La carrera espacial y las diferentes agencias buscan, con el pasar de los meses, tener temporadas mucho más largas en el espacio; así mismo, están planeando regresar a la Luna y poder llevar personas a Marte.
Pese a esto, uno de los grandes inconvenientes que tiene la Nasa, por ejemplo, es el de la comida, pues actualmente los astronautas se alimentan con sustancias preenvasadas que tienen una vida útil de 18 meses, tiempo que no es suficiente, si se piensa en realizar misiones al planeta rojo o de instalarse en la Luna.
Para intentar solucionar este inconveniente, la propia Nasa organizó el Deep Space Food Challenge, un concurso que vinculó a más de 200 empresas que tendrán que exponer sus ideas para lograr un alimento saludable, práctico, fácil de transportar y que pudiera agregarse a las diferentes misiones espaciales.
La fase uno de concurso ya finalizó y dejó a 11 compañías en la fase dos; allí recibieron un auxilio de 20.000 dólares para seguir adelante con sus proyectos, los cuales están enfocados en alimentar a una tripulación de cuatro astronautas durante 3 años, algo que resulta verdaderamente retador para los participantes.
“La Fase 2 fue una especie de demostración a nivel de cocina. La Fase 3 va a desafiar a los equipos a escalar sus tecnologías”, explicó Angela Herblet, directora del proyecto para el desafío de la NASA a MIT Technology Review.
Dentro de las compañías aspirantes a quedarse con este challenge se encuentra Air Company, la cual está instalada en Nueva York, y la dueña de una curiosa idea que podría otorgarle el primer lugar.
Los genios detrás de esta empresa pretenden fabricar un sistema que utilice el dióxido de carbono expulsado por los astronautas fuera de la Tierra para poder convertirlo en alcohol, lo que les permitiría cultivar alimentos.
“Es hacer comida del aire. Suena como magia, pero cuando lo ves funcionando es mucho más simple. Tomamos CO2, lo combinamos con agua y electricidad y hacemos proteínas”, explicó Stafford Sheehan, cofundador de Air Company.
A través de este mecanismo, la compañía ya ha sido capaz de fabricar combustible para aviones y perfumes y está detrás de poder alimentar a los astronautas en un futuro, por lo que al concurso se presentó con un batido de proteínas que se podría llevar en las próximas misiones a la Luna y Marte.
Sonda Juno, encargada de explorar Júpiter, logra un hito sin precedentes para el estudio del gigante gaseoso
La Nasa confirmó un hecho sin precedentes en su carrera por conocer mucho más de cerca a Júpiter y sus diferentes lunas; se trata de la mayor aproximación a Ío, el tercer satélite en tamaño que órbita al gigante gaseoso y que ha sido observado desde hace muchos años.
Según trascendió, la misión Juno logró acercarse a 35.500 kilómetros de este cuerpo celeste luego de tres años de tareas en el espacio y con las cuales busca enviar a la Tierra datos mucho más profundos sobre Júpiter y el sistema de anillos donde se ubican sus lunas interiores.
Desde que saltó al espacio el 5 de agosto del 2011, ha navegado por él hasta instalarse en la órbita de este planeta para investigar a fondo su atmósfera, su origen, su estructura y cómo ha evolucionado dentro del sistema solar.
Juno ha logrado realizar cerca de 50 sobrevuelos al gigante gaseoso y ha podido tener acceso a información de tres de las grandes lunas de este planeta: Europa, Ganímedes e Ío, a la cual logró acercarse bastante en su última aproximación.
“Ío es el cuerpo celeste más volcánico que conocemos en nuestro sistema solar. (...) Al observarlo a lo largo del tiempo en múltiples pases, podemos observar cómo varían los volcanes: con qué frecuencia entran en erupción, qué tan brillantes y calientes son, si están vinculados a un grupo o solos, y si cambia la forma del flujo de lava”, explicó Scott Bolton, investigador principal de Juno del Southwest Research Institute en San Antonio.
Según los responsables de la misión, se están adentrando en otra etapa de este proceso que permitirá imágenes mucho más sorprendentes mientras se acerquen cada día más; de hecho, tiene previsto en julio y octubre nuevos sobrevuelos antes de que en diciembre y en febrero logren estar a 1.500 kilómetros de ese atractivo cuerpo celeste.
“Estamos entrando en otra parte increíble de la misión de Juno a medida que nos acercamos más y más a Ío con órbitas sucesivas. Esta órbita 51 proporcionará nuestra mirada más cercana hasta ahora a esta luna torturada. (...) Nuestros próximos sobrevuelos en julio y octubre nos acercarán aún más, antes de nuestros encuentros de sobrevuelo gemelos con Ío en diciembre de este año y febrero del próximo año, cuando volemos a menos de 1.500 kilómetros de su superficie. Todos estos sobrevuelos están proporcionando vistas espectaculares de la actividad volcánica de esta increíble luna. Los datos deberían ser sorprendentes”, agregaron.