Las organizaciones benéficas siempre han tenido un punto débil: su falta de transparencia en lo que respecta al uso que se da a las donaciones recolectadas. Hasta ahora ha sido muy difícil saber si las donaciones se usaban para el fin con el que se habían promovido o tomaban otro rumbo más desagradable, como puede ser la malversación de fondos, financiar campañas sospechosas o incluso proyectos terroristas. Como resultado, a menudo los donantes desconfían de estas organizaciones y esto acaba afectando también a las que cumplen con sus compromisos y sus principios éticos.
Vayamos a la guerra entre Rusia y Ucrania. Muchas organizaciones sin fines de lucro y grupos de ayuda han estado trabajando para proporcionar asistencia humanitaria a los afectados por este conflicto. Las organizaciones benéficas han trabajado duro desde el primer momento para recaudar dinero y auxiliar a los ciudadanos afectados.
Sin embargo, como en todas las organizaciones benéficas, siempre permanece la duda respecto al uso y gestión de las donaciones. Los donantes a menudo se quedan con la incertidumbre de cómo es usado su dinero y si realmente sus donaciones acaban teniendo el impacto esperado para mejorar la vida de aquellos que tanto lo necesitan.
Frente a esta desconfianza, la tecnología puede desempeñar aquí un rol interesante, en particular la tecnología blockchain, o de cadena de bloques, como se traduce al español, que empezó con la primera criptodivisa, el bitcóin, pero que su uso se ha ido extendiendo en muchísimos otros campos que abarcan servicios financieros, sistema sanitario, logística, contratos, seguros y donaciones, entre otros.
Un sistema fiable y transparente
Los principios básicos de la elevada fiabilidad y no vulnerabilidad que ofrece esta tecnología son los que han permitido el auge de su aplicación en campos tan diversos.
La transparencia de la cadena de bloques es especialmente valiosa en aplicaciones donde la confianza y la transparencia son fundamentales, como en el sector financiero y en la gestión de datos sensibles. Dicha transparencia también puede ser útil para garantizar la responsabilidad y la rendición de cuentas en una gran variedad de industrias y organizaciones donde el dinero público o las inversiones forman parte de su sistema.
La tecnología blockchain proporciona el elemento clave para aportar confianza y seguridad a un sistema de transacciones económicas como el de las donaciones. Es una tecnología que ofrece una trazabilidad completa y transparencia del dinero y de sus movimientos financieros, mejorando la seguridad y eficiencia de los sistemas actuales con el fin de prevenir una mala gestión.
Esto implica que cuando una organización benéfica hace uso de la tecnología blockchain el donante puede saber cómo y en qué se está usando su dinero. De modo que los donantes no solo pueden decidir donar su dinero a una determinada causa, sino que también la tecnología blockchain ofrece un sistema natural de selección para premiar aquellas organizaciones que mejor gestionen los recursos económicos cedidos por los donantes y eliminar o expulsar aquellas que gestionen de forma más ineficiente sus donaciones o sean organizaciones menos transparentes.
Este factor convierte automáticamente a las organizaciones benéficas en organizaciones transparentes y eficientes dado que se juegan su reputación en la forma que destinan las donaciones recolectadas.
¿Cómo funciona la tecnología blockchain en las donaciones?
Hay muchas organizaciones benéficas que ayudan a las víctimas de Ucrania. Las más destacadas son Cruz Roja, UNICEF, Cáritas, Mercy Corps, International Rescue Committee (IRC) y Oxfam. La mayoría ha comenzado ya a explorar el uso del blockchain como una herramienta para mejorar la transparencia y la eficiencia en la entrega de ayuda humanitaria.
La principal ventaja de la tecnología blockchain radica en su capacidad para habilitar un sistema seguro y a la vez fiable de certificación de transacciones sin necesidad de intermediarios, de modo que es posible una descentralización de la gestión. Funciona mediante registros digitales enlazados por operaciones matemáticas que verifican distintos usuarios llamados miners y localizados en cualquier parte del mundo.
A un grupo de transacciones se le denomina bloque y un conjunto de bloques forma una cadena. De modo que, cada bloque depende de los anteriores y es imposible que sea modificado o eliminado.
