Aunque siempre se podrá ver el vaso medio lleno o medio vacío, dependiendo de la perspectiva desde la que lo veamos, lo que ha avanzado el país en materia de transformación digital, innovación y tecnología en estos últimos años ha sido importante, pero solo tendrá valor y verdadero significado si en la agenda del próximo gobierno se establecen prioridades y planes de acción en tecnologías y soluciones que verdaderamente impacten a la ciudadanía.

En la actualidad, por ejemplo, hay más de 130 países cuyos gobiernos se apoyan en soluciones de analítica avanzada y de inteligencia artificial para tomar mejores decisiones que impacten a los ciudadanos. Son algo más de 700 entidades (entre ministerios, oficinas y agencias gubernamentales) que están transformando datos en inteligencia analítica para hacer más eficientes sus labores y aumentar el impacto de sus acciones.

Se trata de países y entidades que en algunos casos han logrado mejorar la seguridad pública identificando puntos críticos para la ocurrencia de delitos y logrando mejorar en prevención y reacción frente a los mismos.

En otros han logrado modernizar sus sistemas de justicia penal haciéndolos más eficientes con la mejor gestión de los datos; han conseguido desarrollar programas de servicio y asistencia social identificando con datos a las poblaciones más vulnerables; han mejorado sus sistemas de recaudo de impuestos aumentando los controles a los evasores; han impactado los sistemas de educación para disminuir la deserción y aumentar la calidad y cobertura del sistema educativo, y han mejorado los sistemas de salud pública en general.

El desarrollo de programas como el Obama Care en Estados Unidos hace algunos años es un ejemplo de cómo la tecnología y más exactamente la ciencia de datos puede tener un rol preponderante en el desarrollo de programas o iniciativas en el sector público.

En el último tiempo, Colombia ha venido liderando en la región latinoamericana el desarrollo de un marco ético que no solo impulse el uso de la Inteligencia Artificial en diferentes actividades, sino que lo haga desde una óptica responsable y estratégica para que tenga el mejor efecto en las personas.

Ese camino que se ha empezado a recorrer y que vienen impulsando de buena forma instituciones como el Centro para la Cuarta Revolución Industrial (C4RI) de Colombia o el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), debe ser fortalecido con un plan de adopción mucho más intenso de la analítica avanzada, la inteligencia artificial, el machine learning y demás tecnologías exponenciales en los procesos y proyectos de las entidades.

Se necesitan los marcos regulatorios, pero no nos podemos quedar solo en ellos. Es tarea y debería estar en la agenda desde los candidaturas que se intensifique el uso de estas tecnologías en las instituciones. Que las usen y las aprovechen a diario. Es esa la manera de avanzar.

En varios de los países más transformadores e innovadores según los últimos ‘rankings’, no solo se ha logrado avanzar pasando de los planteamientos estratégicos y regulatorios a la acción y a la implementación por parte de los ministerios, oficinas y agencias gubernamentales, sino también llevando estos temas a las nuevas generaciones para que el cambio sea aún más profundo.

Impactar los sistemas educativos, incluso desde la primaria y la educación básica, inculcando aprendizajes en torno a la inteligencia artificial, el big data y la analítica es lo que hace que los gobiernos logren transformar a los países verdaderamente.

El resultado no solo se ve en el mejoramiento de la calidad educativa, sino también en el impulso que tiene la tan necesaria formación en áreas STEAM para el futuro y en preparar profesionales que sean capaces de enfrentar los retos de las próximas décadas, tal y como lo señala el Foro Económico Mundial en su estudio de El futuro de los trabajos en el mundo.

Es claro que en la agenda de los candidatos y en definitiva de los nuevos gobiernos debe estar el cierre de brechas, lograr conectividad para todos los colombianos, preparar escenarios regulatorios para la transformación digital y demás.

Es hora de que en la agenda también se plantee pasar a la acción. Es hora de que en la agenda del país y del Gobierno esté usar e impulsar el aprovechamiento de las tecnologías que verdaderamente tienen el potencial de transformar los servicios que prestan las entidades públicas a los ciudadanos.