseguró que una de las cosas que influyó en usted cuando crecía fue oír las grabaciones del Met por radio...  Es verdad. ¿Cree que con lo HD se está formando e inspirando a futuras cantantes? ¡Sí! Absolutamente. Es decir, entre más jóvenes los atrapes, mejor. Si la gente se expone a la ópera a una joven edad no le tiene miedo, no la verá como una cosa extraña, vasta, desconocida, como una forma de arte gigante, misteriosa, y rara en idiomas extraños. Si la gente se expone a la ópera en un teatro de cine, además, la experiencia es mucho más cómoda. Es una experiencia íntima porque están en un teatro, pero no están en un lugar súper elegante que la gente asocia normalmente con un teatro operático clásico. Entonces están en un lugar más conocido, pero lo ven en HD, pueden comer y disfrutar la experiencia. Y pueden ver nuestro trabajo. Y sí que es un trabajo difícil. No es simplemente pararse a gritar y aullar, aunque uno podría, y los que están en las salas se pueden reír, y gritar y aplaudir, o abuchear o lo que sea, así como era la ópera históricamente.  Creo que este programa saca a la gente de la percepción elitista y les permite disfrutar la música. Es la carnada, y el anzuelo es la forma de arte como tal, ¿entiendes lo que digo? Lo empaquetamos en este escenario divertido y conocido y así la gente se vuelve fan de la forma del arte, que es brillante. Siento que así mucha gente descubre la ópera, les da a conocer la ópera y tiene un efecto inolvidable en ellos.  Cuando uno está viendo una película o un programa y viene una escena muy emocional, muy conmovedora, siempre ponen música de ópera. No sé por qué, pero siempre lo hacen. Hay algo de oír una bella voz humana, de oír las cualidades tristes o emocionantes de una voz humana, que mueve algo dentro de la gente. Es como un instinto antiguo que tenemos todos como seres humanos, que nos remonta a tiempos paganos o algo, no lo sé, pero todos respondemos a eso. Entonces no importa en que lo empaquetas, la gente va a responder. 

Foto: Cortesía Met Opera Ahora hablemos de ‘Manon’, ¿cómo es su versión particular del personaje? Mi versión de ella, y la versión de la producción, no son necesariamente idénticas. Cuando voy a hacer una producción que se ha hecho antes, cuando no soy la primera cantante en hacerla, tengo que lograr que mi versión, la que traía en la cabeza, se ajuste ‘al guante’ de la producción. Lo digo porque no importa cómo es mi Manon, yo tengo que hacer que mi Manon funcione en contexto. En esta producción, Manon es la baraja completa de cartas con la que llego a la mesa, y me dicen "Oh! Vamos a jugar Rummy, o un cierto juego en el que no hay ni 10 ni Jotas ni Reinas". Entonces los quito de mi baraja, ¿eso tiene sentido?  De pronto llegué con la idea de tener una interpretación u otra, pero al enfrentar al director éste me dice "quiero que subrayes ciertas cualidades y encubras otras". Y eso es parte de nuestro trabajo. Entonces, este personaje en esta producción es muy superficial, es muy encantadora, muy egocéntrica, bastante narcisista. Es decir, si miras gran parte del texto ella nunca se preocupa por Des Grieux o lo que él está viviendo. Solo hasta el final cuando ella decide que está arrepentida, pero antes de eso su preocupación es ella misma. Aún cuando canta Adieu notre petite table, el aria triste que canta cuando decide dejarlo, en gran parte del texto -y esto lo señaló mi tutor de francés-, ella lo llama "Mon pauvre chevalier" y "c‘est lui que j‘aime", lo que significa "mi pobre caballero" y "es él a quien yo amo". Entonces como que lo posee, lo trata como un objeto, y es muy difícil que eso guste. Es difícil que a uno le guste un personaje que se comporta así.  Desafortunadamente, así es. Ella no tiene la intención de hacerle daño a la gente, no busca causar daño, ni romper corazones a propósito. Ella no es Don Giovanni, a ella no le interesa el sexo, es más, creo que probablemente ni le gusta tanto y más bien lo usa para obtener lo que realmente está buscando: cosas materiales, posesiones, dinero. "Saint Sulpice" es una escena de seducción e interpretamos una seducción, pero ella casi que monta un espectáculo. La sinceridad que tiene, el hecho de que hay una cama puesta en medio de la iglesia ya le quita mucha credibilidad, es como un montaje. Siento que si uno lo ve, uno entiende eso, lo percibe porque hay mucha exageración.  Sus disfraces son ridículamente exagerados, especialmente cuando se convierte en rica, cuando se vuelve cortesana. Sus disfraces son más que extravagantes, todo es llevado al extremo: el sombrero está inclinado hasta el lado de su cabeza y parece que se le va a caer, es abrumador y eso es lo que ella quiere, este exceso de joyas y cosas. Lo que quiero hacer, cada vez que la interpreto, es encontrar el corazón detrás de los diamantes. ¿Cómo puedo hacer que sus motivaciones sean menos superficiales?  