La función intermediaria se resuelve creando una cadena de bloques, similar a un libro de contabilidad público, en el que todas las transacciones quedan anotadas y verificadas por una amplia y descentralizada red informática con distintos usuarios a nivel mundial.
La información en un bloque no se puede modificar una vez que se ha agregado a la cadena, lo que significa que los datos almacenados en blockchain son inmutables y transparentes. Además, la seguridad de la cadena se mantiene mediante un proceso de consenso en el que los usuarios deben verificar cada transacción antes de que se agregue a la cadena. Por esta razón, la tecnología blockchain se convierte en un sistema inmutable en el tiempo y supone un procedimiento ideal para garantizar la transparencia en los procesos de donación.
Aunque esta tecnología empezó y se extendió en los ecosistemas de las criptomonedas y haya organizaciones sin ánimo de lucro que recolecten donaciones en criptodivisas, es importante no confundir el protocolo blockchain, que es un sistema de seguridad basado en la colaboración, con las criptomonedas.
La tecnología blockchain, aplicada al ámbito de las donaciones y organizaciones benéficas, permite la posibilidad de realizar un seguimiento de las donaciones y controlar el destino de los recursos económicos recaudados. Esto permite a los donantes saber dónde y cómo se utiliza su dinero en los distintos proyectos y en la propia organización.
¿Cómo se gestionan los donativos?
La gestión de los donativos a través de la tecnología blockchain se realiza mediante smart contracts o contratos inteligentes. Los contratos inteligentes son acuerdos entre dos o más partes que se programan informáticamente y que siguen unas reglas que han sido aceptadas previamente por todos los participantes.
A diferencia de los contratos verbales o en papel, los contratos inteligentes no están sujetos a la interpretación, pues están compuestos por unos códigos claros de programación con carácter inmutable, es decir, al estar programados se ejecutan automáticamente y no pueden modificarse. Por eso, los smart contracts se activan o ponen en marcha de forma instantánea sin necesidad de terceras personas o agentes externos cuando se cumplen las condiciones programadas.
Estos contratos establecen las reglas específicas para la distribución de fondos y la realización de transacciones y pueden ser programados para garantizar que los donativos solo se entreguen a destinatarios legítimos y se utilicen para los fines previstos.
Así pues, si una organización benéfica determina a través de sus smart contracts el uso que va a dar a las donaciones recolectadas, automáticamente cuando se cumplan las condiciones, los códigos de programación se ejecutaran sin intervención de terceras personas y sin posibilidad de destinar los fondos a otros fines distintos a los establecidos en el contrato.
Además, aparte de garantizar el cumplimiento que se establece en los contratos inteligentes, la transparencia de la cadena de bloques permite a los donantes rastrear el progreso y la utilización de sus donativos en tiempo real. Estos elementos, sin lugar a dudas, permiten fomentar la confianza en las organizaciones sin fines de lucro y aumentar la responsabilidad y la rendición de cuentas.
El futuro de las organizaciones benéficas
La tecnología blockchain abre una puerta a la esperanza dado que ofrece una alternativa excelente para gestionar donativos de forma segura y transparente, permitiendo aumentar la confianza de los donantes y mejorar la eficiencia de estas organizaciones.
Esta nueva revolución tecnológica está cambiando a la sociedad, empresas y organizaciones, en especial a las organizaciones benéficas, dado que permite minimizar costes administrativos mediante la automatización, ofrece una mayor rendición de cuentas a través de contratos inteligentes y permite a los donantes ver con mayor claridad el destino de sus fondos.
Blockchain se convierte así en una tecnología prometedora para las organizaciones benéficas que buscan fomentar la transparencia y, al mismo tiempo, reducir el riesgo de fraude. Esta tecnología puede ayudar a devolver parte de la credibilidad perdida a aquellas organizaciones benéficas que demuestren ser merecedoras de la confianza del público.
Por: Elisabet Ruiz Dotras
Profesora en finanzas, UOC - Universitat Oberta de Catalunya
The Conversation
El artículo original fue publicado en la revista Telos de Fundación Telefónica.