La tecnología no solo han traído cambios positivos en la forma de comunicarse de las personas, sino nuevas opciones, efectivas y llamativas, que usan los cibercriminales para captar la atención de sus posibles víctimas y así lograr estafarlas. A través de las plataformas digitales utilizan diversas estrategias para engañar a los usuarios, quienes corren el riesgo de que sus cuentas bancarias sean desocupadas.
Recientemente, se ha conocido un nuevo modus operandi en redes sociales que está siendo utilizado por los ciberdelincuentes a través de una modalidad de estafa conocida como “cambio del plástico”. Se trata del hurto de tarjetas de crédito por el reemplazo de una falsa, casi idéntica a la original.
Un usuario alertó sobre cómo logró salvarse de que le robaran su dinero. Según declaraciones, este timo funciona, primero, cuando el estafador se comunica con la posible víctima para informar sobre la renovación del plástico de una tarjeta de crédito con un supuesto banco, donde le prometen que se realizará sin costo adicional y a domicilio.
Una vez la persona acepta, los miembros de la supuesta entidad bancaria, quienes en realidad son delincuentes, se presentan en el domicilio disfrazados de domiciliarios, con el objetivo de hacer entrega del plástico nuevo. Sin embargo, la estafa se hace válida cuando solicitan la tarjeta “anterior” para su supuesta destrucción.
Aunque en muchas ocasiones lo efectúan frente a la persona, para no levantar sospechas, en realidad, al momento de retirarse, vuelven a armar el plástico y es ahí donde usan los datos personales y realizan comprar fraudulentas sin que la víctima se dé cuenta, suplantando la identidad de la persona afectada y provocándole grandes problemas financieros.
“Me llamaron, supuestamente, de Davivienda para decirme que me iban a cambiar de tarjeta, el plástico, y que iban a traérmela. Llegó un repartidor, se hizo pasar por trabajador de Domesa, cuando un tío que trabaja con ellos me dijo que no tienen ningún convenio, pero aun así el señor me dijo que debía presentarle mi cédula y la tarjeta, porque debía destruirla”, alarmó la denunciante que por poco se ve perjudicada.
No obstante, en ese momento, la persona advirtió que verificaría el procedimiento con el banco y fue ahí cuando el repartidor terminó por ahuyentar al delincuente, quien no tuvo más que dejar la tarjeta de crédito en la entrada del conjunto donde reside la víctima.
Ante esta denuncia, varios usuarios comentaron en la publicación haber sido víctimas de algo similar: “Es muy fácil identificar quién es responsable por el robo. La bolsa está numerada y con ese dato se le hace seguimiento a quien la compró”; “A mí me pasó algo similar hace unos años con Colpatria, sumado a que el mensajero traía unas letras en blanco que debía firmar. Al preguntarle por qué y mostrarle la cámara del edificio salió corriendo”; “Me pasó algo similar con Bancolombia. El mensajero me dijo que traía unos documentos que debía firmar y cuando le dije que debía llamar al banco para confirmar salió con la excusa de que tenía afán por hacer sus otras entregas”.