La manera de interpretarlo, creo, la hemos estado afinando en cada presentación que hemos tenido. Interpretamos una relación verdadera de amor entre ella y Des Grieux. Aunque no sea un amor operático típico, o estereotípico, en el sentido de que uno moriría por el otro, o que ella moriría o haría lo que fuera por él, siento que quizás él si lo haría por ella, pero ella no. El sueño de él es que ellos vivan juntos en pobreza y de manera doméstica, a él no le importa donde viva mientras estén juntos. Pero ella no tiene ese sueño y por eso su relación no funciona. Pero no quiero interpretarla como si ella no lo amara, ella sí lo ama, pero no es el tipo de amor que uno sueña; ese amor total, loco, estúpido del que se tratan la mayoría de las óperas.    "La ópera se parece más a un partido de fútbol que a un concierto": Alejandro Chacón Ella es muy difícil pero, a la vez, es una ópera muy popular, hasta Puccini hizo una versión de ‘Manon’. ¿Por qué tiene ese encanto, por qué se sigue montando una y otra vez? Porque es difícil de tragar, de asimilar. Esta es la situación: leyendo retroalimentación de la gente sobre qué se habían llevado de la ópera (no solo cuando la canté yo sino otras personas), todo el mundo sale con una percepción distinta. Alguna gente sale iracunda [risas] y alguna gente sale diciendo "fue bellísimo". Y es por eso que esta ópera perdura. Porque no es básica, no es mainstream, no es convencional, no genera en todos la misma reacción. Hay muchas óperas que son así y les va extraordinariamente bien, pero esta hace que la gente debata, los pone a discutir en todo el camino a casa.  Y la razón es que es una ópera de cinco horas sobre una bitch [perra] y eso es difícil para la gente. Típicamente los personajes femeninos operáticos no son como Manon. Se sacrifican, sufren mucho más, a menudo su sociedad las victimiza, aunque yo no creo que las deberían interpretar cómo víctimas, a menudo las ven como víctimas y uno siente lástima por ellas y mueren al final... Manon muere al final, pero uno nunca siente lástima por ella. Nunca. Y a la gente le cuesta eso. Pone el guante en la otra mano, o el zapato en el otro pie, y la gente tiene que procesarlo.  Y la música es bellísima, es tan romántica, increíble y completa. Hay muchos otros personajes y cosas pasando; está basada en una historia clásica, pero ¿por qué la gente sigue contando esta historia? Porque no la pueden descifrar. Sencillamente, no es tan simple. La primera pregunta que hice cuando llegué al ensayo, al principio, fue ¿ella solo es una slut [zorra]? Díganme. ¿Sólo es una zorra? De esto se trata toda esta ópera, ¿solo de que es una zorra? Y dije no, no es solo una zorra. Es decir, ¿quién se sienta a ver una ópera de cinco horas dedicada a una zorra? Ella es muchísimo más que eso. Y mientras más uno ve, y oye, y lee el texto, uno va encontrando más y más capas y nunca termina.  Es como una cueva que sigue y sigue. Y cada intérprete saca distintas cartas de la baraja, cada dije. Algunas sacan lo seductor, la sexualidad que trae detrás, de manera que es tan irresistible que por eso los hombres la rodean, por eso es un imán, que tiene una presencia como eléctrica y los hombres simplemente no pueden hastiarse de ella. Algunas sacan eso...  Algunas sacan el encanto, la inocencia, el hecho de que ella solo quiere divertirse, solo es una chica que se quiere divertir, es una adolescente fiestera, de juerga, en buenos tiempos, con memoria a corto plazo que no se apega a cosas viejas. Como que flota por la vida y la gente quiere alguien así, a la gente le encantan las personas así.  Otras sacan el aspecto triste, de que camino al convento se la llevó un tipo y por dentro está triste, sufriendo, pues se ve obligada a jugar estos juegos y hacer todas estas cosas para poder tener lo que quiere, y para que no la manden a un convento. Así al final la manden a la cárcel, está sufriendo y sí amó a Des Grieux, pero no iba a lograr tener plata con él e iba a ser pobre toda su vida... y así.  Todos estos aspectos distintos están, y uno puede usarlos. Cada intérprete tiene una tendencia natural hacia uno u otro. Mi tendencia es más hacia sacar el encanto y la diversión y la alegría de su vida y su optimismo puro y constante. No creo que ella esté deprimida o sea pesimista en ninguna forma, pero tampoco creo que está locamente enamorada de Des Grieux. Trata de estarlo, pero se da cuenta de que eso no le alcanza. Ella solo quiere tener lo que quiere, eso es todo. Esa es mi interpretación. Y si la gente sale y maneja a la casa con rabia y discutiendo sobre la obra entonces hicimos bien nuestro trabajo en el teatro.

