Mientras avanza la carrera espacial y la Nasa se plantea regresar a la Luna y llevar por primera vez astronautas a Marte, los equipos de científicos que trabajan en identificar y mitigar los riesgos a los que se verán enfrentados los integrantes de esta misión.
El polvo abrasivo, la radiación en el espacio y las temperaturas extremas son tan solo algunas de las variables que han tenido que contemplar quienes están a cargo de brindar seguridad de los astronautas que pasarán a la historia como los primeros en llegar al planeta rojo.
Entre todo lo que han identificado como peligroso, hay algo que parece sencillo, pero que es realmente un peligro para toda la misión, pues la vida de los propios astronautas estaría en peligro.
Se trata del uso de la ropa interior, pues los trajes que utilizan para visitar el espacio tienen ciertos protocolos y representan algunos problemas, pues fueron diseñados hace más de 45 años, en la época de los transbordadores y cuando cada uno de ellos era personalizado.
En medio de la actualización que se ha propuesto la Nasa, estos pesados y avanzados trajes tendrán que ser compartidos, lo que supone un riesgo para la higiene personal, pues no habrá posibilidad de someterlos, en medio de los viajes a Marte o la Luna, a los rigurosos procesos de limpieza en su interior.
“Pero en los hábitats de la Luna o más allá, lavar el interior de los trajes espaciales de forma constante puede no ser práctico. Además, lo más probable es que los trajes espaciales se compartan entre distintos astronautas y se almacenen durante largos periodos entre usos, en condiciones potencialmente favorables para los microorganismos. Por eso necesitábamos encontrar soluciones alternativas para evitar el crecimiento microbiano”, dijo Malgorzata Holynska, ingeniera de materiales y procesos de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Según explica la experta, ponerse un traje espacial no es nada sencillo, pues consta de varias capas y pasos para poder equiparse. Lo primero que se debe hacer es colocarse una especie de pañal desechable llamado Maximum Absorbency Garment; luego, se viste una prenda térmica y por último la ropa interior larga, llamada LCVG (Liquid Cooling and Ventilation Garment), la cual tiene unos tubos que se encargan de suministrar el agua fría al astronauta para que se mantenga hidratado y con buena temperatura corporal.
Según Holynska, el tener que compartir estos trajes es un riesgo para las misiones de largo aliento: “Los tejidos para vuelos espaciales, especialmente cuando están sujetos a contaminación biológica, por ejemplo, la ropa interior de los trajes espaciales, pueden plantear riesgos tanto técnicos como médicos durante los vuelos de larga duración”.
Para intentar solucionar esto y minimizar los riesgos, se han contratado varias compañías que están trabajando en encontrar tejidos que contengan materiales antimicrobianos que no causen molestias ni irritación luego de varias horas de uso; en este sentido se han vinculado a los propios microorganismos para entender la forma como se protegen de sus depredadores naturales y así poder utilizar esta tecnología en el desarrollo de la indumentaria espacial.
“Los resultados de PExTex y BACTeRMA sientan las bases para futuros desarrollos en los ámbitos de los tratamientos antimicrobianos y la integración de tecnologías textiles inteligentes”, indicó el director de OwEF, compañía encargada del desarrollo de esta tecnología, Gernot Grömer. “Además, estos proyectos podrían tener implicaciones más amplias para la industria textil, al demostrar la viabilidad y la importancia de desarrollar textiles innovadores con propiedades especializadas”, agregó.
Se espera entonces que la industria textil al servicio de la Nasa pueda encontrar los trajes y materiales necesarios para que la salud de los astronautas este garantizada al igual que el éxito de la misión.