Los ataques informáticos no cesan y cada vez más personas se ven afectadas por esta problemática, que ha crecido exponencialmente en los últimos años. En la era digital, es común escuchar el término “ciberdelincuencia”, que se refiere a todos los delitos cometidos mediante dispositivos electrónicos e internet, como computadoras, celulares, wifi y otros. Esto incluye una variedad de actividades ilegales, como el robo de datos, el fraude en línea, el acoso cibernético, el phishing y los ataques de ransomware, entre otros.
Estas amenazas cibernéticas impactan de diversas maneras a los usuarios. Una de ellas está relacionada con el impacto financiero, dado que pueden sufrir pérdidas económicas debido a fraudes y robos de información. Además, la información que cae en manos de los delincuentes puede llevar a la exposición de datos confidenciales, afectando tanto a individuos como a empresas.
La creciente dependencia de la tecnología y la digitalización en la vida cotidiana convierten la ciberdelincuencia en un desafío constante, lo que resalta la necesidad de mejorar la educación en ciberseguridad y fortalecer las leyes y regulaciones en este ámbito. En este contexto, han surgido nuevas modalidades de estafa que casi siempre persiguen el mismo objetivo: obtener un beneficio económico. Ahora, los afectados son los estudiantes universitarios. Según el portal La Vanguardia, se ha expuesto un temido modus operandi que ha generado preocupación entre muchos.
Recientemente, se ha conocido que los delincuentes están suplantando la identidad de centros educativos para exigir el pago de matrículas atrasadas. Aunque operan de manera sencilla, la modalidad está tan bien diseñada que las víctimas no sospechan que están cayendo en una trampa peligrosa. El Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) de España ha alertado que los delincuentes envían correos electrónicos a estudiantes haciéndose pasar por la universidad a la que están matriculados. En esta comunicación, se les informa sobre un retraso en el pago de tasas de matrícula, advirtiendo que, de no saldar la deuda, su inscripción será cancelada y no podrán continuar con sus clases.
El tiempo es clave en esta estafa, dado que se busca generar presión y miedo en las víctimas, facilitando así el cumplimiento de la solicitud de los criminales. Esto se logra indicando una fecha límite para realizar el pago, que generalmente es muy cercana y requiere acción inmediata, lo que minimiza la posibilidad de que alguien sospeche que se trata de una estafa.
Una de las características que hace aún más atractivo el correo es el uso de un lenguaje formal, junto con la inclusión de detalles como el logo de la universidad, la tipografía y otros aspectos que contribuyen a una suplantación de identidad casi perfecta.
Aunque es una alerta lanzada por expertos en Europa, es importante recordar que estas modalidades de estafa se expanden rápidamente a todo el mundo, dejando a miles de personas vulnerables y propensas a ser víctimas de estos piratas informáticos. Por ello, es fundamental verificar con la entidad si la comunicación es legítima y, en caso contrario, reportar el incidente a las autoridades competentes de cada país.