Foto: Cortesía Met Opera Interesante que mencione esos otros papeles femeninos en la ópera porque en esta temporada del Met, aunque no en la serie HD, usted interpreta a Violetta Valery de La traviata, que en la superficie se parece a Manon, pero con todo lo que ha dicho, si se ve esa gran diferencia: Violetta si se sacrifica por amor y muere trágicamente... ¡Exactamente! ¿Es difícil cambiar el papel entre las dos? No, en realidad es magnífico poder interpretar a las dos. Son papeles hermanos. Tienen caminos en la vida muy similares, pero las dos toman decisiones opuestas. Manon escoge la vida y la extravagancia, Violetta escoge el amor. Violetta está enamorada de verdad.  Son personas totalmente distintas. Para mí, Violetta es mucho más pesimista, aterrizada y realista que Manon, en todo momento. La cabeza de Manon siempre está en las nubes, y ella es joven, tiene poca experiencia, y no piensa en eso pues no está enferma. Violetta está enferma, sabe que su tiempo es limitado, y esto la hace mucho más pesimista, mucho más cuidadosa sobre a quién le da de su tiempo. Además, mucho más cauta en cuanto a su corazón.  Ahora, siento que eso es más fácil de interpretar porque siento que la gente se identifica más con un personaje triste [risas]. No sé cómo, pero parece provocarles más emoción y bueno, está la música: Traviata es Traviata. Es música fenomenal, es de lo más bello que se ha escrito, y la gente llora al final, todos responden. Pero ¿cuánta gente oye uno discutiendo sobre Traviata? Es una ópera mucho más universal, hay una perspectiva universal y una reacción universal. Es una experiencia bella y es maravillosa pero no veo la polarización que veo con Manon y siento que deberíamos indagar en eso, descubrir porque es así y siento mucho que se debe a que nosotros, como público, que vivimos en esta era y época, seguimos lidiando con roles de género antiguos, tropos viejos y estereotipos viejos sobre lo que acostumbramos ver de ciertos personajes. Nos genera un reto, nos pone a mirarnos de manera distinta.   Para cerrar, ya que habla de dos mujeres tan distintas, ¿cuál es su papel soñado? Quizás ya la ha interpretado, pero su favorita o la que se muere por hacer es...  Bueno, es chistoso. Siempre digo que el papel en el que estoy trabajando es mi papel soñado. Hay otros papeles que quiero cantar puramente por razones vocales, el papel de Elvira en I Puritani porque es Bellini y es mi papel de Bellini de ensueño, o La sonámbula. Ambos personajes son como tristes, tildadas de ‘terribles’ por su sociedad. Y la gente está acostumbrada a eso, así que pueden manejarlo.  Otro papel que me encanta, con el que me identifico a nivel personal y siento que es bueno para mi vocalmente es La hija del regimiento. Es un reto, es una niña lidiando con estereotipos de género, es una historia de identidad de género, y esa es una idea muy moderna. Me gustaría que alguien tomara esa historia en una ambientación moderna y le diera el tratamiento que le podemos dar ahora. Sería muy interesante de ver y me encantaría interpretarla de esa manera, en vez de una manera anticuada, estilo siglo XVIII, que acostumbramos ver. Sería muy chévere ver una Hija del regimiento actualizada. 

Foto: Cortesía Met Opera