La superautopista que acelera la velocidad de transferencia de datos a menos de 10 milisegundos y garantiza la conectividad de 1 millón de puntos por kilómetro cuadrado, se ha convertido en uno de los asuntos técnicos más relevantes en el marco de las decisiones empresariales.

La quinta generación de tecnologías móviles, o 5G como se le conoce popularmente, abre las puertas en términos de interconexión para hacer realidad el futuro que sentimos más cercano: vehículos autónomos, robots industriales, ciudades inteligentes, entre otros. El panorama es amplio y atractivo, pero también desafiante en términos de cómo abordarán las compañías el reto de capitalizarlo, porque finalmente no se trata de hablar de la red, sino de la forma en que se aprovecha.

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“El potencial de esta tecnología es tan amplio como las mentes de los creadores y empresarios lleguen a considerarlo; sin embargo, esas mismas capacidades pueden verse perdidas si es que las compañías creen que pasar a 5G será como ‘cambiar la conexión de internet’ y no redefinir el modelo de operaciones en TI de manera estratégica que acompañe al negocio”, señaló Édgar Giraldo, líder en tecnología de Accenture Colombia.

Por sí sola, 5G no es transformadora, pero de la mano de soluciones de nube y edge computing es un campo de acción que está empezando a explorarse y progresivamente ha mostrado crecimientos significativos en el retorno de la inversión. En el caso colombiano, según la firma, el 29 % de las compañías está adoptando tecnologías de borde y un 66 % cuenta con una arquitectura de nube robusta, alineada con las necesidades de sus propias operaciones.

Normalmente, hablar de nube es entrar al campo del almacenamiento, pero sumada a 5G estamos hablando del potencial de carga de soluciones en tiempos récord en términos no solo de acceso, sino de servicio. Para conseguirlo, es necesario diseñar aplicativos y estructuras nativas de nube que garanticen el despliegue y la operación de servicios en tiempo real, las cuales abren nuevos campos de generación de líneas de negocio y experiencias de usuario.

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En paralelo, edge computing o simplemente edge (borde) se refiere a la técnica de reducir la distancia entre la computación y almacenamiento hasta el lugar donde se procesan físicamente los datos, lo que crea una experiencia más rápida y sensible para el usuario, así como un menor consumo de energía. Esta reducción tiene un impacto crucial en términos de operaciones donde cada milisegundo cuenta, como la identificación de peligros en la vía para los vehículos autónomos, la reducción de presión e inyección química en plantas de producción o los sistemas de seguridad basados en reconocimiento mecánico en las ciudades inteligentes.

“El 5G tiene la capacidad de manejar un enorme número de puntos de conexión, 100 veces más de lo que era capaz el 4G. Así también, cuenta con una latencia inigualable e impresionantemente baja de menos de 10 milisegundos en la interfaz inalámbrica. Finalmente, permite impulsar una nueva arquitectura para maximizar las ventajas de la tecnología nativa de la nube, ofreciendo una plataforma consistente y escalable en diversas ubicaciones de la red”, concluye Giraldo.

Esta autopista digital sigue avanzando y, entre tanto, los usuarios están ávidos por percibir los beneficios derivados de esta evolución, de modo que, al final de cuentas, mientras los equipos técnicos se ocupen de integrar las mejores soluciones, serán los equipos de desarrollo de negocio los que deberán considerar el potencial de las tecnologías de quinta generación para impulsar su oferta de valor.