Observaciones con el telescopio espacial James Webb han permitido apreciar la presencia de una “enorme columna” de vapor expulsada al espacio desde la luna helada de Saturno, denominada ‘Encélado’. Pese a que este hallazgo se produjo en noviembre de 2022, la novedad fue socializada recientemente en el marco de una conferencia realizada en el Space Telescope Science Institute, en Baltimore (EE.UU.).
“Es inmensa”, dijo Sara Faggi, astrónoma planetaria del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA, en la conferencia. No obstante, el descubrimiento está pendiente de un trabajo de investigación completo para conocer más detalles sobre este “penacho masivo”.
La enorme nube acuosa que sale a borbotones de Encélado “podría llevar los ingredientes para la vida más lejos en el espacio de lo que se sabía anteriormente”, explica Nature.com.
Vale la pena reiterar que esta no es la primera vez que los científicos ven a ‘Encélado’ arrojar agua, pero la perspectiva más amplia y la mayor sensibilidad del nuevo telescopio permitieron descubrir que estos chorros de vapor se disparan mucho más lejos en el espacio de lo que se creía anteriormente.
Ahora los científicos han percibido que esta situación se produce muchas veces más profundo de lo que se pensaba, de hecho, también mucho más que el ancho de ‘Encelado’ (el cual tiene un diámetro de aproximadamente 313 millas o 504 kilómetros).
Los científicos se enteraron por primera vez de las explosiones acuosas de Encelado en 2005, cuando la nave espacial Cassini de la NASA captó partículas heladas que salían disparadas a través de grandes grietas lunares llamadas “rayas de tigre”. Las explosiones son tan poderosas que su material forma uno de los anillos de Saturno, según la NASA.
El análisis reveló que los chorros contenían metano, dióxido de carbono y amoníaco, moléculas orgánicas que contienen componentes químicos necesarios para el desarrollo de la vida. Incluso es posible que algunos de estos gases fueran producidos por la vida misma, expulsando metano en las profundidades de la superficie de Encélado, planteó un equipo internacional de investigadores en una investigación publicada el año pasado en The Planetary Science Journal.
El agua es otra pieza de evidencia en el caso de una posible vida en ‘Encelado’. Enceladus está totalmente incrustado en una gruesa capa de hielo de agua, pero las mediciones de la rotación de la luna sugieren que un vasto océano está escondido debajo de esa corteza congelada.
Los científicos estiman que los chorros de agua detectados por el telescopio espacial James Webb y Cassini provienen de respiraderos hidrotermales en el fondo del océano, una hipótesis respaldada por la presencia de sílice, un ingrediente muy común en las cortezas planetarias, en las columnas de vapor, informa Space.com.
Los científicos de la NASA están discutiendo la planeación de futuras misiones de regreso para la búsqueda de signos de vida en ‘Encélado’. El Enceladus Orbilander propuesto, orbitaría la luna durante unos seis meses, volando a través de sus columnas de agua y recolectando muestras necesarias para los estudios que desean hacer.
Luego, la nave espacial se convertiría en un módulo de aterrizaje, descendiendo sobre la superficie de la luna helada. Orbilander llevaría instrumentos para pesar y analizar moléculas, así como un secuenciador de ADN y un microscopio. Cámaras, radiosondas y láseres escanearían remotamente la superficie de la luna, informó The Planetary Society.
Otra misión propuesta consiste en enviar un “robot serpiente” autónomo a las profundidades acuáticas debajo de la superficie de Encélado. El robot, apodado Exobiology Extant Life Surveyor, cuenta con cámaras y lidar en su cabeza para ayudarlo a navegar por el entorno desconocido del fondo del océano bajo el suelo de esta luna.
Con información de Europa Press